La felicidad de Carletto

Qué feliz soy por haber vuelto al Real Madrid, le dijo el director técnico del club merengue, Carlo Ancelotti, al presidente de la institución, Florentino Pérez, tras ganar este domingo la Supercopa de España.

La frase, muy sencilla pero a la vez muy sentida, refleja a las claras que al experimentado entrenador le pareció una eternidad haber pasado cinco años antes de regresar a la institución de Concha Espina, de donde nunca debió salir.

Es verdad que su segunda temporada en el banquillo blanco se saldó con apenas dos títulos, consecuencia de lo hecho en la anterior (Supercopa de Europa y Supercopa de España), pero haber conseguido La Décima debió ser crédito suficiente como para seguir al menos otro año.

No obstante, Florentino en su momento estaba obsesionado por traer a Rafa Benítez producto de su buena relación, y despidió a Carletto antes de lo aconsejado. La historia le dio la razón al preparador italiano, y de no ser por Zinedine Zidane las consecuencias hubieran sido desastrosas.

Pero lo pasado es pasado, como dice la canción, y Ancelotti tuvo una segunda oportunidad que no siempre da la vida, y está tratando de aprovecharla.

Ya sabe que con él la paciencia no es la deseada, y por eso ha concentrado todos sus esfuerzos en convencer a la directiva madrileña de que es el hombre ideal para guiar los destinos del plantel, sumando su sapiencia futbolística y sus dones de sicólogo para recuperar a un vestuario que pareció agotado hace unos meses.

Su mano izquierda ha sido fundamental para motivar a los veteranos de la escuadra, integrar perfectamente al único refuerzo incorporado (David Alaba) y mantener enchufados a casi todos a pesar de que casi siempre juega con los mismos.

En particular sobresale la confianza dada a Vinicius Jr., que logró explotar finalmente en esta campaña, luego de no haber contado con todo el respaldo (o la paciencia) de Zidane.
Esas han sido las principales virtudes de Carletto en esta segunda etapa, y mantenerlas su principal reto a partir de ahora.

El paso brillante del Madrid en todas las competiciones se ratificó en los últimos días en la Supercopa, tras imponerse al mejor Barcelona de la temporada y a un Athletic de Bilbao que nunca se rinde.

Fue diferente el plan táctico para cada rival, pero similar el resultado, con un Madrid que nunca perdió el control del partido y consiguió lo necesario cuando hizo falta.

Quizás ahí estuvo una de las claves de su éxito en la final, porque en el banquillo contrario Marcelino García quiso aplicarles a los merengues la misma fórmula con la cual remontó ante el Atlético de Madrid, solo que esta vez no bastó con el empuje, porque enfrente tenía a un conjunto que nunca se echó atrás para defender el marcador.

Luego de más de un año el Madrid vuelve a levantar un trofeo, pero Carletto sabe que para mantener su felicidad esto no es suficiente.