Pablo: Canciones de amor y vida

Pablo: Canciones de amor y vida
Fecha de publicación: 
22 Noviembre 2022
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Por siempre imperecedera su lírica ha marcado nuestro cancionero. De esta incuestionable personalidad de la cultura cubana  reproducimos esta entrevista.

El poeta desnuda su corazón y en ese latido íntimo entrega su música. Su voz espejo humano  va por el largo camino de los ríos derramando nostalgias, dolores, esperanzas y esa razón eterna que es el amor.

Esta entrevista con Pablo Milanés tuvo lugar un día, de un mes cualquiera. El trovador habló movido por las preguntas que iban surgiendo de la curiosidad, del deseo de conocerlo más.

La primera cuestión: ¿Tu trabajo con el son es una búsqueda consciente o simple inspiración?

- Yo te diría que es una influencia que tuve desde que abrí los ojos y que me sale muy espontáneamente. Soy de Bayamo y siempre ese mundo sonoro, sobre todo montuno, se me metió en cada poro. Mira si es así, que hay experiencias en que he hecho rock  y marchas y todo el fraseo que le  pongo es de son. Por eso me considero esencialmente sonero.

-Háblame del filin en tu trabajo.

-En cuanto a definiciones no estoy muy claro, pues uno crea una obra y no tiene sentido histórico de lo que en ese momento hizo. En 1962, cuando irrumpí en el mundo de la composición, estaba totalmente influenciado por  el filin y es normal que así sucediera: yo era un joven permeado por autores como José Antonio Méndez, Portillo y otros.

Esa influencia estaba en mi forma de componer, en mi forma de cantar; aunque es lógico que tuviera el impulso de renovación que siempre traen  las nuevas generaciones y pensaba que podía hacer cosas distintas a partir de mi propia óptica. Luego, esos pensamientos se vieron consagrados en Mis 22 años.

-Pablo, se ha dicho que esa canción, que resume tus angustias, fue como una especie de rompimiento, y musicólogos como Leonardo Acosta consideran que esta guajira es el puente entre el filin y la Nueva Trova.

-Pudiera ser que sí; pero no la hice con esa intención; simplemente en ella cuajaron las búsquedas cuando ya había desarrollado una madurez en la composición.

Volvemos al tema del filin y le pregunto qué ha significado ese movimiento para él:

-Mucho, porque en los años 50 y 60 no hubo una música que tuviera tanto arraigo en lo nacional. El filin, sus compositores recogían con ese sentido moderno lo que hacía falta en lo musical, en lo literario: canciones de mucha expresividad, sentimientos, de verdadero gusto poético y armónico.

Te repito que todo cuanto hice en los primeros años lo realicé totalmente bajo la influencia de ese movimiento; aunque también tuve la visión de querer hacer algo distinto. Esto no me sucedió solamente a mí, sino además a Martín Rojas, a Eduardo Ramos, a Reinaldo Montesinos, a Rembert Egües, en fin a mucha gente joven.

-Y ahora que hablamos de aquellas primera composiciones me viene a la mente Tú mi desengaño: ¿Qué te la inspiró, acaso una frustración amorosa?

-No, nada de eso. Sólo tomé una temática muy común en esa época: el despecho del hombre a partir de una actitud de su pareja: no olvides que yo también fui víctima de aquella cultura.

-Convergencia tiene su historia ¿no es cierto?

-En lo que se refiere a mí como intérprete sí, y se remonta a los años en que estaba con el grupo de Experimentación Sonora del ICAIC: estudiábamos distintas vertientes de la música y nos cayó en las manos el disco Sones de ayer, que reunía números excelentes y allí estaba Bienvenido Julián Gutiérrez, de quien aprendimos Convergencia. Entonces pensé que si algún día grababa esa canción se la dedicaría a Miguelito Cuní y que incluso la segunda  parte  la iba a cantar  imitándolo  para que fuera como un homenaje a él.

Pablo toca en su guitarra los acordes de Convergencia, la tararea para luego volver sobre los recuerdos.

-Pasó el tiempo y, en 1978, durante el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, le expuse a Cuní mi deseo de cantar juntos el número de Bienvenido. A partir de ese momento surgió una linda amistad, a través de la cual reafirmé el sentimiento de admiración que, desde niño, le profesaba. Te digo que de muchos modos Miguel enriqueció mi trabajo.

-En tus canciones late fuerte el amor; pienso que eres un eterno enamorado ¿Me equivoco?

-Soy una gente normal y me sucede por tanto lo que a otros: sufro, gozo el amor, lo vivo y mucho más como se puede vivir en una sociedad como la nuestra en que los sentimientos, la vida espiritual se puede manifestar plenamente.

A la hora de cantar, de componer, ya no es lo mismo, porque me gusta expresar del amor sus complejidades y entonces no soy tan optimista ¿ves? Es así que he hecho Para vivir, Mírame bien y varios números en los que más bien presento contradicciones; asuntos que no son muy abordados porque  muchos autores prefieren cantarle a las cosas bellas del amor.

-Pablo, observo que en tus composiciones hay una referencia  muy marcada del tiempo, como si siempre te rondara, y se convirtiera, cada vez más, en una obsesión.

