Las Mentiras de Mr. Rubio 7. ¿Deportarán al sr. Cicilia?
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El secretario de Estado Marco Rubio durante una reunión de su gabinete en la Casa Blanca el mes pasado. Foto Pete Marovich para The New York Times
Sabido es la intensidad con que el actual mandamás de la Casa Blanca dice trabajar por sacar a cuanto inmigrante circule por las calles de su país, en particular quienes tienen algún tipo de antecedente penal.
En su más reciente aparición televisiva o show, bolígrafo en mano, Trump aprobó una nueva norma para gestionar la fiebre del fentanilo, que tiene a esa sociedad al borde del colapso. La denominada Ley para Detener Todo Tráfico Letal de Fentanilo (HALT Fentanyl Act por sus siglas en inglés) establece claramente que un agravante al ya serio delito de tráfico de drogas, es que sea un inmigrante.
La disposición se une a otras declaraciones y en general a la política o politización de este asunto, que califica de delincuente a cuanto inmigrante irregular hay en EEUU, con especial empleo de epítetos a los asociados al tráfico de drogas, empeñándose en mostrar que todos los deportados o deportables han cometido alguna felonía.
La criminalización de la migración, constituye el principal, sino el único argumento que está usando la Casa Blanca para el despliegue altamente represivo, de sus unidades encapuchadas de oficiales de migración, que tienen como meta garantizar nuevos record de expulsados, sin mucho trámite.
La también denominada ”tolerancia cero” de Trump, involucra orgánicamente al Departamento de Estado, que debe aplicarla en tanto afecta a figuras y estructuras criminales extranjeras, y que conlleva la persecución de individuos vinculados al narcotráfico, incluso si los delitos fueron cometidos decenios atrás.
Establecido el contexto, y la prioridad que Trump le da al tema, viene al caso la pregunta: ¿deportarán a Cicilia?, para empezar, ¿quién es el tal Orlando Cicilia?, su nombre y apellido completo.
Emigrado desde Cuba cuando tenía 15 años, en 1971, Cicilia terminó nada menos que casado con Bárbara, la hermana mayor del secretario de estado, Mr. Rubio; es el cuñado de este, con el que mantiene una fluida relación y de quien ha obtenido apoyos importantes para su maratónica carrera política.
Pues resulta que Orlando Cicilia cumple todas las generales de la ley, de la política y de los recurrentes dichos de Trump, para ser deportado. Si, Cicilia es un ex convicto por tráfico de drogas y es un emigrante, no importa el grado de regulación del que disfrute, algo también oportunamente aclarado, es decir, que es irrelevante su estatus, si cometió delito en el pasado, por el que cumplió condena, igual es sujeto de deportación, por si las moscas deben pensar.
En 1989 el cuñado de Mr. Rubio fue arrestado en lo que se denominó la “Operación Cobra”, sentenciado a 35 años de cárcel acusado de conspirar para distribuir cocaína y marihuana, incluido su membresía a una banda que entre otras fechorías, asesinó o en su lugar corrompió, a miembros de la policía de Miami.
Coincidiendo con el ascenso político de su cuñado Marco, Cicilia salió de prisión en el 2000, y aunque no hay pruebas públicas de que una cosa está vinculada a lo otro, algunos medios de la época naturalmente establecieron dicha asociación. A lo anterior se sumó otro escándalo posterior, cuando Rubio, en su calidad de jefe de la mayoría de la Cámara de Representantes de Florida, presionó a favor de conceder al cuñado una licencia para negocios de bienes raíces.
En esta sórdida historia, que adquirió cierta y lógica notoriedad cuando Mr. Rubio quiso ser presidente del país en el 2016, trascendió en medios locales de Miami que es muy probable que en el momento del zafarrancho, cuando cayó preso Cicilia, el ahora secretario de estado estuviera al tanto del delito que se cometía.
En efecto, el centro de comando de las operaciones de Cicilia estaba establecido en la mismísima casa del matrimonio de Bárbara y Cicilia, ubicada para entonces en la barriada de West Kendall, al suroeste de la ciudad de Miami. En ese inmueble el joven Rubio vivió un tiempo y después concurría asiduamente al lugar, donde había por cierto un almacén, literalmente, de empaques de drogas, efectivo y otros insumos empleados para la comisión del mencionado delito.
Por aquel ahora lejano 2016, Mr. Rubio juró que estaba al margen, que era algo privado, añadían sus voceros de campaña cuando eran interpelados por tan delicado asunto. Es decir, Mr. Rubio mintió siendo fiel a su costumbre.
De manera que el expediente Cicilia adquiere de repente una inusitada actualidad por lo ya explicado, relacionado con las nuevas políticas antinmigrantes y cómo encaja su perfil en estas.
También la pregunta inicial puede vincularse a la forma en que las autoridades estadounidenses están actuando con otros emigrados cubanos, incluido los que tienen años de residencia en ese país, pero que al tener antecedentes penales están siendo objeto de procesos o ya han sido deportados, algunos a los confines del mundo sin mucho miramiento.
Se calcula que no menos de 42 mil cubanos pueden ser expulsados y según la retórica de la administración, todos o la inmensa mayoría son ex convictos o como mínimo violadores de la ley, por el mero hecho de permanecer en el país sin papeles. Vuelve la pregunta, ¿Cicilia está en esas estadísticas? ¿Debería estar?
O una consulta todavía más urgente. ¿Qué debería hacer el secretario Rubio? Recordemos que una de sus lanzas de ataques a terceros es eliminar visados y permisos de entrada a EEUU. Y ha expresado que vivir en ese país es un privilegio, que no todos lo merecen, mucho menos los criminales y sobre todos los narcos inmigrantes.
¿Contribuirá Mr. Rubio a la deportación de Cicilia, acorde a las precisas indicaciones del mandatario?
La pregunta es como mínimo retórica, porque se sabe la respuesta que el secretario Rubio ofrecerá. ¡A mi familia nadie la toca!, dirá, total eso fue lo que respondió el jefe Trump cuando le interpelaron respecto a su esposa inmigrante, claro que esta no ha sido condenada por narcotráfico como Cicilia, francamente no es lo mismo.
También Cicilia tiene otra cosa a favor, se calcula que tiene una fortuna valuada en varios cientos de millones de usd, quien sabe cómo la consiguió, aunque se ha establecido que nunca aparecieron los 15 millones de usd, que le dejó el tráfico de estupefacientes a Cicilia; es probable entonces que esa cifra sea el capital semilla de la actual prosperidad de esta peculiar familia.
Por tanto el cuñado de Mr. Rubio no debería preocuparse porque está en un país donde casi desde sus orígenes el dinero habla más alto que la moral, y además es virtualmente impune al contar con el apoyo de la “cosa nostra” de origen cubano de Miami, que acompaña e infla a Mr.Rubio. En cualquier caso, si lo llegaran a deportar, desde luego en Cuba nadie lo quiere, que vean para donde lo mandan.
Por cierto, #NarcoRubio es el hashtag que de forma creciente, identifica los mensajes sobre el secretario de estado en la red social X. Todo permite concluir que es cierto.












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