¿Por qué la Covid-19 fue más veloz que Julio Verne?

¿Por qué la Covid-19 fue más veloz que Julio Verne?
Fecha de publicación: 
19 Agosto 2020
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Hoy día se registran 185 países con casos de Covid-19, ascienden a más de 21 millones los confirmados positivos y de 760 mil los fallecidos a nivel mundial. Foto: Web.

Quizás por la distancia geográfica, de tantos y tantos kilómetros, hubo quien nunca pensó conocerla. De lejos, seguro algunos pensaron leer y escuchar aquel “cuento chino” sobre un virus altamente contagioso y devastador para los más débiles. Todo parecía quedar en noticias. Sin embargo, de un día a otro esta enfermedad iba avanzando cada vez más velozmente. Realmente hasta para la comunidad científica lo que se veía por venir aún era incierto.

Entonces, ¿cómo imaginar le diera la vuelta al mundo tan o más rápido que Julio Verne? A partir de datos de 126 países, científicos de las universidades de Campinas (Unicamp) en Brasil y España (Barcelona), confirmaron la existencia de un grupo de factores que favorecieron la rápida dispersión del virus en la etapa inicial de la pandemia (diciembre 2019 y enero 2020), antes de que se tomasen políticas gubernamentales para frenar su transmisión.

Los investigadores manifiestan correlación de aspectos como las bajas temperaturas y con ello la poca exposición a los rayos ultravioletas del sol y un menor nivel de vitamina D en la sangre de la población, una mayor proporción de ancianos y por tanto una mayor expectativa de vida, gran cantidad de turistas internacionales durante los primeros días de la pandemia y un comienzo precoz del brote en naciones que tardaron en aplicar medidas.

También alegan que incidieron cuestiones como una mayor prevalencia del cáncer del pulmón y del cáncer en general, así como de la EPOC, enfermedad pulmonar obstructiva crónica; alto índice de varones obesos; una tasa más alta de urbanización, y así un mayor consumo de alcohol y tabaco. Todo ello acompañado de costumbres al saludar que conllevan al contacto físico como son los besos, abrazos y apretones de manos.

De acuerdo con GiorgioTorrieri, docente del Instituto de Física Gleb Wataghin (IFGW-Unicamp), “la idea era evaluar ¿en caso de que no se hiciese nada para contener la enfermedad, con qué velocidad se propagaría el virus en los distintos países o entre los diversos grupos sociales? ¿Factores tales como la temperatura, la densidad demográfica, la urbanización y las condiciones sanitarias de la población tienen influjo sobre la velocidad de contagio?”.

Estos estudios además sugirieron que la vacunación BCG contra la tuberculosis, aunque en algunas naciones no es obligatoria y por tanto se cuenta con poca documentación, pudiera tener algún efecto protector contra la Covid-19. Por el contrario, también llegaron a la conclusión de que la prevalencia de enfermedades como anemia, hepatitis B (entre mujeres) e hipertensión no significó que la tasa de contagio inicial fuese mayor.

“Entre los factores analizados que no exhibieron una correlación con el contagio (ni positiva y ni negativa) se encuentran la cantidad de habitantes, la prevalencia de asma, la densidad poblacional, la cobertura de las vacunas contra la poliomielitis, la difteria, el tétanos, la tos ferina y la hepatitis B, la prevalencia de diabetes, el nivel de polución del aire, la cantidad de feriados y la proporción de días lluviosos”, añadieron. 

Los resultados no se manifestaron del mismo modo cuando examinaron el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita, el cual está relacionado con la calidad de la infraestructura pública. “Cuanto mayor es el PIB per cápita de un país, mejor es la infraestructura sanitaria y habitacional, por ejemplo. Pero por debajo de los cinco mil euros no marca la diferencia, probablemente porque la infraestructura es de baja calidad”, apuntaron.

Este grupo de científicos concluyó que aunque estas variantes aún merecen un estudio más profundo, algunas ya sí son de utilidad para inspirar y dar apoyo a la investigación científica en el área médica, entre ellas la correlación del contagio con el cáncer de pulmón, la obesidad, el bajo nivel de vitamina D y los distintos tipos sanguíneos, y la diabetes tipo 1.

Por último destacaron que “los gobiernos pueden controlar otras variables, tales como el testeo y el aislamiento de viajeros internacionales, la restricción de vuelos hacia las zonas más afectadas por la pandemia, la promoción de hábitos de distanciamiento social y la implementación de campañas tendientes a disminuir el contacto físico mientras el virus siga propagándose, y las campañas orientadas a estimular en la población la complementación con vitamina D, y la disminución del tabaquismo y la obesidad”.
 

Comentarios

Simple, es una trasmisión matematicamente exponencial, uno infecta a 2 estos 2 a 2 ó + y cada uno de los infectados a 2 ó mas y así sucevarios nte por lo que van acumulando los transmisores y si no se detectan los asintomáticos se comportan de igual forma. En nuestro país se han tomado medidas de control que han permitido que no suceda tan explosivo como en varios países en el mundo, pero hay muchas personas indisciplinadas que no asumen su responsabilidad como seres humanos y provocan que se mantenga esa trasmisión exponencial.
ramonl.gomez@nauta.cu

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