Las cinco vueltas al Sol de Acosta Danza
Foto: Manuel Vason.
Carlos Acosta nunca ha creído en la pureza del arte: el suyo ha sido un itinerario “contaminado” (para utilizar la expresión de su admirada Marianela Boán) por múltiples influencias.
Se podría esperar que uno de los más grandes bailarines clásicos del último medio siglo fundara precisamente una compañía de ballet.
Pero su sueño era otro: su compañía tenía que ser de confluencias: desde la técnica académica hasta las expresiones más contemporáneas de la danza: la tradición y la ruptura.
Sin olvidar (es más, sosteniéndose en) las expresiones más populares de su cultura.
Ese ha sido el credo de Acosta Danza.
Cinco años cumple hoy la compañía que Carlos Acosta fundó con el irrestricto apoyo del sistema institucional de las artes en Cuba y la participación de empresas y organizaciones británicas.
Es, primero que todo, una compañía cubana. Quiere ser (y ha sido) embajadora del extraordinario movimiento de la danza profesional en este país, referente en todo el continente.
Pero tributa también al gran patrimonio universal.
Por eso en su repertorio confluyen piezas de grandes coreógrafos internacionales y obras de notables creadores cubanos.
El público ha acompañado con entusiasmo a la agrupación durante estas “cinco vueltas al Sol”: todas las temporadas en Cuba han sido a teatro lleno.
Y la compañía ha recibido calurosas ovaciones en algunos de los más renombrados escenarios de la danza universal.
Es el sueño hecho realidad de Carlos Acosta, un hombre que no sabe (ni quiere) estar tranquilo. El sueño compartido por su elenco (alguien ha dicho que es un cuerpo de baile de primeros bailarines) y por todos los que trabajan en la agrupación.
Es una muestra más de la pertinencia del empeño: hacer arte en tiempos difíciles, “alumbrar” con el arte, mostrar un camino.
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Mariana
Anónimo
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