Ecuador elegirá

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Ecuador elegirá
Fecha de publicación: 
20 Agosto 2023
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Fotografía tomada de https://www.bloomberglinea.com

Más de una semana desde que Ecuador revolviera el caldero político con el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, en plena faena electoral, a la salida de un acto de campaña en la capital Quito. Once días antes de las elecciones para elegir nueva administración, aparece el país suramericano en los principales titulares del mundo, pues, como es lógico, no todos los días matan a participante de un proceso de esa naturaleza.

Con este hecho sangriento se desataron disímiles teorías, y algunas elucubraciones con escaso peso acaparan el interés de mayorías, mientras a los análisis objetivos les cuesta posicionarse.

Hasta el expresidente Rafael Correa es culpado de manera colateral. Un sector extremo que busca la quinta pata al gato se atreve a relacionar su antigua gestión popular con el incremento del narcotráfico y la violencia en esa nación, aseguran que por eso está patas arriba, cuando fue al revés, antes de Correa era ya un Estado enfermo y después de él llegó el descalabro.

Convenientemente victimizan a la derecha, y aseguran que el camino de inestabilidad y crimen es lo que le espera a Ecuador si vota por una postura izquierdista que probablemente mantendrá alianzas con gobiernos como el de Nicolás Maduro, en Venezuela, donde supuestamente ha crecido el negocio de la cocaína —así lo acabo de leer en El Nuevo Herald—, pero no es más que la misma arenga de siempre, sin pruebas, para desacreditar al bando que lleva la delantera.

No es casualidad que la aspirante a presidenta de Ecuador, Luisa González, aparezca como favorita después de los mandatos de Lenin Moreno y Guillermo Lasso, que transcurrieron sin glorias, pero con penas y un lastre imborrable de retroceso, traición e incapacidad de dirección, demostrado con un dudoso índice de aceptación popular, y visible en las calles con la inseguridad que solo ofrece el caos político y social, el abandono y el desorden económico.

Como si se hubieran puesto de acuerdo, ambos, Moreno y Lasso, no solo incumplieron las promesas de sus campañas, pisotearon lo prosperado y se sacudieron la responsabilidad de asumir firmeza ante lo malsano que durante sus años proliferó; no solo negaban el desastre que ellos mismo creaban, sino que culpaban a otros con descaro. El resultado es una nación deprimida, violenta, temerosa, desconfiada.

En tal entorno la apuesta por la candidata por el Movimiento Revolución Ciudadana se vislumbra alternativa y, como es de esperar, la contraparte hace de todo por deslegitimar su programa, intentando invisibilizar todo lo que huela a progreso y a izquierda hasta el último momento, ¿cómo lo hace? A la vieja escuela: intimidando. Solo hay que ser un poco observador para entender los mensajes, algunos subliminales, otros burdos, desesperados, amenazantes y sin discreción: el mismo discurso manido que aburre, pero que es efectivo porque endulza el oído de gran cantidad de personas.

La comparan, la criminalizan, hacen pronósticos desatinados, la vinculan con mafias inexistentes, se burlan de su propuesta, la hostigan, no solo por sus ideales, también por mujer.

Sin embargo, de acuerdo con las encuestas para gran cantidad de ecuatorianos Luisa González es más que la luz al final del túnel, en ella quieren confiar. Piden a gritos un cambio, el retorno de la seguridad y la tranquilidad ciudadanas, el respeto por los derechos humanos, mano dura con la delincuencia y concretar un montón de proyectos que generen bienestar y se encuentren en sintonía con las demandas del pueblo. Se niegan a tener al mando nuevamente una postura neoliberal derechista que hasta ahora no demostró nada, al contrario, se concentró en enriquecerse y destruir toda conquista anterior.

Ecuador vive un Estado polarizado que agoniza, y todavía le falta mucho para resolver su futuro, no basta con una elección. No obstante, veremos si este domingo dan el primer paso para salir de ese abismo político y cenagoso que resultan los regímenes ineptos aliados con las mafias; esperemos que trabajen para imponerse y burlar el vicio de poder vacuo, y que las fuerzas les dé para reconstituirse como nación democrática que avanza en todos los sentidos.

Post Data

Mientras, sobre el homicidio aún se desconoce la verdad de los hechos, y quizás no lleguen a aclararse. Ocurrió en un ambiente confuso, fruto del complot, el crimen organizado y la violencia política que se vive hoy en Ecuador. Fernando Villavicencio no era ni siquiera el candidato popular, no sé, pareciera ser la carnada de un asunto aún mayor, como para desviar la atención y hacernos mirar a otros lados, para justificar partidas turbias; típico de un país en crisis, que araña hasta lo último.

Las investigaciones están perezosas, todavía no arrojan conclusiones determinantes, es muy poco tiempo. El único sospechoso directo del asesinato fue baleado, además hay detenidos, y se cree que se cometieron negligencias dentro del equipo de seguridad del candidato ultimado, por eso la Fiscalía ecuatoriana procesa la denuncia que responsabiliza al Ministerio del Interior y a la Policía, así como al propio presidente Lasso, por el delito de omisión dolosa.

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