EE.UU. se rinde al arte moderno que nació de la Revolución Mexicana

EE.UU. se rinde al arte moderno que nació de la Revolución Mexicana
Fecha de publicación: 
21 Octubre 2016
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Para goce de expertos y aficionados, el Museo de Arte de Filadelfia abrirá al público el próximo 25 de octubre "Pintar la Revolución: El arte moderno mexicano (1910-1950)", una muestra imprescindible en el calendario cultural estadounidense que acerca al público de este país a genios como Diego Rivera y Frida Kahlo.

 

No en vano, se trata de "la más exhaustiva exposición de arte moderno mexicano presentada en EEUU en más de siete décadas", asegura el museo, inmortalizado en el mítico filme "Rocky" (1976), en el que el boxeador que encarna Sylvester Stallone sube sus escalones frontales al ritmo de la canción "Gonna Fly Now".

 

Con esa contundente declaración, la institución, conocida como el "Partenón" de Filadelfia, se refiere a las 280 piezas (cuadros, bocetos, grabados, fotos, libros, revistas, esculturas y carteles) de unos 60 artistas que ocupan, muy bien ordenadas, unas diez salas.

 

"La muestra (abierta hasta el 8 de enero de 2017) ha generado un tremendo interés nacional e internacional. Es difícil decir cuántos visitantes vendrán, pero yo hablaría de una cifra de seis dígitos", declaró a Efe el director de comunicaciones del museo, Norman Keyes.

 

La exhibición, por cierto, toma su nombre del ensayo "Pintar la Revolución", de John Dos Passos, conocido novelista estadounidense de la "Generación perdida", quien viajó a la capital mexicana entre 1926 y 1927 y quedó impresionado por los murales de Rivera.

 

En colaboración con el Museo del Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México, adonde viajará la exposición en febrero próximo, la galería propone un intensa singladura artística por cuatro décadas que abarca desde la Revolución Mexicana hasta 1950.

 

El 20 de noviembre de 1910, una insurrección acabó con 35 años del régimen del presidente Porfirio Díaz y espoleó una guerra civil que desangró al país hasta 1920, cuando el general Álvaro Obregón asumió el poder y empezó la reconstrucción nacional.

 

Con el intelectual José Vasconcelos a la cabeza de la Secretaría de Educación Pública (SEP), las artes visuales cobraron un protagonismo inaudito a fin de difundir ideales revolucionarios y símbolos de identidad nacional a través de murales monumentales.

 

Fue entonces cuando entraron en escena "los tres grandes" del muralismo mexicano: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, que evocaron en sus obras el México antiguo y plasmaron la cultura moderna nacional, influidos por estilos vanguardistas como el impresionismo, el cubismo y el simbolismo.

 

Una de las novedades de la muestra es la espectacular digitalización en alta resolución 4K de tres murales de Rivera (su serie para la SEP), Orozco ("La epopeya de la civilización americana", para el Dartmouth College) y Siqueiros ("El retrato de la burguesía", para el Sindicato Mexicano de Electricistas").

 

"Usamos drones para fotografiar y filmar los murales", explicó a Efe el comisario Mark Castro tras presentar la exposición a la prensa, al subrayar que las versiones digitales reproducen los murales a "una escala casi perfecta".

 

Esos trabajos encajan de maravilla en una ciudad de rica tradición muralista como Filadelfia, cuna histórica de EEUU, donde más de 3.800 vistosos murales decoran muros y edificios.

 

La muestra permite también al espectador contemplar joyas de menor formato como "Baile de Tehuantepec" (1928), un óleo sobre tela de Rivera que en mayo pasado se convirtió en la obra latinoamericana más cara al ser subastada por 15,7 millones de dólares.

 

"Es un récord para Rivera", recordó Castro sobre el lienzo, el más importante del pintor en una colección privada fuera de México.

 

En las paredes del museo destacan también cuadros de dos grupos de vanguardia de los años 20 muy activos en Ciudad de México, los "Estridentistas" (como Jaen Charlot) y los "Contemporáneos" (como Roberto Montenegro), que proclamaron vías alternativas para la cultura posrevolucionaria al rechazar temáticas nacionales e históricas para centrarse en la vida moderna urbana.

 

Asimismo, "Pintar la Revolución" sigue los pasos de los artistas mexicanos que cruzaron la frontera durante las décadas de 1920 y 1930 para vivir en EEUU, atraídos por su pujante mercado del arte.

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