OPINIÓN: El tiki-taka sin sentido

OPINIÓN: El tiki-taka sin sentido
Fecha de publicación: 
7 Diciembre 2022
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No acaba de aprender España, o más bien sus directivos de fútbol. El tiki-taka que enamoró al mundo, primero en el Barcelona y luego en la selección nacional, no es un estilo de juego para aferrarse a él cueste lo que cueste.

Muy vistoso cuando se tiene profundidad, es un verdadero castigo cuando la pelota va de un lado a otro sin mucho tino, y las incursiones ofensivas no terminan con disparo a puerta.

La Roja volvió a sufrir de lo mismo, como cuatro años atrás contra Rusia. Más de mil pases dio en el choque de octavos de final contra Marruecos, pero tiró solamente dos veces a puerta, mientras que sus rivales lo hicieron en tres ocasiones, con menos de la tercera parte de esas entregas.

Es que la milonga de la posesión ya va siendo cansina, y mucho más la defensa a ultranza que hacen sobre todo desde Cataluña. Ahora se trasladó a la selección nacional, y de nuevo vino el baño de realidad ante unos marroquíes que jugaron a lo suyo (siguen sin permitir goles en contra, apenas uno en propia puerta) y crearon hasta más peligro en sus pocas internadas.

Eso que defiende a muerte Xavi en el Barcelona (aunque lo hayan bajado una vez más a Europa League) no puede ser el único guión de un equipo de fútbol, y menos en un Mundial, donde te encuentras rivales de todo tipo.

Cuando estaba él de pantalones cortos, y tenía cerca a un tal Andrés Iniesta y a un tal Lionel Messi, entonces sí era posible, pero ni él ni el seleccionador Luis Enrique se pueden aferrar a un sistema cuando no se tienen los jugadores para conseguirlo.

Pedri es muy bueno, y Gavi muy luchador, pero no les llegan (todavía) a los tobillos a sus antecesores, y el propio Busquets ya no es el mismo. Entonces, es aferrarse a una quimera.

El espejismo del 7-0 contra Costa Rica pasó factura también, y quizás la indiferencia de Luis Enrique, más preocupado por sus “streamings” que por estudiar a sus rivales. Si chocante resultó que no se enterara que estuvo eliminado en fase de grupos durante tres minutos, peor fue su desconocimiento del número 8 marroquí, Azzedine Ounahi, que lo tuvo a mal traer durante todo el choque.

Los que hicieron de tripas corazón para apoyarlo a pesar de todos sus desplantes, altanerías y caprichos quedaron de momento aliviados, y digo de momento porque no se sabe si seguirá al frente de La Roja.

En cambio, los que lo apoyaron incondicionalmente deben estar no menos que decepcionados, porque se les prometió que cuajaría una idea a todas luces descabellada cuando no tienes un líder sobre el terreno, ni un referente de prestigio en la delantera, ni siquiera unos extremos atrevidos que vayan al uno contra uno. Es más, el único que lo intentó, Nico Williams, fue sacado del terreno a pesar de haber entrado como suplente. En su lugar entró Pedro Sarabia, supuestamente para garantizar un buen cobro de penal, algo que tampoco consiguió.

Realmente los disparos desde los 12 pasos fueron vergonzosos. Ni siquiera un experimentado como Busquets se salvó del bochorno, mientras Luis Enrique miraba impasible desde el banquillo. El técnico supuestamente más motivador ni siquiera fue al terreno para arengar a los suyos antes de la fatídica tanda.

En fin, que todo ha sido un mar de despropósitos en Qatar 2022 para España, aunque ya se veía venir.
 

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