El socialismo cubano es una obra de justicia social

El socialismo cubano es una obra de justicia social
Fecha de publicación: 
1 Octubre 2021
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Foto: Estudios Revolución

La situación actual del país, sus criterios de cómo debe ser el trabajo del Poder Popular como Poder del Pueblo, las prioridades de trabajo en estos momentos, y aspectos conceptuales y prácticos del desarrollo del Poder Popular y la participación popular, concentraron las reflexiones del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en encuentro sostenido con los presidentes de las asambleas municipales del Poder Popular (AMPP).

El objetivo de la intervención —señaló el Presidente de la República— fue «compartir ideas, criterios, que se han estado trabajando con el Buró Político, con el Secretariado del Comité Central, con los compañeros de la dirección de la Asamblea Nacional del Poder Popular y con el Consejo de Ministros, vinculados a los resultados, enseñanzas, aprendizajes, reflexiones a las que nos han llevado los encuentros que hemos realizado con representantes de diferentes sectores de nuestra sociedad».

A través de videoconferencia, participaron en el intercambio, desde el Palacio de la Revolución, Manuel Marrero Cruz, primer ministro; Roberto Morales Ojeda, secretario de Organización y Política de Cuadros del Comité Central del Partido Comunista, y varios funcionarios. En el Capitolio se contó con la presencia de los miembros de la dirección de la Asamblea Nacional, entre otros directivos, encabezados por Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional.

Desde las 15 provincias y el municipio especial Isla de la Juventud, asistieron 148 presidentes de las AMPP; 20 no pudieron estar por diferentes causas, por lo que fueron representados por 18 vicepresidentes y dos secretarios. Cerca de una docena intervino en el debate que prosiguió a la presentación que hiciera el Presidente de la República.

También estuvieron los primeros secretarios de los comités provinciales del Partido, los gobernadores y los secretarios de los gobiernos provinciales, entre otros invitados.

 

Cuba y su día a día de estos tiempos

Sobre el acontecer nacional, el Presidente de la República reflexionó que hoy vivimos una compleja situación, con una malvada ofensiva para desacreditar a la Revolución cubana que se manifiesta todos los días en las redes sociales y en provocaciones internas y externas, principalmente desde el gobierno de los Estados Unidos.

«A esta ofensiva tenemos que enfrentarla con mayor articulación en las redes sociales y con un enfrentamiento efectivo a la contrarrevolución desde la vigilancia revolucionaria, la guardia administrativa, la guardia cederista, la guardia obrera. Estamos en un momento en que la vigilancia revolucionaria es vital», enfatizó.

La complejidad de estos momentos —agregó— tiene que ver mucho con el recrudecimiento del bloqueo, con las 243 medidas aplicadas por la administración Trump y que han sido mantenidas por el presidente Joseph Biden, como una manera oportunista de responder a intereses electorales.

Estos hechos —añadió— nos han provocado una situación difícil, con limitados ingresos en divisas para enfrentar las principales necesidades, desabastecimientos por un tiempo prolongado, que se manifiesta en el fenómeno de las colas, que tanto irritan y que, también por problemas de organización, hacen que las personas permanezcan mucho tiempo en ellas y prácticamente no puedan comprar nada.

La escasez de divisas —argumentó también— ha limitado el aseguramiento a actividades económicas importantes, entre ellas al sistema electroenergético nacional y la generación eléctrica, lo que ha provocado reiteradas afectaciones al servicio por déficits con piezas de respuesto, mantenimientos y reparaciones generales en las principales plantas generadoras, además de que se ha incrementando notablemente la demanda eléctrica en el pico, entre otros aspectos que han provocado apagones indeseables, que irritan a la población.

«El recrudecimiento del bloqueo —había explicado el Primer Secretario anteriormente— lo tenemos que seguir enfrentando con el apoyo internacional, con la denuncia constante, pero —alertó— el bloqueo continuará, por lo tanto, tenemos que seguir siendo capaces, con bloqueo, de avanzar más, y avanzar con nuestros propios esfuerzos y con nuestro propio talento».

