Jazz Plaza: Músico puertorriqueño Giovanni Hidalgo evoca sus raíces cubanas
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Percusionista puertorriqueño Giovanni Hidalgo, presente hoy en el Jazz Plaza. Foto: PL
Al percusionista puertorriqueño Giovanni Hidalgo, presente hoy en el Jazz Plaza, “la vena de la conga” le viene por su abuela paterna Luisa, la cubana, por demás, madre del reconocido conguero boricua José Manuel “Mañengue” Hidalgo.
“Todavía aprendo, no me considero el mejor del mundo, pero me gusta tocar, sé cómo, para qué y para quién lo hago. Mi espíritu permanece joven e incorporo siempre cosas nuevas. Un mínimo comportamiento de egocentrismo, representa la derrota del artista”, sentenció a Prensa Latina.
Hidalgo aludió al respeto a los pioneros de la música, pues “gracias a ellos estamos aquí” y evocó su infancia en San Juan, con los sonidos de las primeras décadas del siglo XX, “donde también radica la exquisitez, mi vínculo con Cuba y la aproximación a ritmos autóctonos de mi país”.
Conocedor profundo de la historia y los representantes de esa manifestación artística en ambas naciones, el percusionista alaba las maravillas de los estilos jíbaros puertorriqueños, provenientes del campo, acompañados del cuatro, la guitarra, los bongós y el güícharo.
En ese ajiaco inconfundible que nos identifica como región, Mañenguito distingue la influencia de las islas cercanas (República Dominicana, Haití y Jamaica) y reafirma los versos decimonónicos de su compatriota Lola Rodríguez de Tió: “Cuba y Puerto Rico son de un pájaro las dos alas”.
Asimismo, valora la excelencia musical de la mayor de las Antillas, provista de una amalgama bella y extensa de formaciones, instrumentos y religiosidad y recuerda, especialmente, a la agrupación musical Acerina y su Danzonera, con cuyos discos practicaban alrededor de 10 horas al día.
A su juicio, la nación caribeña, su segunda patria, “siempre ha estado adelantada respecto a grabaciones y estudios”, y, cuando llegó a La Habana, en la década de 1980, como uno de los miembros del conjunto Batacumbele, dirigido por Cachete Maldonado, Los Van Van e Irakere “fueron nuestros padres”.
“A ellos les gustó nuestra música y nos adoptaron. En este Jazz Plaza escuché nuevamente a Los Van Van, tocaron espectacular, pero también me dio nostalgia no ver a Juan Formell. Suerte que está Samuelito y Robertón, continuadores de ese linaje”, expresó.
Hidalgo incide en la pertinencia de que las nuevas generaciones de intérpretes “escudriñen” en las raíces sonoras de su país y conozcan del talento de aquellas figuras, a veces obviadas en los planes de estudio de los conservatorios.
Su libro de vida atesora a muchos de los virtuosos cubanos residentes en Puerto Rico y a otros más jóvenes como el percusionista Pedrito Martínez, de quien recibió la invitación para asistir a esta 38 edición de la cita internacional.
El artista boricua rememora su formación con las agrupaciones de Mario Ortiz y Charlie Palmieri, a los 12 y 13 años de edad, respectivamente, luego Batacumbele y sus intervenciones junto a Tito Puente, Rubén Blades, Art Blakey, Eddie Palmieri, McCoy, Kip Hanrahan y Hilton Ruiz.
Esa relación con Cuba será “hasta que yo muera” y ratificó su apoyo al festival, donde compartirá con músicos de la isla y estudiantes “con el mismo ímpetu, alegría, gozo, lealtad, respeto y disciplina, y una alabanza a la vida, creatividad, alegría, fe e inteligencia”.
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