EDITORIAL: Aportar al Código de las Familias

EDITORIAL: Aportar al Código de las Familias
Fecha de publicación: 
22 Enero 2022
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Como han anunciado las autoridades de la Comisión Electoral Nacional, próximamente comenzará la consulta popular para el Código de las Familias. Así está establecido: el Código debe ser aprobado en referéndum, después de que se analicen e incorporen al texto sugerencias de la población en un proceso que se extenderá a todas las circunscripciones del país.

Se parte de un anteproyecto en cuya elaboración han participado especialistas muy capacitados, de varios ámbitos de la vida social del país.

Algunos juristas, profesores y activistas consideran que se trata de un texto abarcador, que por su alcance e implicaciones prácticas se ubica en la vanguardia en lo que se ha legislado sobre el tema en la región.

Pero la última palabra la tendrá la ciudadanía, en lo que debe ser un ejercicio serio y responsable de participación.

Convendría llegar a las reuniones que tendrán lugar en todas las comunidades del país con pleno dominio de lo que se propone. Mucho se ha hablado del anteproyecto de Código (que está disponible en varios sitios públicos), pero no todos tienen pleno conocimiento de lo que plantea. Y no pocos se animan a debatir sobre el asunto a partir de generalidades u opiniones de terceros, marcadas por intereses puntuales.

Convendría tener en cuenta la necesidad de una ley actualizada, que asuma los desafíos de la contemporaneidad y garantice los derechos de todos.

No es asunto menor. Las familias cubanas, que cubren un espectro amplísimo de composiciones, precisan de una ley integradora, que responda a numerosas necesidades y atienda potenciales situaciones de conflicto.

En este proceso de consulta se podrán aclarar dudas, se explicará el alcance de la propuesta de ley y se recogerán las sugerencias de todos, para poder llegar a ciertos consensos en la redacción final del texto que será sometido a referéndum.

Pero esta consulta previa no es el referéndum, y no debe ser asumida como un espacio de confrontación (hay espacios concebidos para el debate).

El Código de las Familias precisa del aporte de la ciudadanía. Y los ciudadanos deben asumir el proceso con la madurez y la civilidad que amerita. Al final, la ley será de todos y para todos. 

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