EN FOTOS: Danza para honrar (e interrogar) los clásicos

Danza Contemporánea de Cuba, dirigida por el maestro Miguel Iglesias, concluyó este domingo una temporada en la sala Avellaneda del Teatro Nacional que incluyó dos piezas que, desde disímiles presupuestos, honran la gran tradición del arte universal.

Consagración, de Christophe Béranger y Jonathan Pranlas-Descours, parte de la célebre coreografía La consagración de la primavera, de Vaslav Nijinsky, con música de Igor Stravinsky. A partir de ese referente, y sin obviar el impulso ritual, se adentra en las matrices de la identidad nacional, en particular en el diálogo con el acervo africano.

Purple Fools (Los tontos morados), de Mauro de Candia, evoca el espíritu de los bailes de salón para recrear, con vocación lúdica e incisiva, obras icónicas del repertorio musical. Se trata de una visión a primera vista disparatada, pero que articula un discurso desmitificador y cáustico.

En las dos piezas han destacado el entusiasmo, el compromiso y la capacidad interpretativa de un elenco muy joven, pero con evidentes credenciales.