Victoria de Guantánamo, victoria del Béisbol5 y algo más

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Victoria de Guantánamo, victoria del Béisbol5 y algo más
Fecha de publicación: 
12 Junio 2025
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La victoria de la selección guantanamera de béisbol5 en el reciente campeonato nacional, su segunda en un torneo de este tipo, va más allá de la dicha de esa provincia: demuestra el avance de dicha disciplina en nuestro país. El bronce de Santiago de Cuba lo reafirma. El subtítulo correspondió al combativo equipo habanero. Precisamente, la especialidad nació en la capital: las raíces en la pelota a mano de las cuatro esquinas, parques y otros espacios, con redondas de goma y hasta de cajetillas de cartón de los cigarros. Ah, sabrosos momentos vividos en el Pasaje O’ Giquel de Cayo Hueso.
   
No cayó del cielo el desarrollo: se trabajó duro y el ritmo es mantenido. Surgieron diversas competencias, las reglas, el busca-encuentra de los terrenos, decenas de acciones que la han llevado a expandirse por la nación, en el gusto de la masa juvenil, y a ganar en seguidores. Existe quien la desprecia. Allá él: se pierde una actividad emocionante, hija de alguna manera de nuestro deporte nacional, con aplicaciones cada vez más de la ciencia y la técnica. Lo trascendente: con masividad en ascenso.     

Merece el respeto poseído por el golf, los escalamientos, las carreras de los vehículos motorizados, el constructivismo con las pesas, el fútbol rugby o de estilo estadounidense, todos de menos perspectivas debido a las condiciones actuales del país. Forja, trae felicidad, separa a sus practicantes de sendas equivocadas, amenazantes siempre en cualquier sociedad de un planeta náufrago. La dedicación de sus practicantes, la admiración de sus aficionados - amor muy ligado- la dicha y el entretenimiento sano sembrados nos perfeccionan mientras conduce, sobre todo a los jóvenes, por un camino hermoso alejado del teque y del dogmático adoctrinamiento. Falta nos hace.
    
Importante: la modalidad junta sin halar por la cabellera a los hombres y las mujeres. Muchas de ellas han encabezado batallas. No sorprende. Los éxitos de las voleibolistas, las judocas, las lanzadoras del atletismo cubanas, por ejemplo, son superiores a los de los varones en las grandes citas.

Hay más en ese sentido. Los únicos atletas de la Mayor de las Antillas ocupantes del máximo reconocimiento de sus respectivos deportes son dos mujeres: Regla Torres y Leonor Borrell. La primera fue escogida por un jurado de expertos internacionales como la mejor voleibolista del siglo XX en el mundo. La segunda resultó exaltada al Salón de la Fama Internacional del Baloncesto recientemente. No se puede negar el logro superior alcanzado por un gimnasta de origen cubano: los dos subtítulos olímpicos obtenidos por Annia Portuondo, con el apellido del esposo entonces (Hatch) y representando a Estados Unidos: en salto al caballo y por conjunto en Atlanta 2004.
 
El más brillante representante nuestro en el arte marcial creado por Jigoro Kano es una dama: Idalys Ortiz. No es necesario mencionar sus numerosas conquistas mundiales, panamericanas, centrocaribeñas y en otras contiendas, con lo realizado en la gran fiesta rescatada por Coubertin es suficiente: un premio dorado, dos de plata y dos de bronce en la división superpesada. Ningún judoca nuestro ha sido galardonado así.
 
Las cuatro se entregaron con potencia y pasión al entrenamiento y al combate. Sus condiciones personales pesaron extraordinariamente en sus triunfos, sacrificaron mucho en lo familiar, algunas incluso la maternidad. Sin embargo, negar el apoyo hasta más allá de las instituciones del sector a su formación de la base al nivel mayor, es una injusticia. Sin ser perfecto, de no tenerlo, llegar a la cúspide les habría sido casi imposible.

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