Sobre la limitación de recursos señaló entonces que tenemos que enfrentarla reanimando la economía, tanto estatal como no estatal; una reactivación que se impulsa hoy al tener más seguridad en el enfrentamiento a la COVID-19 a partir del impacto de la inmunización de la población con nuestras vacunas.

La pandemia —continúo analizando Díaz-Canel— es el otro suceso que ha complejizado la actual situación del país, y si en algo se ha manifestado la perversidad de la política genocida del gobierno de los Estados Unidos, es haber mantenido las medidas del bloqueo agudizadas por la administración Trump en condiciones de pandemia, asfixiando, sofocando a un pueblo, condenándolo a morir en las condiciones de pandemia.

La compleja situación actual requiere entonces, señaló el Presidente de la República, «mucha sensibilidad, mucho trabajo con las personas —trabajo diferenciado persona a persona—, mucha atención a los problemas de la población, a sus planteamientos », de lo que es ejemplo la actual labor de reanimación de los barrios.

Hoy tenemos —enfatizó— que reactivar todos los mecanismos de vinculación con la población, muchos de los cuales se habían desmontado debido a la pandemia y con los que teníamos un contacto sistemático con la población, donde resolvíamos, atendíamos, escuchábamos y también orientábamos y argumentábamos.

Díaz-Canel se refirió además a importantes procesos políticos que se realizarán, como la discusión popular y el referendo sobre el Código de las Familias, las elecciones de las estructuras del Poder Popular a nivel municipal y nacional en 2022 y 2023, respectivamente, los procesos de balance del Partido a nivel de municipio y provincia, y las próximas rendiciones de cuentas de los delegados a sus electores.

 


Foto: Estudios Revolución

 

De dificultad en dificultad, de triunfo en triunfo

Sobre determinadas matrices de opinión que tratan de imponerse sobre que la Revolución cubana vive hoy sus momentos más difíciles, el Primer Secretario argumentó en detalle cómo nuestro proceso siempre ha avanzado de dificultad en dificultad, de aprendizaje en aprendizaje y de triunfo en triunfo.

Explicó así que las causas de los disturbios y hechos vandálicos del pasado 11 de julio hay que buscarlas en el recrudecimiento del bloqueo, que complejizó la situación de nuestro país desde mediados de 2019 y que alcanzó su punto más aberrante con la inclusión de Cuba —a inicios de enero de este año—, en la espuria lista de EE.UU. sobre países que supuestamente patrocinan el terrorismo, provocando que la banca internacional nos haya cerrado todas las puertas, entre otros obstáculos económicos, comerciales y financieros.

Esa es la referencia de qué es lo que ha provocado estas problemáticas —enfatizó el Presidente de la República—, a lo que se sumó que en marzo de 2020 empezará la epidemia de COVID-19 en nuestro país, con todos sus estragos, con la paralización prácticamente de la economía y de casi toda la actividad social. Los pocos ingresos que hemos tenido en esta etapa —dijo— los hemos dedicado a salvar la vida de la gente y los consumos de recursos y medicamentos en el sector de la Salud se han incrementado hasta tres veces.

Señaló que las críticas que se hacen ahora por parte del enemigo, ya estaban hechas y recogidas en el debate que se realizó antes y durante el 8vo. Congreso del Partido Comunista. Tanto en el discurso del General de Ejército Raúl Castro Ruz —su presentación del Informe Central, como en el discurso de clausura de ese encuentro (realizado por él), están todos los elementos de causas que ahora estamos analizando, subrayó.

«En el Congreso se habló del trabajo del Partido, de cómo hay que dinamizar el trabajo en los núcleos; se habló de los problemas del Gobierno; de los problemas de las organizaciones de masas; del trabajo con la población; de los problemas que tenemos con la comunicación social; del trabajo en los barrios; de la necesidad de la atención diferenciada a las personas…», y esos acuerdos se han estado implementado.

