No puede concebirse una Cuba soberana que no sea antimperialista (+ VIDEO)

Librando las batallas propias de nuestros tiempos, la nación recibe el aniversario 168 del natalicio del apóstol de su independencia. A veces nos preguntamos qué hubiera hecho José Martí ante esta o aquella disyuntiva. Martí es para los cubanos, aún en el siglo XXI, el arquetipo de la sabia decisión, el referente de la postura justa, el paradigma de la virtud y la deontología, el artífice de la unidad en torno al interés común...

Mas convertir a Martí en un manual estático es un sacrilegio. En ocasiones se apela superficialmente a frases suyas para, ignorando contextos, legitimar o desacreditar. Extrapolar a Martí a las realidades de hoy implica más que copiar una frase entre comillas o poner a rodar en las redes la foto de un texto fragmentado al arbitrio. Para extrapolar a Martí se impone una inmersión en la vastedad de su pensamiento.

Debe tenerse presente que el caudal del ideario martiano no es el único del que se alimenta la sociedad que se intenta construir; pero sí es una fuente muy profunda y abarcadora.

Nuestra herencia martiana está ligada a las causas de la justicia social y la soberanía nacional. Aunque el escenario no es el mismo que vivió, es preciso asumir con inteligencia su legado: la justicia social hay que profundizarla; la soberanía nacional, ya obtenida, hay que defenderla.

Relacionado con la soberanía nacional existe un elemento esencial apuntado preclaramente por Martí: el antimperialismo. Quien esté interesado en mantener la verdadera soberanía de esta nación no puede ignorar las enseñanzas martianas sobre las pretensiones imperialistas. No puede concebirse una Cuba soberana que no sea antimperialista.