Einstein y la felicidad
especiales
Fotografía tomada de https://hipertextual.com
Hace seis años fueron vendidas por más de un millón y medio de dólares dos notas que escribió el famoso científico alemán Albert Einstein, no sobre algún tema físico, como creería cualquiera, sino sobre la felicidad. Sí, ese estado que perseguimos durante toda la vida, que es subjetivo, variable de persona a persona, pero que es, en definitiva, la meta de plenitud que involucra solo sentimientos positivos.
En pocas palabras, lo escrito por Einstein en 1922 trasciende hasta hoy como clave para conseguir la satisfacción total. Se trata de dos papelitos manuscritos, sin ningún rigor, y medio apurado, para un mensajero que le alcanzó al reconocido erudito un paquete hasta una habitación del Hotel Imperial de Tokio, en Japón, donde se encontraba hospedado. Casi cien años después, salió a relucir el consejo que Einstein dejó en forma de gratitud para aquel muchacho, y mantiene toda su vigencia.
En apenas cuatro líneas, el Premio Nobel de Física 1921 resumió lo que para muchos es fundamental, aunque a veces algunos perdamos el norte y la paciencia en cuanto a las emociones y la parte práctica de nuestra existencia. Uno de los textos, en su idioma natal, dice que Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica. El otro refiere que Donde hay voluntad, hay un camino.
Fotografía tomada de https://www.elmundo.es
Aunque es muy personal, no son demasiadas las interpretaciones. Las frases son, realmente, una lección simple que pudiera dar cualquier individuo. Además de invitarnos a la reflexión sobre los objetivos que nos planteamos, nos acerca un poco al llamado padre de la teoría de la relatividad, lo humaniza, lo saca del laboratorio donde siempre lo imaginamos, y nos hace formarnos un juicio sobre él. De modo que, Einstein, quien se dedicó por entero al estudio de la ciencia con importantes resultados sobre la materia, la gravedad y el efecto fotoeléctrico, muy probablemente creía que la ostentación no satisface por completo, sino, vivir de manera sencilla, y tener motivaciones, pero no amarrarnos a la idea de triunfar, mucho menos dejarle a lo material toda la responsabilidad de satisfacernos.
Es cierto que resulta complejo desligarse de lo tangible porque casi siempre creemos que necesitamos muchísimo ornamento para vivir; sin embargo, si nos detenemos a pensar, seríamos más felices si nuestras aspiraciones fueran menos corpóreas, por ejemplo, si basamos nuestra satisfacción en deseos más terrenales, más simples de lograr, estaríamos menos tiempo contrariados.
Las notas de Einstein destacan por su sabiduría popular, y aunque cobraron valor por ser escritas por uno de los más distinguidos científicos de todos los tiempos, no deja de ser muy apropiado. En pocas palabras nos revela su filosofía sobre la austeridad, y sería muy sensato tenerlo en cuenta.
De acuerdo con sus memorándums vendidos en la casa de subastas Winner's Auctions, de Jerusalén, el genio entendía la vida sin tanto enredo sobre ese asunto universal relacionado con las metas a alcanzar. Nos deja muchas enseñanzas, se refiere a la importancia de tener la voluntad de crear, buscar, y cumplir objetivos de la manera más sana y modesta posible. Tiene un poco que ver con la relación que tenía Einstein con la fama, a la cual, creemos, nunca se adaptó.
La sociedad contemporánea no ayuda con el consumismo y la inmediatez mediando en todos los procesos. Por tanto, hace un siglo Einstein nunca pudo imaginar que su teoría de la felicidad iba a ser hoy más necesaria que nunca como premisa, pues apunta a lo que en realidad es esencial: nuestro paso por este mundo es demasiado fugaz como para transitar angustiados por la obsesión de lograr propósitos tendenciosos, superficiales.
Eso no quiere decir que no esté bien tener ambiciones y que la conformidad es el camino. ¡Claro que no! Los deseos son importantes para la realización personal, pero lo que me parece desacertado es basar nuestra existencia en aspiraciones superfluas, en sueños no aterrizados, imposibles de cumplir, y que por tanto nos genere frustración. La recomendación de Einstein es trazarse intenciones concretas, objetivas, y entender que vivir sin tanta fanfarria puede ser muy enriquecedor.
Resumiendo, aunque su visión es muy interesante, no se trata de una receta, pero sí un llamado a valorar que a veces perdemos un tiempo precioso corriendo detrás de ideas caprichosas y rimbombantes.
Lo paradójico es que Einstein ofreció ese consejo sobre una vida sencilla, y las notas fueron vendidas por una suma millonaria de dólares. Gracioso, ¿verdad?
Fotografía tomada de https://www.elindependiente.com
Fotografía tomada de https://www.20minutos.es
Añadir nuevo comentario