Hace bastante tiempo que Cuba no puede darse el lujo de enviar un segundo equipo a ningún torneo importante, ni siquiera de béisbol, pero lo hizo ahora con el voleibol masculino y el resultado fue muy malo.
Yo volviera a hacerlo, porque en teoría se supone que tenemos un conjunto de primer nivel mundial y podemos enviar a varios de los suplentes a un evento como la Copa Panamericana, que con compromete la ubicación del seleccionado en el ranking mundial.
Si en la nómina aparecen figuras prometedoras como Alejandro Miguel González, Julio César Cárdenas y Endriel Pedroso, ya con actuaciones en el plantel elite, más otros que llevan años allí como el pasador Adrián Goide y el auxiliar José Miguel Gutiérrez.
Evidentemente hay puntos a los cuales nuestros entrenadores de máxima categoría no han sabido llegar y el trabajo no puede ser confiar en las contrataciones en clubes foráneos, porque este es un deporte colectivo y las individuales hay que saber explotarlas al máximo en función del objetivo común.
Podemos tener a uno de los mejores atacadores del planeta, pero si el pase no le llega bien y los demás no hacen bien los amagos para arrastrar bloqueadores se estrellará contra la muralla rival o mandará el balón fuera para evitarla al sentirse en inferioridad.
Estos mismos jóvenes están contratados en clubes importantes, donde rinden a un buen nivel, y aunque es cierto que esta unidad B se reúne poco, tenía para mucho más.
Un octavo lugar en la XVI Copa Panamericana en la Arena Astros de Guadalajara, México, es realmente malo, otra vez con demasiados errores propios, el mismo mal que nos ataca con el sexteto mayor.
Derrotas contra Perú (dos veces) y Colombia no estaban en los planes de nadie, mientras que México estaba un escalón más arriba pero también asequible, y la muestra es que fue al único que se le ganó un set en la fase preliminar, ya que el 2-3 con los peruanos fue en la disputa de la séptima casilla.
Lo peor es que hubo varios parciales en los cuales ni siquiera se llegó a 20 puntos, y esto es realmente alarmante.
No se trata solamente de cambiar entrenadores o tener 40 jugadores actuando en el exterior, hay que utilizar la tecnología de punta y apelar a la experticia de preparadores de otros países si hace falta. Esto último se puede lograr con los convenios, y no tiene que ser un top, porque sabemos que a ese presupuesto jamás vamos a llegar.
Este Cuba B era un viejo reclamo de la afición, para darles descanso a nuestros principales voleibolistas en eventos de menor importancia, pero cuando a usted le dan una oportunidad como esa no la puede desaprovechar. Definitivamente, a esta segunda línea le cantaron el primer strike.