Veto de World Athletics aviva polémica sobre transexuales

Veto de World Athletics aviva polémica sobre transexuales
Fecha de publicación: 
25 Marzo 2023
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La reciente y esperada decisión de World Atlhetics (WA) de vetar de sus competiciones femeninas a atletas transexuales avivó la polémica sobre un tema en la mira de expertos y aficionados durante mucho tiempo.

En su más reciente consejo, el organismo liderado por el británico Sebastian Coe anunció la medida que entraría en vigor a partir de este 31 de marzo para todas las pruebas internacionales.

La decisión afecta a quienes hayan realizado la transición después de la pubertad masculina, pero también a quienes tengan diferencias en el desarrollo sexual (DSD) con niveles de testosterona por encima de los 2.5 nanomoles por litro de sangre (nmoles/l).

La WA precisa que «actualmente no hay atletas transgénero compitiendo internacionalmente en el atletismo, y en consecuencia no hay evidencia específica sobre el impacto que estos atletas tendrían en la equidad de la competencia femenina».

Sin embargo, el consejo ha decidido «priorizar la equidad y la integridad de la competencia femenina antes que la inclusión», una ruta en la dirección opuesta a los postulados del Comité Olímpico Internacional (COI).

Desde finales de 2021, el organismo dirigido por el alemán Thomas Bach anunció la implementación de una nueva política sobre justicia, inclusión y no discriminación en base a la identidad de género y las variantes sexuales en el deporte.

De esa forma, actualizó sus posturas respecto a este tema, incluida la declaración de consenso adoptada en 2015.

Ese documento establecía que las deportistas transgénero podían participar en competencias femeninas siempre que su nivel de testosterona fuese menor a 10 nmol/l durante al menos 12 meses desde su primera incursión en lides para mujeres y conservarlo durante el período en que deseasen ser admitidas.

Además se hacía énfasis en la inclusión y los derechos humanos con el propósito de prevenir el daño físico y sicológico, así como promover la salud y el bienestar de las deportistas, incluido su derecho a la privacidad.

Si bien esa normativa daba un paso en la dirección correcta al eliminar el requisito que forzaba a las deportistas transgénero a someterse a operaciones quirúrgicas para cambiar su sexo, el COI dejaba en manos de las federaciones argumentar por qué estos contaban con una ventaja injusta y desproporcionada, así como determinar los criterios de participación. 

Bajo esta premisa, la World Aquatics –entonces Fina– decidió en junio del pasado año prohibir la participación de transexuales en competencias de natación, a raíz de las crecientes quejas presentadas por nadadoras como la estadounidense Riley Gaines, de la Universidad de Kentucky.

«El 17 de marzo del año pasado mis compañeras y yo, y nadadoras de otras universidades, fuimos obligadas a competir contra un hombre biológico llamado Lía Thomas», expuso Gaines en un alegato que pretendió llamar la atención de la NCAA (organización encargada del deporte universitario en Estados Unidos) sobre un fenómeno que comenzaba a aflorar. 

La nadadora aclaró entonces que no pretendía que les negaran los derechos a Thomas y a otras personas trans en el deporte. Su objetivo era que no compitieran en la categoría femenina, en que gozan de desproporcionadas ventajas marcando un triunfo del género sobre la biología.

Al anunciar su decisión, el máximo organismo de los deportes acuáticos expuso que intentaría crear una “categoría abierta” en las competiciones para los nadadores cuya identidad de género sea diferente a su sexo de nacimiento.

«Tenemos que proteger los derechos de nuestros atletas a competir, pero también tenemos que proteger la equidad competitiva en nuestras pruebas, especialmente la categoría femenina», explicó Husain Al-Musallam, presidente de la entidad.

«Siempre acogeremos a todos los atletas. La creación de una categoría abierta significará que todo el mundo tiene la oportunidad de competir a un nivel de élite. Esto no se ha hecho antes, así que la Fina tendrá que marcar el camino. Quiero que todos los atletas se sientan incluidos para poder desarrollar ideas durante este proceso», agregó el directivo entonces.

Ahora, la WA no ha ido tan lejos. De hecho, sus nuevas directrices entierran aún más las opciones de atletas como la sudafricana Caster Semenya, y limita a otras como Francine Niyonsaba, de Burundi, o la namibia Christine Mbomba, a quienes se les había requerido rebajar su tasa de testosterona hasta los 5 nmoles/l para seguir participando en pruebas que van desde los 400 a los mil 500 metros.

Niyonsaba, subcampeona olímpica de los 800 metros en Río de Janeiro 2016 y quinta en los 10 mil metros de Tokio 2020, en que Mbomba fue subcampeona en el doble hectómetro, habían sorteado con éxito la normativa anterior pese a ser hiperandróginas (producen de forma natural un nivel de testosterona cercano al de los hombres). Ahora deberán medicarse si quieren seguir compitiendo a nivel internacional.

Junto a esta decisión, la WA se apresuró a aclarar que las nuevas directrices no serían definitivas. En el seno del organismo se ha creado un grupo de trabajo y análisis que tendrá como misión realizar un seguimiento de este fenómeno para valorar la posible inclusión de atletas transgénero.

«Nos guiaremos en esto por la ciencia en torno al rendimiento físico y la ventaja masculina que inevitablemente se desarrollará en los próximos años. A medida que haya más evidencia disponible, revisaremos nuestra posición, pero creemos que la integridad de la categoría femenina en el atletismo es primordial», sentenció Coe.

 

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