Samuel Claxton, pasajes de su vida
especiales

Entusiasta de la pelota Samuel Claxton disfrutó el rodaje del filme En tres y dos que dirigió Rolando Díaz. El actor asumió el papel principal y según me contara para conformarlo se valió de rasgos de figuras muy populares de nuestro béisbol en aquellos momentos. Captó de unos y otros lo que más convenía para trazar la imagen del pelotero que encarnó. De Medina, su bateo; de Víctor Mesa su juego ágil y alegre, de Urquiola su manera de caminar para ir al banco, y así…
-Pude diseñar la estampa de “Truco” López porque yo jugué mucha pelota de fiñe, aunque confieso que era bastante malo. De todas maneras creo que esa relación emotiva con el deporte nacional me ayudó. Tuve un entrenamiento muy fuerte de varios meses. Imagínate que hasta pude batear mis jonroncitos.
Para Claxton lo más difícil fue el momento final por tratarse del retiro.
-Sí, debía tratar de expresar toda una gama de sentimientos que pasan por el corazón de este hombre; es el desgarramiento que sufre ante el adiós. Ya para él no habrá más aplausos, ya no será más el centro de la atención en el terreno, no ayudará más con su actuación a que su equipo gane…
La escena del cierre resultó muy dramática porque es donde “Truco” López se despide de la actividad que ha llenado gran parte de su vida y debe asumir sin remedio, el momento de la verdad.
CHARLA ENTRE DOS
-Yo amo la actuación. Vivir vidas diferentes, crear y recrear situaciones diversas, meterme en la piel y el corazón de gente distinta en sus comportamientos, en su manera de ser: actuar es realmente una maravilla a la que no quiero renunciar. Si algo es difícil es reflejar los misterios del alma.
Muchos recuerdos me trae aquella lejana conversación con Samuel Claxton el valioso actor recientemente fallecido quien dejó personajes inolvidables en el cine, la TV y el teatro.
Nacido en 1943 en Florida, Camagüey, luego se estableció en la capital que le abrió sus puertas; sobre todo, él saboreó a plenitud su bahía teñida por el azul de las aguas. Fue como mirarse en el más esplendor de los espejos. Desde siempre amó el teatro. Por los años 60 cuando aún se desempeñaba como empleado de la Cruz Roja tuvo sus comienzos en las tablas y aunque no fueron nada fácil, no claudicó. Su decisión se mantuvo inquebrantable. La primera actuación profesional fue en la emblemática obra María Antonia, de Eugenio Hernández Espinosa, dirigida en esa ocasión por Roberto Blanco.
Actuó en 70 obras en el teatro entre las que se destacan Santa Camila de La Habana Vieja y Andoba. Las elogiosas críticas acerca de sus personajes lo llenaban de alegría.
Su filmografía incluye Kangamba, Hormigas en la boca, Al otro lado, Operación Fangio, Mambí, Si me pudieras querer, Caravana, Su propia guerra, Dolly Back, En tres y dos, El corazón sobre la tierra, Techo de vidrio, Maluala, Retrato de Teresa, Rancheador, La tierra y el cielo, La última cena y El otro Francisco, entre otras.
Participó como delegado en los Festivales de San Sebastián, Karlovy Vary, el Glauber Rocha de Brasil y el Primer Festival Latinoamericano de Estados Unidos.












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