«Presencia» de dos jóvenes artistas

«Presencia» femenina y joven en el grabado cubano, con talento y dedicación, con oficio. El título de la muestra adquiere simbolismo en tanto testimonia esta presencia que enriquece la gráfica que se hace hoy en Cuba. Desde Cienfuegos, una plaza donde es privilegiado su desarrollo, Rocío Villafaña y Lisbet Ledo dan crédito a maneras de hacer auténticas, tan interesantes y originales como correctas, lindas y suaves unas veces, siempre bellas, en ocasiones con esa belleza rara del arte que escudriña en el alma humana y deja flotar todo, lo más y lo menos.

Ambas nos llevan al análisis profundo de los temas que proponen, cada una a su modo: Ledo nos arrastra enternecidos con su imaginería infantil, mientras Rocío juega con la moda; a veces parecen ingenuas, nunca lo son…

Lo que viene después del grabado

Posiblemente, lo más interesante de la obra de Rocío es la continuidad que esta artista piensa darle:

«Yo me gradué en grabado, pero hice mi tesis en fotografía, entonces lo que he estado experimentando es hacer los bocetos en grabado y llevarlos después a la fotografía. Casi siempre son autorretratos míos los que hago en grabados, porque las fotos son fotos mías, es decir, me tiran fotos travestida, entonces mis personajes, aunque no se parecen a mí, son autorretratos, de hecho, tengo un trabajo que se llama En mis sueños, no me parezco a mí… Estoy jugando con los prototipos y los estereotipos de belleza, cómo nosotras las mujeres en busca de llegar a parecernos a, perdemos la identidad, la despersonalización, cómo nos teñimos el pelo, nos pintamos las uñas, nos maquillamos, y no nos vamos pareciendo a nosotras; cuando nos miramos al espejo somos otra gente, y con la foto mía que no se parezca a mí, quiero expresar esa ambigüedad».

Monotipias como puntos de encuentro

A Ledo no le gustan las entrevistas, pero tiene mucho que decir, y aunque prefiere hacerlo con formas y colores, algo nos cuenta:

«La gráfica fue lo que siempre me gustó, el grabado en madera, en metal, ese tipo de cosas, me llama la atención la solución que te dan, el resultado final. También me gusta la pintura, por eso hago monotipias, que es una técnica que está en el límite entre el grabado y la pintura, es una mezcla entre las dos. Mis trabajos psicológicamente los ves y parecen algo infantil, pero en realidad van a algo más profundo, tratan los temas sociales, lo hago así porque visualmente es una manera de que al público le atraiga la obra y luego comience a reflexionar sobre otros temas. Me gusta el colorido, donde hay mucho color, ahí es mi inspiración».