Contra el pueblo afgano: Crueldad, arma imperial

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Contra el pueblo afgano: Crueldad, arma imperial
Fecha de publicación: 
25 Enero 2022
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Una mujer afgana pide limosna durante una nevada en Kabul. Foto: EFE

China, Rusia e Irán, a pesar de ciertas aprensiones con el gobierno talibán, han enviado ayuda al pueblo afgano ante las bajas temperaturas y el congelamiento de las cuentas del gobierno en el exterior por Estados Unidos, lo cual no permite comprar alimentos y otros insumos necesarios para evitar el agravamiento de la hambruna que está aconteciendo en la nación centroasiática.

Las tres naciones han pedido la conformación de un gobierno inclusivo que haga todos los esfuerzos necesarios para evitar que grupos terroristas incursionen en países vecinos, especialmente las huestes del Estado Islámico o Daesh que persisten aún con sus atentados suicidas y ametrallamientos a civiles indefensos y que fueron trasladadas desde Siria por Estados Unidos, como un último recurso para que eliminaran a los combatientes que derrotaron al propio EE.UU. y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Ahora, como venganza, el Imperio quiere que la nación afgana no viva en paz y hace sufrir a esos niños y mujeres utilizados como propaganda contra el Talibán, pero hasta ahora no se ha informado de la culpabilidad del nuevo gobierno en la muerte de algunos de ellos, y sí del ajusticiamiento de notorios criminales que no pudieron escapar en los aviones norteamericanos enviados por el Pentágono a Kabul.

En este contexto, Irán no cejó en su ayuda al pueblo afgano, que comenzó con el albergue a miles de desplazados, y así se pronunció en la cumbre de la Organización de Cooperación Islámica.

El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, describió a Irán como un país muy influyente entre los Estados miembros de la entidad internacional, y elogió a la República Islámica por acoger generosamente a los refugiados afganos, mientras el Comité Internacional de la Cruz Roja coordinó con la nación persa un plan para vacunar a los migrantes.

DESTRUCCIÓN Y POBREZA

La OTAN, con EE.UU. al frente y máximo responsable de la agresión y ocupación en el 2001, so pretexto de luchar contra el terrorismo, entrenó y equipó a las fuerzas de seguridad locales, y en forma conjunta, contribuyeron a la destrucción y pobreza para esa nación asiática. Las autoridades occidentales admiten que la intervención militar extranjera en Afganistán fue inútil y un total fiasco.

Olvidadas quedan las palabras de inquietud por las mujeres afganas, palabras que trataron de proporcionar legitimidad a la invasión norteamericana en octubre del 2001. Rasil Basu, funcionario de las Naciones Unidas, se desempeñó como alto asesor del gobierno progresista afgano para el desarrollo de la mujer entre 1986 y 1988. La Constitución Afgana de 1987 otorgaba iguales derechos a las mujeres, lo que permitió luchar contra normas patriarcales y pugnar por la igualdad en el trabajo y en el hogar. “Debido a que en la guerra había muerto gran cantidad de hombres, contó Basu, accedieron las mujeres a diversas ocupaciones. Se produjeron avances sustanciales en los derechos de la mujer, entre ellos el crecimiento de la tasa de alfabetización. Todo esto ha quedado, en buena medida, borrado durante la agresión norteamericana en estas últimas dos décadas”.

Antes incluso de que la URSS se retirase de Afganistán en 1988-89, los hombres que se disputaban el poder —como Gulbuddin Hekmatyar— declararon que anularían esos avances. Basu recordó las shabanamas, avisos que se difundían entre las mujeres y les advertían que obedecieran las normas patriarcales (Basu envió un artículo de opinión en el que avisaba de esta catástrofe a The New York Times, The Washington Post, y a la revista (feminista) Ms., todos los cuales lo rechazaron.

El ultimo jefe del gobierno revolucionario de Afganistán —Mohammed Nayibullah (1987-1992)— presentó una Política de Reconciliación Nacional, en la que puso los derechos de la mujer en lo más alto de su orden del día. La rechazaron los islamistas respaldados por EE.UU.

LECCIÓN NO APRENDIDA

No se han aprendido las lecciones de esta historia. Se “retiró” EE.UU., pero dejó un régimen fuertemente armado con el que pretendía enfilar los cañones hacia China y Rusia, pero este se desintegró y huyó tras la entrada del Talibán a Kabul.

Ahora Joe Biden, heredero de las lamentables decisiones de Trump y quienes le precedieron en la Presidencia de Estados Unidos desde George W. Bush, recoge la cosecha impopular de la retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán, una cuestión que podía haber sido mucho antes o, realmente, nunca debió suceder. Pero el imperialismo es así.

Ahora, como sucede en estos casos, los medios occidentales llenan de noticias de todo tipo el acontecer, falseando la verdad, exagerando para complacer a quienes ahora están inconformes con Biden, de tal manera que hay encuestas que aseguran que, de efectuarse ahora una nueva elección presidencial, Trump sería el ganador.

Muchos años de mentiras sobre una injusta guerra que le costó oficialmente la vida a más de 2 300 soldados norteamericanos y miles, centenares de miles de afganos, en su inmensa mayoría civiles que no tenían nada que ver con la agresión y ocupación de 20 años.

Ahora se trata de levantar un chovinismo barato para tratar de enmendar una cuestión imposible de arreglar, que nunca, subrayo, debía haber pasado.

Porque los medios del Imperio no mencionan que los norteamericanos fueron los invasores, no los talibanes, que son extremadamente religiosos, pero están en su país.

Estados Unidos pierde en Afganistán otra guerra, como ocurrió en Vietnam, pese a tener un ejército poderoso e invertir billones de dólares.

Y pese a utilizar pretextos que nunca fueron reales para invadir un país donde nunca estuvo el cabecilla de la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden, supuesto responsable de los ataques aún no bien explicados del 11 de septiembre del 2001, motivo que desencadenó la contienda.

Así, envió jóvenes a morir y llenarse de ignominia en una nación donde no estaban los "terroristas", pues 15 de los 19 atacantes eran de Arabia Saudita, no de Afganistán, ni de otros países ocupados después, como Iraq.

Una vez más, Estados Unidos es derrotado por un ejército sin aviones bombarderos, destructores, misiles, helicópteros, napalm, defoliantes, armas radiactivas y superbombas.

En este contexto, el documentalista Michael Moore recuerda que Washington no gana un conflicto bélico desde la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), pues la última victoria fue hace 76 años en Japón.

Analistas coinciden con Moore en considerar la ofensiva del grupo armado como una derrota militar para los estadounidenses, que dejan la nación centroasiática en peores condiciones de las que tenía en octubre del 2001, cuando las tropas norteñas invadieron el país.

Según la ONU, en el 2021 casi 360 000 afganos fueron desplazados por el conflicto, y el total asciende a varios millones de personas refugiadas y más de 150 000 civiles muertos y numerosos heridos desde el inicio de la guerra más larga emprendida por Estados Unidos.

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