A la Liga Élite del béisbol cubano le queda muy poco de su calendario regular, pero aun cuando finalice en fecha esa etapa, quedarán pendientes los juegos que perdió Las Tunas por su participación en la segunda Liga de Campeones del Caribe.
Fueron nada menos que tres subseries (12 juegos) ante diferentes rivales, algunos de los cuales exhiba posibilidades reales de acceder a los play offs, así que ejercerá labor de juez, con posibilidades incluso de escoger rival para su primer cruce.
Los Leñadores van primeros, y de ganarlos todos permanecerían en esa posición, pero en dependencia de lo que haga en sus tres pleitos restantes Ciego de Ávila podrán liderar sin vencer en todos.
En cualquier caso, cuando cierre esta fase los discípulos de Abeisy Pantoja sabrán exactamente qué les conviene más, porque quedar primeros ahora no tiene ninguna importancia, y para ellos sería mejor asegurarse un rival más accesible en el tope semifinal, léase Industriales, que le pudo ganar solamente uno de los ocho encuentros del torneo.
Dependerá también de lo que hagan los Azules, ocupantes de momento de la tercera plaza, pero sin choques pendientes y a merced de lo que luego puedan hacer sobre todo Santiago de Cuba y Pinar del Río, pero incluso Granma, que debe efectuar 11 desafíos todavía.
Las Avispas tienen que jugar 10 veces y los Vegueros cinco, y todos ellos podrían desplazar a los capitalinos en dependencia de la combinación de resultados, aunque parece complicado que no estén entre los cuatro grandes.
Ahora bien, pudieran ser terceros o cuartos, y eso lo podrá dictaminar muchas veces Las Tunas, a medida que vaya cumpliendo sus partidos.
Para ellos es igual terminar primeros y segundos con tal que la combinación sea visitar el estadio Latinoamericano, donde han sido casi imbatibles en los dos últimos años, o al menos así en teoría debería pensar su alto mando.
Siempre se dice que no se escoge rival, pero si a la paternidad manifiesta se añade el morbo que es el equipo al que por tradición todos quieren derrotar, la mezcla es perfecta para echar mano a las matemáticas y guardar cartas importantes del pitcheo, fundamentalmente.
Los Tigres no tienen prácticamente ya nada que decir cuando cierre esta etapa, pero la contundencia que han mostrado les hace confiar en sus posibilidades de avanzar independientemente del oponente que se les pare delante en semifinales.
Como decíamos, hasta los Alazanes pueden entrar en la ecuación si tienen un buen cierre, no acorde con lo que han hecho hasta el momento a lo largo de la competencia, pero tampoco descabellado, porque son un plantel acostumbrado a jugar postemporada.
Queda poco para bajar las cortinas de la fase regular, pero todavía resta bastante emoción en la recuperación de choques, donde puede cambiar bastante el panorama con los dos últimos inquilinos a semis.