«El 11 de julio es un matiz, ellos aprovecharon una situación compleja, derivada de todo lo anterior, para atizar un grupo de insatisfacciones, para movilizar a la contrarrevolución y al vandalismo, y se sabe que corrió dinero detrás de todo esto (…).

«Pero el 11 de Julio fue una nueva victoria de la Revolución; ellos pretendieron derrocar la Revolución ese día, y el 11 de Julio el pueblo salió a las calles a defender la Revolución, por lo tanto hoy tienen una frustración tremenda (…). Hoy los que les preocupa es cómo este país ha podido mantener este control, esta estabilidad y esta calma (…) y por eso quieren que haya otro 11 de julio».

«¿Es este el momento más difícil de la Revolución? —se preguntó más adelante—. No. La Revolución siempre ha tenido momentos difíciles. La Revolución fue difícil desde que triunfó, fue difícil desde que se gestó (…) Vino el Moncada y después la Prisión fecunda, el exilio; vino el Granma pero también hubo Alegría de Pío, y después la lucha en la Sierra Maestra, y después el triunfo.

«¿Pero en Revolución cuántos momentos difíciles se han vivido? Se hizo la alfabetización pero en las montañas habían bandas de bandidos que asesinaron a jóvenes alfabetizares; tuvimos la Crisis de Octubre, que nos colocó al borde de una guerra nuclear por la puja entre dos potencias; ¿no fue difícil el Período Especial?; ¿no han sido difíciles todos los sucesos migratorios, los éxodos masivos? (…), ¿no fueron difíciles los sucesos del 5 de agosto de 1994?…

«La Revolución siempre ha vivido momentos difíciles y vamos a seguir viviendo momentos difíciles», alertó el mandatario.

Siempre aprendiendo

Luego de analizar los diferentes contextos que están influyendo en la actual etapa de la Revolución, el Primer Secretario señaló que entre los aprendizajes de este período hay algunos muy vinculados al trabajo del Poder Popular para el presente y para el futuro, y uno es reconocer que la sociedad cubana de hoy ha cambiado, que tiene una heterogeneidad mucho más marcada que en otros momentos.

«La heterogeneidad de la sociedad la tenemos que tener presente en todo lo que vayamos a hacer en materia de trabajo político, de trabajo de Gobierno, y debemos pensar que los discursos, los argumentos, las maneras de presentar y las maneras de hacer y participar no es la misma para todos los sectores (…) y cuando vayamos a proponernos un objetivo, una tarea, un programa, hay que tener en cuenta esa heterogeneidad. Son heterogéneos nuestros barrios, nuestras comunidades, nuestras provincias (…) y cuando no tenemos en cuenta la heterogeneidad, cometemos errores de trabajo».

«Otro aprendizaje —adicionó— es que no podemos desmontar los mecanismos de trabajo con la población. Llevamos año y medio sin reuniones de los núcleos del Partido, sin asambleas de trabajadores, sin rendición de cuentas, sin acceso de la gente a las oficinas de atención a la población como lo hacían antes; hay procesos que no hemos llevado a cabo; el curso escolar ha estado detenido de forma presencial. La pandemia nos impuso una dinámica que no habíamos vivido nunca, pero ahora la vida también nos permite evaluar y encontrar determinados elementos que tenemos que superar».

Sobre los encuentros que ha sostenido con representantes de diferentes sectores de la sociedad, el Presidente de la República informó que en ellos se han hecho críticas al trabajo del Partido, al trabajo de las organizaciones de masas, al funcionamiento de las instituciones estatales, al trabajo del Gobierno, al trabajo del Poder Popular, a cómo se atienden a los delegados, a cómo se hacen las asambleas municipales, a cómo es la relación asamblea municipal-consejo de la administración, a cómo funciona el gobierno provincial del Poder Popular, el consejo provincial…

Se refirió así a la necesidad del debate colectivo para ver y potenciar nuestras luces, para argumentarlas, socializarlas; para convencer, asegurar, movilizar, participar y mejorar. «El problema no es solo decir cuáles problemas tenemos, si no, cómo los estamos asumiendo, cómo los estamos enfrentando y qué salida le daremos a estos problemas», señaló.

