65 años mirando la historia

Después de tres años de construcción, el 19 de marzo de 1958 fue inaugurado el otrora hotel Habana Hilton, un mítico inmueble ubicado en una de las esquinas más famosas del habanero barrio El Vedado, L y 23, que por ese tiempo vivió su esplendor en cuanto a crecimiento urbano, y en la actualidad continúa siendo epicentro citadino.

Su diseño estuvo a cargo del estudio de arquitectura estadounidense Welton Beckett & Associates y la firma cubana Menéndez-Arroyo, y aunque ahora la ciudad exhibe edificaciones de gran tamaño, en su momento el Habana Hilton, con sus 27 pisos, fue el hotel más alto y grande de Latinoamérica.

A más de 200 metros por encima del nivel del mar, desde sus inicios destacó por su prestancia y por ofrecer una vista panorámica de la capital, más allá de la línea de la costa norte. Distinguía fácilmente en el entorno no solo por su dimensión, sino por su estructura, que destaca con contornos rectos de hormigón armado, más sus columnas con ábacos y capiteles.

Costoso, elegante, imponente, con un estilo moderno, muy llamativo por su belleza y el cuidado de los detalles, era administrado por la empresa norteamericana de hotelería Hilton, y desde su apertura fue el favorito de turistas.

Símbolo de la época, desde muy temprano participó en el proceso revolucionario. Fue allí donde, durante tres meses, se instauró el puesto de mando del gobierno naciente, con Fidel Castro al frente. En la habitación nombrada La Castellana, la 2324, se orquestó el inicio de la Revolución Cubana, donde se tomaron las primeras medidas de carácter social, se realizaron importantes reuniones, conferencias de prensa, entrevistas, y hoy se conserva como antaño, como verdadera pieza museística.

Luego de algunas desavenencias entre la Hilton y la dirección del país, a mediados del año 1960 el hotel fue nacionalizado, y desde entonces ostenta el nombre de Habana Libre.

Fotografía tomada de https://escenashabana.files.wordpress.com

Su ubicación exclusiva, céntrica, rodeado de importantes enclaves económicos y culturales, le otorga privilegios de preferencia. Posee un encanto especial. Se encuentra en una zona muy popular y concurrida, sin embargo, con solo traspasar su umbral, inunda la calma. Recibe un lobby de gran amplitud, muy iluminado, con un decorado singular, lindo y sencillo, que al mismo tiempo permite la coexistencia de muchas personas en varios ambientes, sin que parezca recargado ni se imponga uno sobre otro.

En la actualidad, además de habitaciones de diferentes categorías, desde estándar hasta de alta gama, la instalación de cuatro estrellas cuenta con tiendas; oficinas de agencias de viajes; cafeterías; bares; restaurantes; salas para eventos, reuniones y conferencias, un cabaret y una piscina.

Su majestuosidad tiene el valor agregado de exclusivas obras de artes plásticas con carácter patrimonial que allí atesoran con mucho orgullo, como el mural frontal de la creadora Amelia Peláez, Las frutas cubanas, uno de los más grandes del país, con una superficie superior a los 600 m². Es visible desde lejos y resulta sello del hotel con sus seis millones 700 mil piedras de pequeño tamaño o teselas de pasta de vidrio. También en su interior exhibe El carro de la Revolución, del pintor y ceramista Alfredo Sosabravo, quien utilizó más de 500 piezas de cerámica para su realización. Y otra de las creaciones que lo engalana es el mural Historia de las Antillas, del reconocido artista René Portocarrero. Durante más de 60 años, los salones de la instalación han mostrado exposiciones de la vanguardia artística cubana, como fuente inagotable de promoción de la cultura nacional.

Fotografía tomada de Internet

Además de su participación protagónica en el estallido social cubano y su vínculo con el arte, el esplendor del hotel Habana Libre se mide por las personalidades que ha hospedado y los acontecimientos acogidos. La primera mujer cosmonauta, Valentina Tereskova; los actores Elizabeth Taylor, Mario Moreno y Matt Damon; la cantante Sara Montiel, y la modelo Naomi Campbell, son solo algunos de ellos.

Por su localización favorecida ha sido sede de eventos y congresos internacionales de las esferas político-social, científica, cultural y deportiva, como competencias de ajedrez, y la escalada, en 2013, del conocido como hombre araña francés, Alain Robert, quien tardó menos de media hora en su ascenso. Trascendental fue en 1998 cuando alojó a más de dos mil reporteros de todo el mundo durante la visita del papa Juan Pablo II, y en 2016, al funcionar como centro de prensa oficial durante la visita del entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama. También allí se han realizado significativas cenas de gala, convenciones de salud, de derecho, y mucho más.

Así, 65 años después, más allá de su valía arquitectónica y su diseño vigente y moderno, el hotel Habana Libre se mantiene como representación de un período, y uno de los lugares más emblemáticos de la capital cubana. Por ello, durante todo este año 2023 organiza una agenda de actividades para celebrar su recorrido por la historia. Entre lo más significativo se encuentra una competencia de coctelería y exposiciones de obras de arte.