Historias lejos del pupitre

Historias lejos del pupitre
Fecha de publicación: 
10 Noviembre 2021
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Falta menos de una semana para que una parte de los escolares cubanos reinicien el curso escolar de manera presencial: los de prescolar a quinto grado, con una matrícula de más de 718 400 estudiantes, así como los de las provincias donde no fue posible la reincorporación el día 8.

Aun cuando implica tomar todas las precauciones y medidas, era muy necesario que comenzaran las clases frente al pizarrón, como ya ha venido ocurriendo desde el pasado 4 de octubre.

Es posible que sea difícil para algunos, luego de casi dos años en casa, retomar esa rutina. Puede haber temores, ansiedades… Pero más complicado será, probablemente, para menores de otras latitudes.

Al menos, así lo ha hecho saber el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), al argumentar por qué el cierre de las escuelas ha resultado devastador en términos de aprendizaje, salud y bienestar de los estudiantes a nivel mundial.

Sobre todo los niños de familias y entornos más vulnerables han sido quienes peor la han pasado. A tal punto han sido los perjuicios que “se dejarán sentir durante años. Muchos niños nunca se pondrán al día”, asegura Unicef.


Foto: Unicef

Consecuencias de este tiempo sin escuelas

No se debe generalizar porque el mundo es un tapiz de realidades diversas, pero, como tendencia y sobre todo en el caso de los niños en situación más desventajosa, el cierre de las escuelas a consecuencia de la pandemia ha acarreado desde el aumento del sedentarismo hasta violencia doméstica.

Y entre los impactos más leves y los más nocivos se inscribe un amplio abanico de afectaciones: han visto empeorar su alimentación aquellos que contaban con ella en sus escuelas; otros, se han visto precisados, la mayoría de las veces por sus mayores, a apuntarse en el trabajo infantil, mal remunerado y a expensas de múltiples riesgos.


Foto: Internet

Además de trastornos emocionales que han implicado desde la ansiedad y dificultades con el sueño hasta las autolesiones y los intentos de suicidio, también para algunos menores, principalmente las niñas, esta etapa nefasta de pandemia les ha empujado al embarazo no deseado y al matrimonio infantil.

Dicho así, resulta solo una enumeración que poco comunica, plana y sin matices; pero en la realidad, tras cada uno de los impactos listados palpitan historias estremecedoras, muchas de las cuales marcarán para esos niños un antes y un después, difícil de olvidar.

Es así, porque, generalmente, se hace casi inviable el retorno a la vida escolar luego de acontecer un embarazo, un matrimonio o un macabro episodio de violencia doméstica, incluida la violencia sexual, por mencionar solo algunos ejemplos.

 


Foto: tomada de udg.mx

En general, el mundo vive hoy lo que se han calificado como una crisis educativa ya que la irrupción a nivel global del nuevo coronavirus mantuvo alejados de las escuelas por un año y medio a unos 77 millones de niños.

A tenor con tal situación y también con las evidencias de que el contagio en centros docentes no ha sido determinantes para la expansión del Sars-Cov2 en las comunidades,  la Organización Mundial de la Salud se ha pronunciado porque “solo se deben cerrar las escuelas en casos extremos. Y en esos casos, solo como medida temporal de último recurso”.

A esa exhortación se ha sumado Unicef al subrayar que “Esta generación de niños y jóvenes no puede permitirse sufrir más interrupciones en su educación” y, en consecuencia, “hace un llamamiento a los gobiernos para reabrir las escuelas lo antes posible y recuperar la educación”.

Los distantes de la educación a distancia

Como alternativa para lo que fue un mundo de pupitres vacíos, en no pocas geografías se apeló a la educación a distancia. Pero no todos ni en todas partes pudieron acceder a ella. Al menos uno de cada tres escolares en el mundo no tuvo esa posibilidad.

En total, y siendo conservadores con la estimación, cerca de 200 millones de escolares viven hoy, ahora mismo, en 31 países que no disponen de la preparación ni los recursos para implementar ese tipo de educación no presencial en caso de futuras emergencias. Un reciente informe de Unicef así lo ha dado a conocer.

 


Foto: tomada de amecopress.es

A la vez, la Directora Ejecutiva de esa organización internacional, Henrietta Fore, ha dejado claro que aun cuando es sabido que habrá otras emergencias, “sin embargo, no estamos avanzando lo suficiente para garantizar que los estudiantes tengan mejores opciones la próxima vez que se vean obligados a dejar de asistir a la escuela”.

Duele saberlo, pero es una realidad que, como pieza de un rompecabezas, se inserta perfectamente en este mundo de desigualdades e injusticias.

Por eso, no causa sorpresa conocer, según registra el informe mencionado, que, de los 31 países  sin preparación alguna  para ofrecer enseñanza de forma remota en ningún nivel educativo,  los estudiantes más afectados son los de África Occidental y Central.
 

La escuela cubana en tiempos de pandemia

Para nuestro país, que para nada se incluye entre los más ricos ni desarrollados, ha sido todo un reto asumir la educación a distancia.

No  obstante, nos acompañaron varias fortalezas en ese camino, entre ellas, el ser pública y no privada nuestra educación, a la vez que siempre ha constituido prioridad del estado cubano.

Al mismo tiempo, la igualdad de oportunidades que se propicia en esta Isla, así como los recursos que tradicionalmente se han destinado al sector educacional, incluyendo la calidad de sus recursos humanos, posibilitaron, junto a otras condicionantes, que el país pudiera dar continuidad al proceso docente-educativo, aún en los peores momentos de la pandemia.

 


Foto: Vicente Brito/ Escambray

Aun cuando nada puede sustituir las ventajas de la educación que se recibe en el aula y frente al profesor,  la alternativa a distancia -implementada luego del 24 de marzo de 2020,  cuando el curso escolar se interrumpió de manera presencial debido a la situación epidemiológica- permitió dar continuidad al proceso educativo.

Se lograron hacer ajustes curriculares, contando con la brújula del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, con la sistemática planificación del quehacer pedagógico y también con el empeño de la empresa productora de recursos informáticos y audiovisuales Cinesoft, la Dirección de Tecnología Educativa y del Canal Educativo de la Televisión Cubana. 

 


Foto: tomada de mined.gob.cu

Todas esas entidades juntaron hombros sin reparar en horarios ni esfuerzos para que educandos y educadores pudieran disponer de los materiales audiovisuales y también de otros en función de los ajustes.

Dieron inicio así las teleclases el 30 de marzo del año pasado, por los canales Educativo y Tele Rebelde, encaminadas sobre todo a sistematizar y ejercitar contenidos y objetivos de todas las asignaturas de los diferentes niveles de enseñanza.

Los esfuerzo de todos los mencionados junto a los de los escolares cubanos y sus familias, sumados a los del personal de la salud y al cumplimiento de las medidas higiénico sanitarias, han hecho posible que Cuba reinicie paulatinamente el curso escolar, un motivo más de orgullo para todos y cada uno de los habitantes de esta Isla.

 


Foto: tomada de cuba.cu

 

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