Eclipse total de Sol, no de sensatez

Eclipse total de Sol, no de sensatez
Fecha de publicación: 
30 Marzo 2024
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Foto: Reuters

«El cielo se ha rajado, se va a caer, y el rey esa noticia debe saber», anunciaban en el conocido cuento infantil, pero el personaje de Pollito Pito se ha quedado corto, cortísimo, con respecto a las profecías y vaticinios que andan dando vuelta por las redes sobre el venidero eclipse total de Sol, el 8 de abril.

Desde movimientos en las placas tectónicas, el cumplimiento de una profecía bíblica que anuncia tres días de oscuridad y penurias, cataclismos y hasta el fin de grandes ciudades son algunas de las predicciones.

Gurús, supuestos profetas, videntes y adivinadores de muy diversos calibres han lanzado sus mensajes y las redes se han encargado de multiplicarlos, al punto que hay hasta quienes en un video convocan a acopiar agua, alimentos y velas.


Imagen ilustrativa. Foto: iStock

Sin dudas, desde los albores de la humanidad se ha cultivado sobre todo el temor con respecto a estos eventos astronómicos —aunque no faltan tampoco los buenos augurios asociados a ellos.

Como igual sucedía con los rayos, truenos y otros fenómenos naturales, al no disponer de una explicación, las civilizaciones antiguas asociaban los eclipses de Sol con asuntos sobrenaturales, de orden divino.

Les inspiraba tanto temor porque creían que se trataba de un castigo de los dioses a los humanos por su mal comportamiento y que les penaban privándolos de la luz y el calor solar, condenándolos a una supuesta eterna oscuridad. 

En otras latitudes, el terror a este fenómeno era porque pensaban que un demonio se había robado al Astro Rey y no lo devolvería. De ahí que acostumbraran a hacer muchos ruidos durante el eclipse, confiando en ahuyentar al demonio y que este les devolviera al Sol.


En la mitología hindú, el demonio-serpiente Rahu se traga el Sol o la luna causando los eclipses. Foto: tomada de Facebook

En consecuencia, no pocas creencias fueron tejiéndose en torno al asunto, y algunas han llegado a nuestros días. Por ejemplo, aseguraban que las mujeres embarazadas que hicieran contacto visual con el eclipse tendrían bebés con manchas en la piel y deformaciones, que no se debía ingerir alimento alguno porque estaría contaminado o envenenado, que si se salía de casa durante el eclipse podían contraerse diversas enfermedades…

A manera de protección y resguardo se optó por tradiciones como usar ropa interior de color rojo, llevar un puñado de llaves en los bolsillos, prender alfileres en la ropa, y hasta tocar un silbato o un tambor para «espantar» al fenómeno.

El apagón que viene

El del próximo día 8 sí que será un gran apagón, catalogando con el modo en que aquí llamamos a los cortes eléctricos a ese eclipse total.

El Instituto de Geofísica y Astronomía de Cuba (IGA) informó que ocurrirá en la tarde de ese lunes y será visible en todo el territorio nacional como un eclipse parcial, reportó la ACN.

El IGA precisó que su magnitud, vista desde La Habana, será 0.523, la cobertura del disco solar llegará a 42.3 por ciento (%); la mayor podrá observarse desde el Cabo de San Antonio, provincia de Pinar del Río, a las 14 h, 46 min y 20.6 s, y será de un 43.9%.

El único riesgo que entrañará ese eclipse será para la visión, en caso de no tomarse las debidas precauciones al observarlo.

En caso de no protegerse la vista de una manera adecuada, la intensidad de la luz solar podría ocasionar quemaduras graves e irreversibles en la retina.


Imagen tomada de meteored.com.ar

Así alerta el IGA, y recomienda que la protección más segura se obtiene con filtros ópticos diseñados para tal fin. Las alternativas caseras, como cristales ahumados, nailon negro o películas de color pueden resultar muy peligrosas y no deben ser usadas pues, aunque atenúan la luz visible, algunos de ellos dejan pasar la peligrosa radiación ultravioleta.

Indican que: «si poseemos un pequeño telescopio o incluso una simple cartulina con un diminuto agujero, podemos con su ayuda proyectar la imagen del Sol en una pantalla blanca y observar el disco solar de forma indirecta». 

En ningún caso deberá mirarse directamente el Sol, y no por temor a castigos divinos o demoniacos, sino para proteger nuestra visión.

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