Las universidades cubanas no son de tiza

Las universidades cubanas no son de tiza
Fecha de publicación: 
3 Abril 2022
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Imagen principal: 

Foto: Melissa Ayala Garriga

Las universidades cubanas no son una suma de aulas donde los trazos de tiza sobre el pizarrón delimitan sus fronteras.

«Hoy es visible el papel de la Universidad en el sistema de gestión de Gobierno basado en la Ciencia y la Innovación», asegura el Presidente Miguel Díaz-Canel.

Sucede que, según se subrayó en el balance del trabajo en el 2021 del Ministerio de Educación Superior (MES), se han fortalecido las interconexiones de esos centros de altos estudios con el sector productivo de bienes y servicios y también con la administración pública.


Foto: tomada de radioflorida.icrt.cu 

Muestra de las nuevas formas organizativas surgidas del talento y la innovación universitaria son los parques científico tecnológicos así como empresas Interfaz, que no solo reducen tiempo en la implementación de soluciones sino que también aportan al financiamiento de actividades científicas. 

En la universidad pinareña Hermanos Saiz Montes de Oca, por ejemplo, el vínculo con las empresas ha cobrado una singular fuerza, sobre todo a partir de la labor de innovación de ese centro docente.

Como resultado, han visto la luz valiosos proyectos como el nombrado “Soberanía alimentaria con más ciencia”, que consiste en plataformas digitales para facilitar el conocimiento sobre determinados cultivo y utilizar en ese sentido cada vez mejor las potencialidades de cada territorio.

 


Profesores del centro universitario municipal Mantua intercambian con productores de la  CCS Álvaro Barba. Foto: del Facebook de la Universidad de Pinar del Río 

También les distingue el proyecto Ciudad Inteligente, que posibilita a la ciudadanía conocer, también mediante plataformas digitales, sobre los servicios, la producción, la situación demográfica, así como los principales recursos de cada territorio.

Es solo un ejemplo entre cientos, pero al comentar  de innovación, ciencia y universidades, no puede dejar de mencionarse el aporte de estudiantes, profesores y trabajadores en general de esos planteles durante la prevención y el enfrentamiento a la Covid-19. Pocas veces ha brillado tan alto el compromiso social y el humanismo de la Educación Superior cubana.

Entidades de ese sistema educacional tomaron parte en el proyecto y la patente del candidato vacunal Soberana 02, en la creación de los laboratorios de síntesis químico, y en la modelación matemática, entre otros.

Pero, además, todas las vacunas que llevan el sello “hecho en Cuba” y que tantas vidas han salvado, incluso más allá de nuestras fronteras, así como los protocolos de atención y toda la estrategia de enfrentamiento que ha seguido esta Isla, se sustentan, de una u otra forma, en un saber acumulado que tiene como cimiente la universidad y sus enseñanzas, que igual se tradujeron en tanto aporte voluntario durante la etapa más dura de la crisis sanitaria.

 


Foto: @IsriUjc

Interdisciplinariedad e intersectorialidad propiciaron, a partir de una voluntad política manifiesta, esas y otras contribuciones de las universidades, donde, junto a las ciencias igual se aprehenden ética y valores.

Del pizarrón al barrio

Profesores y estudiantes universitarios aportan hoy en la creación de políticas públicas y legislativas.

Mucho debe, por ejemplo, el proyecto del nuevo Código de las Familias, a la contribución de esos académicos, quienes no solo han dado su colaboración en el plano estrictamente académico asesorando, proponiendo… 

También se les ha visto desde muy variados espacios de comunicación –en la TV, la radio, la prensa impresa y digital- explicando al pueblo, aclarando dudas.

 


Foto: captura de pantalla

Fueron los profesores universitarios Patricia Arés, Yamila González y Leonardo Pérez Gallardo quienes, junto a otras personalidades, tomaron parte en la Audiencia Pública Parlamentaria «Cuba vive en las familias»  , sobre el proyecto de ley del Código de las Familias. Y junto a ellos, estuvieron también los alumnos, representados  por la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios, Karla Santana.

En las reuniones de chequeo y control del coronavirus, que sistemáticamente sostiene la Presidencia de la República, igual han tomado parte activa reconocidas figuras del ámbito universitario. 

Que lo diga si no el profesor Dr. C. Raúl Guinovart Díaz, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana, cuyas gráficas, elaboradas de conjunto con los datos de epidemiólogos, ha seguido con particular atención el pueblo para conocer sobre los pronósticos en el curso de la pandemia.

 


Foto: Alba León Infante

Pero aunque no todos tienen la visibilidad de los medios, son muchos los que desde la Educación Superior andan aportando a la calidad de vida del cubano en el más amplio sentido de ese término. 

En agosto último, más de 3 mil 400 universitarios, profesores jóvenes y profesionales de varios sectores integraban las Brigadas Juveniles de Trabajo Social (BJTS), iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas, para ayudar en la transformación de los barrios que así lo necesitan.

Visitaron los hogares para conocer de los problemas que los aquejaban, lo que aquejaba a cada familia en lo material y en lo espiritual.

Y esta contribución con los barrios no ha cesado desde que, a mediados del año pasado, diera comienzo el plan gubernamental de transformación de las llamadas comunidades vulnerables o en desventaja.  

La comunidad universitaria ha tomado parte en proyectos culturales, educativos, en la recogida de estadísticas y también aportando soluciones a los problemas económicos y sociales específicos del barrio, siempre partiendo de lo que los vecinos plantean. 

En labores de construcción y limpieza se ha visto a estudiantes y profesores hombro con hombro junto a los habitantes de barriadas como El Fanguito, La Timba, Lawton, por solo mencionar algunos enclaves, solo capitalinos.
 


Foto: Juventud Rebelde

 
Y ahora, a partir del inicio del nuevo curso, se proponen organizar mejor la participación de estudiantes y profesores en el acompañamiento a los gobiernos y actores económicos comunitarios.

«En la transformación de los barrios nos pueden apoyar las universidades, sobre todo en la etapa inicial, donde es necesario realizar diagnósticos y estudios antropológicos, que permitan construir el socialismo con nuestros propios esfuerzos y la participación de todos», apuntaba Díaz-Canel durante el balance del MES.

También desde el barrio, la comunidad y el municipio, a la universidad cubana le corresponde continuar apoyando la formación de esos recursos humanos, que son, precisamente, los encargados de impulsar el desarrollo local. 

No quedan dudas de que lo lograrán. Cómo no conseguirlo si el pasado año, en tanto arreciaba el bloqueo estadounidense y la pandemia golpeaba sin piedad la producción de bienes y servicios, nuestra economía toda, la Educación Superior logró avanzar a pesar de tanto viento en contra.


Foto: Heriberto González

Tensando creatividad y compromiso, concluyeron el curso escolar demostrando, además, lo posible en determinadas circunstancias de la enseñanza a distancia.

 Así lo reconocía el mandatario cubano, quien, al intercambiar con jóvenes universitarios, subrayaba una verdad que sigue siendo el distintivo de nuestras universidades: «Ustedes han aportado al modo en que tenemos que concebir los procesos, a la integralidad con que hay que proyectar las tareas, y también nos han dado muchas ideas sobre el trabajo social, sobre las políticas públicas, la atención a vulnerables, la reconstrucción de la relación Estado-Gobierno-Partido-Pueblo, sobre cómo buscamos una participación mayor, cómo logramos que todos nuestros mecanismos sean más democráticos».

 

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