Mundial sub-23: Reacción muy tardía

La selección cubana sub-23 mejoró un poco la imagen con un buen cierre en el Campeonato Mundial de la categoría, pero la reacción fue demasiado tardía y sirvió de muy poco.

Luego de perder sus tres primeros choques, los cubanos vencieron en los cinco restantes, dos correspondientes a la fase de grupos, y los tres efectuados en la ronda de consuelo, que a la postre no sirvieron para nada más que levantar un poco la moral.

Esos reveses al inicio impidieron que el plantel avanzara a la Súper Ronda, lo cual era el objetivo principal del colectivo técnico encabezado por Alaín Alvarez. Hubo empate entre varias novenas, pero el coeficiente TQB no nos favoreció al vencer estrechamente y perder con mayor amplitud, y lo mismo nos sucedió en la disputa de los puestos del siete al 10, porque entramos con dos choques perdidos y a pesar de ganarlo todo finalizamos con igual balance que el resto, y nuevamente el TQB nos dejó mal parados.

Esa décima posición clasifica como la peor actuación del béisbol cubano en eventos internacionales y debe ser objeto de serios análisis.

Pero quiero referirme a la reacción tardía, que a mi juicio obedece al factor sicológico.

Todos los equipos Cuba salen del país demasiado presionados con obtener un buen resultado, y eso muchas veces da al traste con buenas actuaciones. La muestra más evidente la acabamos de tener, pues cuando ya no había nada que hacer fue que se soltaron a jugar y eslabonaron cinco triunfos al hilo.

Los apologistas se agarrarán de eso, pero a mi no me vale, porque hay que saber ganar el juego bueno. Claro que hubiera sido peor regresar con balance más adverso, pero en definitiva lo que quedará para la historia es ese décimo lugar, que no se corresponde con la calidad de ese plantel.

Salió a relucir, era de esperar, el calendario de solo 15 juegos para la Serie Nacional, pero en el mismo evento se vio que se podía mucho más, porque se le ganó a Venezuela, que era de los mejores elencos del torneo a pesar de no acceder a la instancia decisiva.

La anemia ofensiva sigue siendo nuestro mal principal, y no se ve la luz al final del túnel, aunque cueste decirlo. Selección por selección, desde aquella del segundo Clásico Mundial no se ve una que intimide con el poder de los maderos y aunque en buena medida la pérdida de talentos es la causa principal, también hay otros factores como el trabajo en los entrenamienos para fabricar las carreras cuando te falta poder, la concentración en cada turno al bate para escoger el lanzamiento adecuado y el saber dar la conexión necesaria en el momento justo.

Los jonrones son lo más espectacular, pero son solamente una manera, la más fácil, de pisar el plato.

Los lanzadores fueron lo mejor en Taipei, pero tampoco es para tocar campanas, porque por momentos fue bateado, sobre todo con oportunidad.

El trabajo sicológico con los nuestros tiene que ser mucho mejor, los nervios hay que saber controlarlos y quizás sacar del programa alguna que otra reunión o abanderamiento: que hagan su trabajo y luego les damos todos los homenajes que se merecen.