-Sí, es cierto. Me considero un atormentado del tiempo, aunque no uso reloj, ni pregunto continuamente la hora; pero te repito que me preocupa el tiempo que pasa y no me permite hacer todo lo que quisiera y también, por qué no, el tiempo que irremediablemente me acerca a la muerte. Y no es que le tema, es que uno debía vivir un poco más para realizar una serie de proyectos que un día podrían quedar truncos.

-Se dice que tienes 300 o más canciones compuestas…

-En realidad no soy tan pródigo como Silvio; él me aventaja ampliamente. En mis 24 años de compositor tengo muchísimas obras compuestas de las que un buen número se ha perdido; primero, porque han sido temas de ocasión: melodías hechas para el teatro o un programa de TV que no quedaron grabadas. En el GESI hice otras que no archivo ni en la memoria. Lo cierto es que guardo más de cien canciones.

Lo inquieto con otra pregunta: Y de ésas ¿cuál rescatarías del olvido?

-Casi siempre me enamoro de la última, es la que más disfruto, desgraciadamente las otras las he ido quemando en recitales y, claro, no producen la emoción de la más reciente, que sí está dando nuevas cosas.

-¿Te pasa con Yolanda?

-Aunque esta tiene un eterno disfrute, una eterna emoción y es atemporal y puede adaptarse a cualquier amor sincero, honesto de una pareja, pienso que de tanto cantarla no me provoca lo que la última que compuse.

-¿Y qué te sucede con El breve espacio en que no estás?

-Pues como todavía no la he sedimentado, la siento con dolor, angustia, desgarramiento, como si estuviera metido en el corazón del protagonista de la historia. Claro que no me pasará cuando lleve 15 años cantándola. Es un proceso muy interesante éste de la creación.

-¿Por qué Silvio y tú tienen tanta identificación con los jóvenes?

-Tal vez porque respondemos a sus inquietudes sociales, amorosas, a sus inquietudes de todo tipo: hablamos su propio lenguaje.

-Lo que dices se aprecia claramente en el tema de Algo más que soñar.

-No hay dudas de que esa serie me permitió comunicarme más rápidamente con los jóvenes; además, estaba apoyado en una obra de calidad que proyecta lo que siente la juventud de hoy.
             
Con un texto poético que toca hondamente la sensibilidad, su canción Yolanda, escrita en 1970, de definido corte sonero, reúne las motivaciones de un hombre enamorado. La musa fue Yolanda Benet, en esa época esposa del cantautor.

Hace algunos años en una encuesta de la revista Salsa cubana sobre las diez canciones cubanas del siglo, Yolanda ocupó el primer lugar.

Ha tenido múltiples versiones. En la placa En vivo, el propio Pablo la canta a dúo con Silvio Rodríguez. Mucho gustó la versión de Chico Buarque. En el LD Homenajes, la grabó Kiki Corona.

Otras creaciones están en las voces de Mercedes Sosa y Guadalupe Pineda. Más recientemente Omara Portuondo, La Diva de Buena Vista Social Club, la interpreta a dúo con Haydée Milanés para la edición  Deluxe del disco Amor, homenaje a su padre, Pablo.

 YOLANDA

Esto no puede ser no más que una canción;
quisiera fuera una declaración de amor,
romántica, sin reparar en formas tales,
que pongan  freno a lo  que siento ahora a raudales.
Te amo,
te amo,
eternamente te amo.

Tú, me desnudas con siete razones,
me abres el pecho siempre que me colmas
de amores,
de amores, eternamente de amores.

Si alguna vez me siento derrotado,
renuncio a ver el sol cada mañana;
rezando el credo que me has enseñado,
miro tu cara  y digo en la ventana;
Yolanda,
Yolanda,
Eternamente, Yolanda.

Pablo ha compuesto música para seriales de la TV, documentales y películas como Gallego, de Manuel Octavio Gómez. Ha ofrecido  conciertos en numerosos países. Uno de sus álbumes más importante es el titulado Querido Pablo, en el que participaron  figuras como Víctor Manuel, Ana Belén, Luis Eduardo Aute, Mercedes Sosa…Su secuela en el 2001 se  llamó Pablo Querido. En otro álbum homenaje encontramos las voces de Fher, cantante de Maná, Armando Manzanero, Marco Antonio Muñiz, entre otros.

El cantautor musicalizó poemas de José Martí y Nicolás Guillen. Entre sus canciones más difundidas están Años, Ámame como soy, Amo esta Isla, Comienzo y final de una verde mañana, Cuando te encontré, Cuánto gané cuánto perdí, El tiempo, el implacable, el que pasó, Hoy estás quizás más lejos, Hoy la vi, La vida no vale nada, Los caminos, Llegaste a mi cuerpo abierto, Ya se va aquella edad, Yo no te pido, Ya ves y yo sigo pensando en ti, Para vivir.

El cantautor ha recibido numerosas distinciones y el Premio Nacional de Música, 2005, Grammy Latino al Mejor Cantautor por el álbum Como un campo de maíz y Grammy Latino por el Mejor Álbum Tropical por el disco junto a Andy Montañez, 2006.

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