Mis planes para el 15 de noviembre
Madres cubanas acompañando a sus hijos a la escuela.
Tengo planes para ese lunes. Quizás me vista de blanco después de tomarme el café reglamentario de la mañana. De blanco como el uniforme de los mambises o quizás con el amarillo de Iyalode. La verdad, eso es lo de menos. Pondré el despertador para las 6:30 porque, al fin, mis peques vuelven a clases.
El 15 de noviembre, nuestros hijos no irán solos a la escuela porque los vamos a acompañar como madres cluecas que somos, (o padres, abuelas, abuelos, tías, tíos...), en su primer día después de meses, pero el 16 y los que siguen probablemente vayan solos, tranquilos, como siempre, mejor que siempre, con tres dosis de Soberana y otras tantas de un orgullo soberano que le ronca lo que ustedes saben, por crecer en la islita bloqueada que se convirtió en la primera nación del mundo en vacunar a sus niños y niñas contra la Covid 19.
Nuestros hijos irán a la escuela y nosotros al trabajo y a las colas, a la batalla cotidiana y a tomarnos una cerveza si tenemos un chance, y la vida va a seguir, a pesar de los pájaros de mal agüero y las aves de rapiña. Somos y seremos gente de paz y amor, gente de rumba que se ríe hasta de lo que le duele, así que ese es el plan: volver a las escuelas, sembrar, producir, crear, continuar...
Pero ya que nos retan, habrá que recordar que también somos gente de principios, gente de palabra, no era juego aquello de que "vamos a hacer la guerra si el imperialismo viene". Y la vamos a hacer, no lo duden, aunque venga disfrazado de mercenarios, de terroristas o de mercenarios amigos de terroristas.
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Carlos de New York City
Odalis Cobas Peña
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