Caminar por las calles de Pinar del Río constituye hoy un ejercicio de optimismo en medio de las visibles afectaciones que de una forma u otra ocasionó el huracán Ian a toda la provincia, por lo que el camino ahora es enfrentar la batalla por la recuperación entre todos.
Aún no se pueden cuantificar los perjuicios por la imposibilidad de acceder a determinados sitios, debido a la caída de árboles y tendido eléctrico; pero se perciben los estragos en la vivienda, los servicios de electricidad y telefonía, fundamentalmente.
En un recorrido de la Agencia Cubana de Noticias por la urbe, que recientemente cumplió 155 años del otorgamiento del título de ciudad, evidenciamos las huellas, además, en unidades de comercio y parques tras el impacto de un fenómeno hidrometeorológico con categoría 3 en la escala Saffir-Simpson.
Los lugareños guardarán en su memoria la persistencia de un organismo tropical que durante casi siete horas incidió sobre el territorio más occidental y provocó vientos máximos sostenidos de 205 kilómetros por hora durante un buen tiempo y rachas que llegaron a 218 en el municipio de San Juan y Martínez.
Pese a las precipitaciones que todavía persisten, los hombres y mujeres de esta tierra ya intentan recoger los escombros y recuperarse.
Quizás sea esta la primera vez que un ciclón tropical impacta así a la ciudad, debido al diámetro de su centro, pero la resistencia de los pinareños deberá ponerse a prueba una vez más.
Unas 40 mil 196 personas fueron evacuadas en Vueltabajo, porque salvar vidas constituye premisa en Cuba, más allá de limitaciones económicas; y la solidaridad, sin dudas, volverá a imponerse como sucede en este tipo de eventos.