Geandry Garzón: Sueño olímpico en un «infierno» de tackles

Geandry Garzón: Sueño olímpico en un «infierno» de tackles
Fecha de publicación: 
17 Enero 2021
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Garzón pretende elevar la fuerza para optimizar la efectividad de sus movimientos técnicos. Foto: Getty

Geandry Garzón conoce a la perfección lo que significa la espera para acariciar un sueño. Los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, cuando atravesaba su mayor momento de lucidez deportiva, vieron como se le escapó el bronce ante el georgiano Otra Tushishvili.

Hoy, a la vuelta de 12 años, el santiaguero nacido el 5 de noviembre de 1983 no declina de materializar esa quimera. Lo intentará en Tokio, con 37 abriles, y en los 74 kilogramos, desde mi perspectiva, la división más cruenta que ostenta esa disciplina en la actualidad.

Imaginen que hablamos del italiano de origen cubano Frank Chamizo, el ruso Zaurbek Sidakov, el kazajo Daniyar Kaisanov, el estadounidense Jordan Burroughs, el húngaro Murad Kuramagomedov y el turco Soner Demirtas, por solo mencionar a los punteros del ranking, cualquiera de los cuales puede hacerte morder el polvo en la arena sin miramientos.

Geandry, quien atesora preseas mundiales en Budapest 2005, Guangzhou 2006 y Moscú 2010 (bronces), sumado a la plata de Bakú 2007, todo eso en los 66 kg, está consciente de su tarea de Hércules, y por eso carbura al máximo y aprovecha cada instante de su preparación.

—Año difícil, más tiempo cuidándote, trabajando con el peso… ¿Cómo valoras este período de inactividad tan prolongado por causa del coronavirus?

—Bien complicado. Rompí el enfoque en Tokio producto del stop y tuve que variar mi pensamiento. En casa hice lo que pude respecto al trabajo físico hasta llegar a los dos meses de base de entrenamiento en Sancti Spíritus.

«Allí lo perdido lo recuperamos en un 80-85% y lo principal fue retomar las capacidades físicas para lograr que el organismo retornara a un estado.

«Intento buscarle el lado positivo a las cosas. Lo veré como un año más de preparación para buscar que todo fluya sin errores a la hora cero».

—¿Hacia dónde concentras tu trabajo? ¿El control del peso corporal?

—En estos momentos, nos concentramos en subir un poco el tono muscular; de ahí, el hincapié en los ejercicios de fuerza. Los sparrings con Franklin Marén son como un combate en competencia. Es medallista mundial y posee nivel de élite.

«Es un atleta que se acercó mucho a mí desde que llegó a la preselección y con el que mantengo las mejores relaciones; santiaguero, igual que yo.

«Nuestra rivalidad siempre ha sido buena (Garzón se impuso 5-0 a Franklin en la Gala Pedro Val in Memoriam)».

—Para un atleta longevo, ¿qué elementos son esenciales y a los que más confianza le tienes sobre el colchón?

—Soy un luchador muy agresivo, sobre todo si estoy debajo en el marcador. Nunca dejo de forzar y me apoyo en el tackle lateral y el bote del brazo. Precisamente para hacer más efectivo ese último movimiento es que estoy buscando más volumen muscular y fuerza.

«Sucede que ahora, en los 74 kg, los rivales son un poco más fuertes y defienden mejor el bote».

—¿Cómo sobrellevas la molestia de años en la espalda?

—Esa lesión siempre me persigue, fundamentalmente cuando estoy en etapa competitiva. Se corresponde con el exceso de carga en los entrenamientos. Fui operado de una rodilla y producto de la raquídea, puede ser que me haya quedado como secuela.

«Afortunadamente, no me afecta mucho, pues cuando comienzo a presentar síntomas, sabemos cómo controlarla».

—En todo este tiempo, ¿dónde halló Geandry la motivación para buscar alcanzar nuevamente el prestigio en la élite que poseía?

—Siempre lo he dicho: quiero la medalla olímpica que se me fue en fracciones de segundos en Beijing. Se trata de regresar a los colchones, demostrar que sí puedo, y ahora, con la clasificación, buscar paso a paso la forma necesaria para lograrlo.

«Esa sería la mayor inspiración para mi hijo».

—Una división en extremo complicada… ¿Cómo proyectas sortear esa candela?

—Es una candela más que brava. Es la división más fuerte en el mundo en estos momentos. Solo digo que ese día es uno solo y el que mejor esté se la llevará. Yo voy con todo.

«La última vez que Frank Chamizo vino a entrenar a Cuba no pudimos hacer sparrings, pues una semana antes me había lastimado un dedo con Calabaza y luego, otro luchador de la preselección tuvo síntomas de catarro y suspendieron los entrenamientos en el gimnasio.

«Intercambiamos palabras, y confío en que antes de Tokio regresará y podremos entrenar juntos, algo que sería muy provechoso para los dos».

 

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