Paco de Lucía. Cuba vivió en su corazón

Aquel 25 de febrero de 2014 la noticia sorprendió al mundo: “Paco de Lucía el más reconocido de los guitarristas gaditanos falleció en el esplendor de su carrera cuando estaba de vacaciones con su familia en la Playa Carmen del estado Quintana Roo, en México. El autor del tema Entre dos aguas murió de un infarto”.

Está considerado como el mejor guitarrista de flamenco de toda la historia a nivel mundial, el más virtuoso de este instrumento y su gran innovador. Sus logros expresivos  definieron una estética en esta música a la que además contribuyó a internacionalizar.

Paco tenía una relación de amor con Cuba a la cual visitó en varias ocasiones. La última como invitado al Festival Leo Brouwer de Música Contemporánea, en 2013.  

Tras años de ausencia, el público cubano disfrutó plenamente de momentos mágicos con el artista. En el Teatro Karl Marx, acompañado de su grupo tocó una diversidad de ritmos de varias geografías y en su personalísimo estilo se acompañó por el cajón peruano uno de sus aportes al arte flamenco contemporáneo.

DE TU A TÚ CON EL ARTISTA

Tuve la oportunidad de entrevistar en distintas ocasiones a Paco de Lucía, quien siempre estuvo dispuesto al diálogo. Con aire de nostalgia respondió a mi primera pregunta:

-El día que ya no tenga nada que decir con la música será el más triste de todos; entonces, sin mirar atrás, voy a echar mi guitarra al fondo del mar. Los artistas recorremos un camino angustioso en la creación; siempre he querido expresar conceptos novedosos, descubrir otras formas de tocar y no sé hasta cuándo pueda continuar haciéndolo. Es el eterno desafío.  

Pienso que ese momento en que digas adiós a los escenarios será de mucho desgarramiento.

-Si y no. La guitarra desde niño es mi pasión pero, a veces, se siente el cansancio porque el tiempo no pasa por gusto. Cada vez más, deseo sentarme a la orilla del mar con mi caña de pescar; me inclino a esa placidez porque necesito relajarme.

Por qué tu vida está tan ligada al mar? ¿Por qué hay títulos que tienen que ver con él como Entre dos aguas y Altamar?

-Es una relación muy poética;  nací en el mar y voy a morir en él. En cuanto a los títulos, es pura coincidencia; no he sido yo quien bautizó esas piezas; papá tituló Entres dos aguas y no sé si fue Ramón o Pepe quien le puso al otro número Altamar.

Mi entrevistado se nombra en realidad Francisco Sánchez  Gómez y nació en Algeciras, Cádiz, el 21 de diciembre de 1947. Desde que abrió los ojos respiró la atmósfera del flamenco y bebió de esa filosofía.

-En mi barrio éramos un bando de muchachos donde abundaban los Pacos y para distinguirnos usaban el nombre de la madre, fue así que empezaron a decirme el de Lucía, que luego adopté artísticamente. A los doce años, con mis hermanos Pepe y Ramón hicimos Los chiquitos de Algeciras, y nos fuimos a recorrer colmaos, a ganar la calle. Tengo editados numerosos  discos y el primero lo grabé de niño.

Paco ha sentido el flamenco como el galopar violento de  los caballos o, tal vez, el tierno temblor de las palomas. No hay dudas de que esta es una expresión de gran carga poética, trasmitida de generación en generación. Se aprende en los clanes familiares, y la cultiva quien tiene esa necesidad como un grito, de cantar penas y soledades.

Contrario a lo que muchos piensan, el flamenco no es una pieza de museo; su evolución es lógica. Hoy, los creadores tienen una forma distinta de verlo y por diversos senderos asumen esa renovación de la que Paco es abanderado. En aquel encuentro me explicó:

-Cada etapa tiene su timbre y no podemos estar de espalda a lo que pasa en el mundo. Todo va cambiando.

¿Y tu guerra con los puristas?

- Sí, la hubo. Ellos se oponían a los nuevos aires e incluso me atacaron, aunque eso quedó atrás. Los jóvenes que me siguen, y pienso que el flamenco tendrá una repercusión mundial  como el jazz, están por las sonoridades de su tiempo; sin embargo, los puristas son importantes en la medida en que velan porque no se pierdan las esencias.
 
Paco de Lucía, el primer artista que llevó la guitarra flamenca al Teatro Real de Madrid, me confesó que para él los más grandes en este arte son Montoya, Niño Ricardo y Sabicas, porque tenían un estilo, un virtuosismo para tocar en ese mundo de bulerías y fandangos.

Otra cuestión: ¿cómo se insertan el jazz y el rock en tu obra?

-He tocado en varias oportunidades con Al Di Meola, Chick Corea y Mc Laughlin, una experiencia realmente interesante para mí; necesitaba conocer más armonías y técnica e incluso la improvisación del jazz. Uno es una esponja llenándose de muchas cosas que luego afloran. Hice un tema con Mc Laughlin en el disco Belo Horizonte, incluso participé con Larry Coryell en el titulado Tres hermanos; además, tengo piezas con Corea. Son todos músicos brillantes que me han aportado. Creo que la interrelación ha sido magnífica y hemos trascendido fronteras.

Paco de Lucía, a quien el gran Eric Clapton calificó como sencillamente genial, el músico que hizo viajar miles de  kilómetros a los integrantes de la agrupación Emerson Lake and Palmer porque soñaban con verlo tocar en vivo, el hombre que ha llenado de aires frescos el flamenco continuó por muchos años su triunfal carrera.

Su discografía es de 38 discos incluye cinco antologías y cinco discos en directo. Hizo muchas colaboraciones con otros artistas como con el también famoso Camarón de la Isla.

Paco, quien se había dado a conocer en el Concurso Internacional de Arte Flamenco de 1962. Conquistó numerosos premios y distinciones como el Grammy Latino por sus álbumes grabados en 2004 y 2010, Medalla de Oro al Mérito en Bellas Artes, Premio Nacional de Guitarra de Arte Flamenco, Premio Príncipe de Asturias de las Artes de 2004, Doctorado Honoris Causa de la Universidad de Cádiz y el de Berklee College of Music, entre otros.

En aquella, para mí, memorable entrevista, afirmó:

- Cuba tiene un lugar muy preferente; amo a su gente, sus playas y su música. Soy un devoto admirador de Leo Brouwer, quien en el universo de la guitarra es un verdadero ídolo.