La educación en el mundo durante un 2020 de pandemia

La educación en el mundo durante un 2020 de pandemia
Fecha de publicación: 
7 Enero 2021
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Imagen principal: 

foto: tomada de rtve.es

Volver la vista al año que recién terminó es cruzar los dedos junto a una mueca de desagrado, pidiendo que nunca más el mundo viva algo similar.

Las razones, asociadas a la Pandemia del SARS-COV-2, son conocidas por todos, en primer lugar, los tantos fallecidos y contagiados, que generan el mayor dolor.

Pero hay otra gran herida causada por ese coronavirus en el pecho mismo del planeta, cuyas terribles consecuencias recogeremos a mediano y largo plazo: los impactos en la educación, con la consiguiente huella en toda una generación.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) estimó  que unos 24 millones de estudiantes, desde el preescolar hasta la universidad, probablemente no retornen a sus centros escolares luego de la interrupción de las clases debido a la COVID-19.

De hecho, cerca de mil 600 millones de educandos de más de 190 países vieron cerrar sus instituciones académicas, al menos en la etapa más grave de la pandemia en su tierra,  y ello representa el 94 por ciento del total de estudiantes del planeta. No es poco.

 


Foto: Unicef

No es noticia que antes de que el nuevo coronavirus asomara al panorama mundial ya existían personas de todas las edades en el mundo cuya educación se encontraba en riesgo, es decir, aquellos en situaciones vulnerables sobre todo en lo económico, desfavorecidos por llevar el rótulo de inmigrante o de minoría étnica, por su raza, por una discapacidad, o por estar marcado con algún rasgo distintivo de una supuesta “norma”.

En ese caso estaban más de 250 millones de niños, que ya no iban a la escuela antes de la pandemia, en tanto casi 800 millones de adultos eran analfabetos, según el informe de la ONU  “Educación durante COVID-19 y más allá”.

El Secretario general de esa organización, António Guterres, aseguraba que “nos enfrentábamos a una crisis de aprendizaje antes de la pandemia, y con la pandemia se ha agravado, afectando sus consecuencias especialmente al alumnado en riesgo de exclusión social”.

Nos enfrentamos a un desastre generacional sin precedentes en la historia de la educación, aseguran entendidos en el tema de la docencia y la pedagogía, y sobran dolorosas  razones para tal afirmación, confirmada en el  Informe regional GEM sobre inclusión y educación para América Latina y el Caribe, del 2020, que UNESCO tituló Todos y todas sin excepción  y donde confirma que la desigualdad y la discriminación repercuten en la distribución de las oportunidades y los resultados de la educación.

El mencionado informe revela –mejor decir, confirma- que esta pandemia ha exacerbado las desigualdades incluyendo el ámbito educativo. A tal punto han sido el egoísmo y la indiferencia que el 40 por ciento de los países del orbe no han apoyado a los estudiantes en situación de riesgo. 

Un llamado a fomentar sociedades más igualitarias y resilientes queda subrayado en ese texto, que clama por concentrarse en quienes se quedan atrás al reorganizarse las escuelas.

 “Para estar a la altura de los desafíos de nuestro tiempo, es imperativo avanzar hacia una educación más inclusiva”, subrayaba la Directora General de la UNESCO, Audrey Azoulay.

Pero cómo acercarse a esa educación inclusiva si mientras casi un centenar de países incorporaron el aprendizaje a distancia y en línea durante la pandemia,  más de 500 millones de niños no pueden acceder a esa alternativa y en particular cerca del 47 por ciento de los alumnos de Primaria y Secundaria por carecer de una computadora, tablet o teléfono celular,  o de conexión a Internet.

 


Foto: tomada de laprensaustral.cl

Al tema de la tecnología se añade otro no menos importante: La privatización de la enseñanza pone en peligro el derecho a la educación, según lo demostró también esta crisis sanitaria mundial.

 Es innegable, para alcanzar esa educación inclusiva hace falta una voluntad política gubernamental además de buenas intenciones. 

La escuela cubana

Es precisamente esa voluntad política la que ha propiciado los resultados cubanos en materia educativa y también su liderazgo internacional en ese orden durante el año 2020, reconocido recientemente por la Unesco.
 

 


Foto: Modesto Gutiérrez/ ACN

 

Dicho liderazgo educativo, “evidencia del compromiso del Estado y Gobierno cubanos con el cumplimiento de las metas de Educación de la Agenda 2030”, asegura esa organización.

El mencionado Informe Mundial para el Seguimiento de la Educación 2020 destaca asimismo los logros de las políticas educativas del Gobierno cubano para garantizar una educación inclusiva y de calidad y el 100 por ciento de cobertura preescolar.

Al mencionar algunos avales del liderazgo educativo cubano en la región, una nota de la Misión Permanente de Cuba ante la Unesco, citada por la ACN, menciona también la inclusión de nuestro país entre las 35 naciones seleccionadas para conformar el Atlas sobre el derecho a la educación de niñas y mujeres,  que elabora la Unesco como parte de la iniciativa "Su educación, nuestro futuro".

Además de los informes y avales mencionados, otro argumento igual de valioso habla también de cómo la educación cubana ha enfrentado estos tiempos de pandemia y es la confianza de la familia cubana  en que sus hijos nunca quedarán desamparados, olvidados a un lado del camino de la educación.

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