El Club Antiglobalista: Deuda externa, pandemia, tiranía

El Club Antiglobalista: Deuda externa, pandemia, tiranía
Fecha de publicación: 
3 Abril 2021
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“El gran hermano te vigila”.

George Orwell (1984)

El Fondo Monetario Internacional es la base del sistema económico surgido tras la Segunda Guerra Mundial. Se puede rastrear el origen de diversas corrientes políticas a través de los flujos y préstamos de dicha entidad controlada por un grupo de familias con fortunas privadas, quienes deciden el valor de los activos así como su movilidad internacional. La Europa de post guerra fue levantada a partir de las directrices y empréstitos del sistema bancario, la América Latina desarrollista le debe al FMI diversos sucesos históricos, como golpes de estado, gobiernos duros y tiranías. El mecanismo dominador por excelencia, desde que el poder financiero y bancario se hizo global, han sido las deudas. 

Con la pandemia del coronavirus se está hablando del Reseteo de la Economía Mundial, de un cambio en las dinámicas del flujo monetario, lo cual conlleva profundas transformaciones en la vida misma de cada ser humano del planeta. El tema se aborda en las cumbres donde confluyen los organismos como el FMI y el Banco Mundial. El nuevo orden requiere otras variables sistémicas, que consoliden el dominio de las fortunas tradicionales y no pongan en entredicho el esquema de poder. Y es que las naciones que habitualmente no iban a aceptar condicionamientos, ahora están débiles y necesitadas de dinero Por ejemplo, Argentina no solo requiere inyección de capitales, sino renegociar la deuda que contrajo Mauricio Macri y que es la mayor en la historia, totalmente despilfarrada por los miembros del gabinete gubernamental.

El FMI sabe que las élites son ambiciosas y manipulables, de hecho tiene vínculos y cabildeos con los parlamentos de diferentes naciones. El papel de dicho organismo en el reseteo de la economía es crucial, ya que ejerce una presión política muy fuerte. Las deudas, con el coronavirus, han aumentado, incluso con intereses históricos, lo cual ahoga a las naciones tercermundistas que están obligadas a usar divisas duras importadas mediante transacciones. El nivel de dependencia hacia el dólar sigue en alza, en un momento en que dicha moneda pudiera estar al borde de su colapso. Todo ello conducente a que los países dejen de ser soberanos y, en un plazo de cortos años, se comporten como simples protectorados.

Buena parte del engaño de los organismos financieros ha sido naturalizar prácticas de préstamo al garrote, crisis de liquidez y endeudamiento, con el fin de que la economía no salga de su círculo vicioso y quede estancada en callejones que siempre conducen hacia la pérdida de soberanía sobre los recursos. El banco otorga un poder simbólico (divisas) y obtiene uno real (materias primas e influencia política). La dominación globalista está dada en primera instancia y sobre todo a través de estas variables, que colocan a las naciones en posición débil y las hace carne desechable ante los apetitos de las grandes fortunas privadas del mundo.

George Soros, por ejemplo, cabildeó en la renegociación de la deuda externa argentina, a cambio de que sus fuerzas políticas y leyes conducentes a una sociedad abierta tuviesen un espacio de privilegio hacia lo interno. De tal manera, el Ministerio de Educación del país sudamericano aprobó modelos de enseñanza impuestos desde el exterior, a cambio de manejos que alivien la presión financiera. Y es que los bancos centrales norteamericanos, en contubernio con fortunas privadas, son emisores sin límite de la divisa mundial (mercancía de mercancías) con la cual se puede extorsionar hasta el aplastamiento a cualquier otra entidad o poder.

Ingenierías sociales

Desde hace más de una década, el movimiento antiglobalización de izquierda que denunciaba los foros privados y de las naciones más industrializadas, está desaparecido. Su debilitamiento tuvo que ver con que, en la actualidad, el principal financista de la nueva izquierda fragmentaria está en los organismos financieros (FMI Banco Mundial, Banco Interamericano). Con esto, ha muerto prácticamente la denuncia del verdadero sistema opresor y se sustituye por discursos de la post verdad, sin fundamento empírico, muy funcionales a las élites globalistas. En el esquema de hoy, Soros aparece como un filántropo, interesado en impulsar las causas sociales, en contra del autoritarismo. Falacia esta última que se une a otras fundaciones e instancias que realizan labor parecida: Rockefeller, Ford, Carnegie, Bill y Melinda Gates.

