El holocausto en la memoria de la humanidad

Cada 27 de enero se celebra el Día Internacional de Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto. La jornada fue instituida mediante una resolución de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) el 21 de noviembre de 2005.

Se escogió esta fecha para recordar que un 27 de enero, pero en 1945, las tropas soviéticas liberaron el campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau, Polonia, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.

La resolución que dio lugar a la conmemoración insta a los Estados a elaborar “programas educativos que inculquen a las generaciones futuras las enseñanzas del Holocausto con el fin de ayudar a prevenir actos de genocidio en el futuro”. Dado el peligro real de la distorsión del pasado, con dicha resolución la comunidad internacional también “rechaza toda negación, ya sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico”.

Si bien la humanidad no ha vuelto a conocer genocidio de similares dimensiones al llevado a cabo por los nazis, desde entonces han sido incesantes las formas extremas de discriminación, xenofobia y fundamentalismos étnicos, raciales y culturales. Por tal motivo, el mismo día que fue instituida la conmemoración, los Estados se pronunciaron por condenar “sin reservas todas las manifestaciones de intolerancia religiosa, incitación, acoso o violencia contra personas o comunidades basadas en el oriegen étnico o las creencias religiosas, dondequiera que tengan lugar”.

Sobre el tema, la UNESCO señala la necesidad de abordar los traumas remanentes. Este órgano especializado de la ONU confiere importancia al cuidado de los lugares históricos y a la promoción de la educación, la documentación y la investigación. En ese sentido, los países que han participado en la preservación de sitios que sirvieron de campos de exterminio, concentración, trabajo forzoso o cárceles nazis son elogiados.

Por su parte, la cultura, la literatura y el cine también pueden contribuir a la transmisión de conocimientos y formación de opiniones sobre lo que significó ese flagelo. En el caso de la cinematografía, por ejemplo, destacan algunas producciones como La Lista de Schindler (1993), El pianista (2002), El niño con el pijama de rayas (2008) o La vida es bella (1999).

En efecto, es necesario dar a conocer a las actuales y futuras generaciones las causas y consecuencias del holocausto nazi. Hacerlo de forma adecuada resulta, además, una manera de incidir en el rechazo a las ideologías que promueven el odio entre seres humanos.