La eterna espera de África

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La eterna espera de África
Fecha de publicación: 
26 Mayo 2023
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Fotografía tomada de https://www.nationalgeographic.es

África pareciera ser el último de los continentes y que el azar se ensaña con él porque de allá solo nos llegan noticias de desgracias. Poco conocemos de ese territorio de gran dimensión, pero lo seguro es que África es más que desiertos, safaris, tribus y subdesarrollo.

Por ejemplo, algunas teorías sostienen que África es cuna de la humanidad porque allí se originó nuestra especie y luego se repartió hacia el resto del planeta; además, posee riqueza natural de considerable valor sustentada en petróleo, diamantes, y oro, entre otros minerales, además de maderas y marfil. Todo ello le hacen ser un continente rico, pero muy codiciado. Por ese motivo hoy gran parte de África sufre los resultados de la devastación por constante saqueo, guerras, y, por si fuera poco, el cambio climático.

Y como todo es un sistema, tal desdicha basada en la ambición humana, agravada por la ira de la naturaleza, es la causa de siglos de sumisión, explotación, por tanto, inestabilidad política, pobreza, extrema en muchas zonas como el llamado Cuerno de África, un área de pequeño tamaño, pero de enormes carencias.

El Cuerno de África abarca solo unos pocos países (Somalia, Yibuti, Eritrea, Etiopía, y según la fuente también se puede incluir a Kenia y Sudán) de los más de 50 de todo el continente africano. No obstante de ser pequeño con respecto al resto, en la actualidad es conocida por ser una de las regiones más pobres del mundo, en parte por la sequía que los golpea desde hace varios años, considerada la peor de las últimas cuatro décadas.

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Fotografía tomada de https://www.nationalgeographic.es

Con la excesiva y constante falta de agua llegan también la insalubridad, la enfermedad, la escasez de alimentos, y por tanto la desnutrición. Solamente en Somalia murieron cuarenta mil personas en 2022 por consecuencias de la sequía, de acuerdo con un informe del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres. Y no parece ser un problema del cual podrán salir fácil, tampoco será rápido, necesitan la implicación de muchos factores, sobre todo, economía.

Además de las condiciones climatológicas, está la crisis humanitaria generada por diversos elementos. Pesa el vaivén político que provoca conflictos bélicos prolongados en el tiempo, y por tanto arrastra destrucción, abuso, muerte, migración, una lista numerosa de males que no mejoran con solo voluntad porque uno es secuela del otro, muy difícil de erradicar.

Es por eso que en variadas ocasiones la comunidad internacional ha convocado a actuar para ayudar al Cuerno de África. El mismo Guterres, desde la ONU, pidió recientemente impulsar una campaña de financiamiento para cumplir los Planes de Respuesta 2023 en las naciones que componen esa región.

Lo ideal sería no depender de otros, no pedir socorro, ser suficientes, pero ahora no es posible porque no son capaces por los motivos históricos que sean. Un dato de color es que solo esa área necesita fondos de miles de millones de dólares. Por tanto toca aceptar el llamado y asistir,. El máximo representante del organismo asegura que se trata de una emergencia, y que es preciso acabar de inmediato con la amenaza del hambre para que no mueran más personas y se convierta en catástrofe.

Sin embargo, sabemos que no será la solución. Es probable que al principio el proyecto funcione, y salven vidas, pero la dificultad es aún mayor, es sistémica, y tiene que ver con mentalidad, con atraso en muchos sentidos, con la herencia opresiva que padece no solo el Cuerno de África sino, prácticamente, todo el continente, donde, además, están muy presentes los intereses de las grandes potencias mundiales más atraídas por sus beneficios que en las secuelas, mucho menos en colaborar.

Todas esas condiciones hacen que África, y más el Cuerno de África, sean territorios a los cuales les cuesta mucho prosperar y avanzar para alejarse de la dominación y el sufrimiento. Son demasiadas las comunidades vulnerables, suman millones las personas que viven una crisis tras otra, amenazadas por el hambre y el hombre, obligados al desplazamiento con la estela de la violencia y la muerte dibujada en el rostro, con un futuro incierto, con poco acceso a la educación, la salud, y otros servicios esenciales.

Para evitar el caos todo está cantado, solo falta la acción, que no es únicamente donar dinero y recursos, es dejar de aprovecharse del contexto. Es responder con celeridad, y ya que es imposible devolver todo lo saqueado y las vidas mutiladas, al menos promover ambientes idóneos, no azuzar los enfrentamientos internos, y acompañar la situación, no desde la barrera sino en el terreno, porque solos no podrán. Mientras así no sea, África en espera.

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Fotografía tomada de https://www.nationalgeographic.es

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