“Sintámonos orgullosos porque tenemos una Patria digna con un Pueblo que construye su propio destino en Paz y libertad”, dijo el presidente Nicolás Maduro a los venezolanos y venezolanas a inicios de este año 2024, a quienes agradeció por tantas batallas, unidos, en una gran ofensiva de creación.
Maduro recordó como hace cinco años presentó ante la Asamblea Nacional de su país, al rendir cuentas, el Plan de la Patria 2019 – 2025, un momento que significó un antes y un después, inspirados por el líder eterno Hugo Chávez y a sabiendas que serían muchas las dificultades, los obstáculos y las amenazas contra su pueblo y su gobierno, pero nada podía impedirles continuar construyendo una sociedad mejor si estaban unidos y comprometidos.
Y es que este hombre que hace apenas unos días realizó un balance del 2023 y habló de metas cumplidas, de exigencias que no han frenado la recuperación y el desarrollo nacional, reconoció que, por encima de todo, ha sido otra etapa de mucho aprendizaje.
La verdad es que se le ha visto – se le ve siempre – aprendiendo, dialogando, superándose de muchas formas desde hace casi una década en la que tuvo que renacer del dolor de perder a su líder y asumir las riendas del país.
El hecho de que la nación bolivariana haya cerrado 2023 luego de 10 trimestres de crecimiento continuo, que el PIB agrícola fuera en aumento por siete semestres consecutivos con un cierre del cinco por ciento del volumen de producción, lo que representa un nivel de abastecimiento que supera el 97 por ciento, es fruto de ese constante aprendizaje, de esas ganas de hacer y levantarse una y otra vez.
A eso sumamos la capacidad de diálogo que ha caracterizado el liderazgo de Maduro, sin tapujos, estudiando, reconociendo los errores, mirando siempre adelante, abriéndose al mundo y sumando a todos los que quieran aportar al bienestar de las mayorías, sin importar procedencias, credos políticos o religiosos, nivel profesional u origen étnico, confiando, creyendo, escuchando, gobernando con el pueblo.
No nos asombra entonces, a quienes seguimos su trayectoria, su afán por ir a la historia, por desafiar peligros, por soñar en grande, que inicie una nueva etapa anunciando la creación de dos Grandes Misiones Sociales, esta vez dedicada a la Igualdad y Justicia Social, catalogándola como “una acción urgente para atender la coyuntura de la guerra económica”, e igualmente, la la Gran Misión Venezuela Joven para mejorar las condiciones económicas de uno de los sectores que considera más afectados por el Bloqueo: la juventud.
Tampoco sorprende que una y otra vez vuelva a trazarse metas superiores con las llamadas siete transformaciones que – según su opinión- debe realizar el país con esfuerzo propio para llegar a ser la Venezuela potencia que busca la mayor felicidad posible para sus hijos e hijas, definiendo así prioridades de trabajo en la esfera económica, en la búsqueda de la independencia plena, en lo social, para afianzar la Paz, la seguridad e integridad territorial, en el área política, la ecológica y la geopolítica.
Hace apenas unas horas, las autoridades del Ministerio del Interior y Paz de Venezuela y la Fiscalía General denunciaron y sacaron a la luz pública las pruebas de otro intento de asesinato contra Nicolás Maduro y es que no pueden perdonarle su dignidad, su fortaleza y su espiritualidad, su confianza en lo mejor del ser humanos y cuanto ha luchado por la Paz, la búsqueda de la prosperidad y el bienestar de su país, movilizando conciencias y poniendo en alto su espiritualidad.
Los que intentan acallarlo de muchas formas les duele que Venezuela siga adelante y mayoritariamente el pueblo lo siga apoyando, sigan creyendo en su estirpe chavista, esa que le ha permitido llegar hasta aquí sin vacilaciones.
2024 será, sin dudas, otro año muy retador para esa nación hermana y para su presidente. Que el valor, la fuerza y el amor los siga acompañando, con Maduro al frente, quien por estos días ha resumido así los más cercanos desafíos: “Estos 12 meses que tenemos por delante se parecen mucho a ese pequeño tramo que nos resta para coronar la cumbre de una montaña hacia el objetivo mayor. Qué nadie se rinda ni se canse, avancemos hacia nuevos senderos. Este 2024, con el espíritu de Junín y Ayacucho, tiene que ser el año de liberación definitiva bajo las banderas del Bolivarianismo y del Socialismo.”