«Tenemos que despojarnos de la mala práctica de la complacencia (…), de no hacer la autocrítica adecuada, de no fomentar el análisis crítico de la realidad (…) La crítica de nuestros problemas tenemos que hacerla nosotros», expresó el mandatario, quien insistió en lo imperioso de comunicarnos más oportunamente y mejor.

Tenemos que «crear una capacidad, una cultura en todas las estructuras, en todos los ámbitos, en el Partido, el Gobierno, el Estado, las instituciones, donde todo el mundo escuche, dialogue y de respuestas y soluciones», y puso como ejemplo el trabajo de reanimación en los barrios, donde en dos meses se han resuelto problemas que llevaban 15 años.

«Nos satisface lo que se está haciendo, nos satisface ese vínculo gobierno-instituciones-organismos de la administración central del Estado y en las provincias entre entidades estatales, empresas (…). Nos satisface el nivel de apoyo que hay en la población según he comprado en nuestros recorridos por los barrios, pero también uno se dice, ¿y por qué esto que hicimos ahora no lo hicimos hace años?…» Porque estábamos en un letargo, reflexionó.

«Cuando analizo la situación actual —comentó Díaz-Canel—, estoy pensando en la convocatoria que hizo el General de Ejército Raúl Castro Ruz cuando el «Sí se puede», fue en medio del Período Especial. Era una situación compleja, pero empezamos a caer en una rutina y en un inmovilismo, y hubo que dar un “corrientazo”, y el “corrientazo” lo dio él con el SÍ SE PUEDE, y ahora estamos en un momento como ese, y miren cómo sí se pueden hacer cosas».

«Estábamos en un inmovilismo —denunció el Primer Secretario—y tenemos que reconocerlo, si nosotros no nos autocriticamos y sacudimos, no nos damos cuenta de estas cosas. Y eso nos demuestra que tenemos gente que está viviendo en una zona de confort en la dirección, que están anquilosados, que tratan de no buscarse problemas, que no proponen nada. Gente que nada más está esperando orientaciones desde arriba».

«Todo esto tenemos que romperlo, por eso estamos compartiendo estos criterios con ustedes», señaló luego el Jefe de Estado a los presidentes de las AMPP, quien insistió especialmente en el trabajo con los jóvenes y en la necesidad de proponer e implementar medidas para resolver los problemas acumulados.

«Hay que potenciar el trabajo en las comunidades —agregó—. En las comunidades vive la base social de la Revolución, viven las familias que surgieron de las familias que antes de la Revolución era una mayoría desposeída y que la Revolución les dio dignidad. La Revolución ante todo ha sido una obra de justicia social», enfatizó.

«Cuándo uno quiera sintetizar que es el socialismo cubano: el socialismo cubano es una obra de justicia social, y con el socialismo, qué buscamos, la justicia social, la máxima justicia social posible, eso lo dijo Fidel». Y «para tener más justicia social y para poder hacer sostenible esa justicia social, hay que tener fortaleza económica, invulnerabilidad económica, y ahí es donde tenemos que centrarnos también».
 

Poder Popular: un concepto único de la Revolución cubana

Sobre los problemas a resolver —pendientes y nuevos—, el Presidente de la República señaló que no se puede ser idealistas, que todos no podrán solucionarse de una sola vez, «pero con un buen ejercicio democrático, participativo, inclusivo, de trabajo bajo ese concepto único de la Revolución cubana que es el concepto del Poder Popular, podemos ir definiendo, con la participación del pueblo, las prioridades, definir qué atendemos primeros y qué atendemos después, y así ir marchando todos los días quitándole “un pedacito” a los problemas, sin detenernos y con la gente participando, viendo transformación, y con la gente aportando, que es algo que compromete».

Tras esta reflexión, el Primer Secretario sistematizó de forma amplia la definición de Poder Popular, cuyo primer elemento conceptual —dijo— es «hacer política».

