OPINIÓN: Cine a lo grande

OPINIÓN: Cine a lo grande
Fecha de publicación: 
9 Diciembre 2022
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"Cine a lo grande": el eslogan del actual Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano pudiera resultar paradójico si tenemos en cuenta que esta ha sido, probablemente, la más pequeña de las ediciones de la cita... asumiendo la cantidad de salas y de las cintas seleccionadas.

Y sin embargo, está siendo un buen festival.

Lo es por la importancia de una convocatoria en momentos particularmente difíciles para la nación. En tiempos de crisis económica, una lógica decididamente pragmática aconsejaría suspender la mayoría de las celebraciones culturales, al menos las que no reporten significativos ingresos.

Pero el país no ha renunciado a su política cultural, aunque haya atemperado determinados eventos. Y el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano es uno de los emblemáticos encuentros de la cultura cubana.

Celebrarlo contra todos los obstáculos es una apuesta por el arte, un reconocimiento a su extraordinario valor en el entramado social.

No es tiempo de grandes eventos. Es tiempo de eventos bien pensados, bien organizados. Calidad, más que cantidad. Eficacia, más que engañosa masividad. Utilización racional e intencionada de los recursos con que se cuenta.

Pero este no puede ser un análisis económico (lo que no significa que se ignore la importancia de la economía de la cultura). El Festival promueve un ejercicio creativo, consolida espacios para el diálogo, vislumbra consensos, estimula debates necesarios. Su principal capital es simbólico. Su ámbito es el de las ideas.

Por eso hay que defender un Festival apegado a concepciones progresistas (auténticamente progresistas, no es cuestión de simples fachadas) del arte cinematográfico. No es que el mejor cine deba darle la espalda al mercado. Lo imprescindible es encontrarle un mercado al mejor cine. De manera que el arte no sea rehén de las lógicas mercantiles.

Hay en este continente (y en el mundo todo)un cine que va más allá de la simplicidad de unas cuantas fórmulas funcionales. Un cine incómodo y sugerente. Una creación que ahonda en conflictos, que se compromete con un contexto, que alumbra ciertas áreas en penumbras de eso que llamamos "la realidad".

Y hace todo eso sin renunciar a la maravilla del arte, a su capacidad de seducir y enriquecer espiritualmente, a la permanente búsqueda de la belleza.

Ese es el cine que propone este Festival, el cine que premia.

Hay una clara voluntad institucional de respaldar la plena libertad creativa, de sostenerla y garantizarle. Se propician visiones múltiples y cuestionadoras. Y eso se ha hecho evidente en la programación de la cita. Más concentrada, pero contundente. Hay cierto debate sobre el nombre de la cita: ¿en qué sentido es nuevo el cine latinoamericano que se presenta por estos días en La Habana? Quizás no lo sea desde una valoración meramente estilística, o en el concepto de un movimiento artístico homogéneo. Pero sí lo es por sus implicaciones temáticas, ideológicas. La Habana, Cuba, tienen que seguir siendo plaza privilegiada para ese cine.

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