Las ingenierías sociales, llevadas adelante a través del activismo de calle, el lobismo político y la presión económica; los amos del mundo imponen el nuevo orden de este siglo. El coronavirus, como elemento de coerción, obliga a los gobiernos a entrar en el ciclo de préstamos, del cual no se sale libre ni digno. En esa dinámica está ya el sur de Europa, en particular España, carne de cañón del globalismo y sus buitres. ¿De qué se trata todo este movimiento?, de un control más estricto sobre la soberanía de los pueblos y sus recursos naturales, que es en definitiva el verdadero valor que existe en este planeta.

La agenda globalista se presenta a través del Foro de Davos y de las declaraciones de los organismos como un grupo de metas a lograr antes del 2030 “por el bien de todos”, pero pide un conjunto de modificaciones que ponen a los países a los pies del poder corporativo. Por solo mencionar un ejemplo, en el caso argentino, buena parte de los recursos y de la industria han caído en manos de los acreedores de la deuda, quienes tienen privilegios como inversores en un país en crisis de liquidez y que ha perdido la capacidad para hacer una política propia hacia lo interno.

Antes de la captación de la izquierda fragmentaria hacia el gran capital, existía el discurso libertario y antiglobalista del Subcomandante Marcos, todo un símbolo. Hoy, ¿Quién lo recuerda, alguien levanta su bandera? Las causas se convierten en una cuestión de mercado. Los activistas entran en la oferta y la demanda al mejor postor capitalista, que pagará para imponer un orden sistémico carcelario y neo colonial. De hecho, la visión de la sociedad abierta de Soros reside en que el mundo se integre como una sola red, a partir de la estandarización de los sistemas políticos (abolir el poder de los Estados y la existencia de fronteras). En tales asuntos andan los globalistas y van bien avanzados.

Viene la criptomoneda

Los diferentes experimentos hechos con las divisas electrónicas buscan esa estandarización mundial, ese control de todos los activos por parte de los bancos. Y es que el dinero físico se puede esconder, está a resguardo individual. Cuando la liquidez de una nación sea un algoritmo en una computadora, esa nación dejará de existir. Lo que viene pasando con la promoción del Bitcoin en los mercados no es casual, ni fruto de un grupo de jóvenes informáticos entusiastas. En la medida en que los activos se muden desde las divisas hacia la criptomoneda, el mundo irá pasando cada vez más a manos corporativas, con lo cual se habrá consumado el nuevo orden y morirá la vieja forma de gobernanza.

Todo lo que hoy se nos presenta como la lógica inexorable del mercado, como algo natural, es en realidad una política trazada y que ya rinde sus frutos. La agenda globalista ha puesto sus ojos sobre las reservas de agua potable, las cuales está privatizando, en los bosques y las áreas naturales, en las riquezas del mar y un largo etcétera. Existe una tabulación cuidadosa de cada uno de los bienes y del uso que tendría a manos del poder corporativo correspondiente. Lo que ocurre es la repartición, una vez más, del globo, como ya ocurriera tantas veces antes.

La criptomoneda expresará la naturaleza del nuevo orden: control absoluto mediante la tecnología. Ya la decadencia y muerte del dólar está conduciendo a los acreedores hacia el Bitcoin. Poco a poco, mediante la presión, el chantaje y las deudas; las naciones aceptan el orden financiero impuesto y con este las políticas que las destruyen hacia lo interno. Una de las dinámicas que es utilizada por los globalistas precisamente es la interconectividad y la dependencia que generan las tecnologías digitales, de las cuales no se puede salir jamás, ya que funciona lo que se conoce como concepto de redil: una vez dentro de la base de datos (red) le perteneces.

¿Pandemia o plandemia?

Si algo ha acelerado el coronavirus es la dependencia hacia todo el entramado globalista de corporaciones. A su vez, el discurso internacional de los organismos acusa a los Estados de ser ineficientes, con lo cual deja la intención velada de que tendrán que desaparecer en una futura sociedad abierta globalista.

Esta situación ha llevado a algunos a llamar con el nombre de “plandemia” a este fenómeno, aunque no queden del todo claros los vínculos secretos y las intenciones del globalismo. La nueva realidad habla por sí sola.

Comentarios

Sigan pensando que la Covid no es un invento USA. Macri que pague la deuda. Quieren ser gobiernos populares;pero sin los pantalones bien puestos.
Chavo61 @nauta.cu

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