«Hacer política —explicó— es determinar las contradicciones; cuáles son los problemas contradictorios que tenemos en la sociedad, pero para determinar las contradicciones hay que estar observando la sociedad, hay que estar participando con la sociedad, hay que estar metido en los lugares donde se generan esas contradicciones; de lo contrario no las vemos.

Cuando determinamos las contradicciones, hay que estudiarlas y hay que profundizar en sus causas y luego proponer soluciones. Pero, «¿quiénes son los proponen las soluciones?, ¿los que estamos arriba ocupando responsabilidades en determinada instancia? No. Eso no es Poder Popular. Determinar las contradicciones, estudiarlas y profundizar en sus causas, tiene que ser un ejercicio participativo, con la población. Y de ese ejercicio participativo, van a salir las soluciones».

A quienes dirigimos —abundó— los que nos toca es, con esa participación popular, organizar esas soluciones, y después tenemos que ir de nuevo a compartir con la población qué cosa vamos a llevar adelante, tener en cuenta sus criterios, enriquecer, convencer; entonces es cuando entramos a convocar, a movilizar, a lograr participación en las soluciones, y después, también con participación popular, evaluar los resultados y retroalimentarnos para perfeccionarlas.

«Eso es hacer política. Eso fue lo que nos enseñó Fidel. Ese era el método de Fidel (…), potenciado por el General de Ejército. Eso es lo que nos han enseñado los líderes de la Revolución: cómo hacer política, cómo hacerlo todo desde la política. Eso es lo que distingue a la Revolución».

«Hacer política —expuso más adelante Díaz-Canel— requiere de la convicción de que tenemos que hacer un trabajo especial con la población y un trabajo especial con la juventud. Si no enseñamos a la juventud desde ahora toda esta cultura de hacer democracia en la Revolución, de participación en la Revolución, no podemos garantizar el futuro de la Revolución».

El Primer Secretario se refirió también, en este sentido, al papel fundamental que cumplen las instituciones de la Revolución en estos procesos. «La manera más directa en que la población aprecia la Revolución, o percibe la Revolución, es la manera en que interactúa con las instituciones revolucionarias». Si vas a una oficina de la Vivienda y funciona mal, las personas pierden la confianza y la credibilidad en la Revolución por ese funcionamiento institucional, ejemplificó.

Señaló que en los «momentos que estamos y por la heterogeneidad de la sociedad cubana actual, hay que trabajar con cada ciudadana y ciudadano, uno a uno; hay que convencer y hay que persuadir; y tenemos que convertirnos en predicadores de la Revolución y el socialismo». Pero para eso —agregó posteriormente— tenemos que prepararnos bien, sobre todo los que dirigimos, con la convicción de que tenemos la razón y defendemos lo más justo, de que vamos a la causa real de los problemas.
 

Unidad de poderes

Abundando en la idea central de su intervención, Díaz-Canel retomó la pregunta de ¿qué es el concepto de Poder Popular?

«… el concepto de poder que se utliza en Cuba, en la Revolución cubana, es el concepto de Poder Popular, que está subordinado o se construye en el concepto de soberanía popular, y ¿cuándo hay soberanía popular?, cuando, como dice uno de los artículos de nuestra Constitución, todo está en función del soberano, y quién es el soberano: el pueblo.

«Como el soberano es el pueblo, todos los poderes se desarrollan a través de la participación del pueblo y las instituciones o los órganos que lo representan (…). La fórmula de Cuba es un Poder Popular que es intransferible, que tiene sustento en la soberanía popular y que se articula en la estructura estatal a través de órganos con funciones diferentes».

«Defender este concepto del Poder Popular —definió más tarde el Primer Secretario— es defender la sostenibilidad y la viabilidad del socialismo en Cuba, es una manera de gobernar intrínseca a la revolución socialista cubana, no hay una experiencia en el mundo que sea igual que esta, la podremos perfeccionar pero esa es la nuestra, y es muy buena, porque genera un sistema democrático diferente al capitalismo, esa democracia que se nos trata de imponer y que es una mentira».

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