DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Ana Fidelia y Driulis, ¡cuánta luz!

DE LA HISTORIA DEPORTIVA: Ana Fidelia y Driulis, ¡cuánta luz!
Fecha de publicación: 
18 Diciembre 2021
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El fuego. El cuerpo de Ana Fidelia Quirot. Accidente en la cocina de su casa. La medicina cubana en su apoyo: salva, cura, protege. Gratuita, científica, de corazón. Como debe ser el país: para el bien de todos sin poner por delante el beneficio propio. Martiana pues. Aquí están los niños y las niñas: le escriben cariñosas cartas para alimentar las fuerzas de la corredora. Fidel, enseguida, junto al lecho de la lesionada; preocupación cotidiana. La prensa: palabras de poetas en las crónicas, profunda en los comentarios sobre la muchacha. Intervenciones quirúrgicas, entrenamiento especial. No solo revive: retorna a la pista; otra vez, medallas.

Compite en  los 800 metros de los XXVI Juegos. Llega a la final. Lleva buen ritmo, se cuida de la mozambicana María de Lurdes Mutola, la deja atrás y hacia el final... Svetlana Masterkova viene con potencia mayor y es la campeona. Joven, sin lesión alguna, de altísima calidad, la rusa se impone en los 1 500 también. Sin embargo, el premio plateado de la cubana refulge tanto como esas dos preseas.

¡ESA DRIULIS…!

La lesión golpea su columna. Con tantos deseos y tan cerca Atlanta 1996. “Tengo que ganar; ¡voy a ganar!”, piensa Driulis González aunque el  dolor la ataca más allá del cuerpo. El Doctor Rodrigo Álvarez Cambras y su equipo, al rescate. El mal es grave y obstaculiza el adiestramiento. La judoka debe ponerse una minerva. En cuanto puede, vuelve a practicar con mucho cuidado y entrega mayor.
 
¡Aquí está! Ciclón en busca de la corona de los 57 kilogramos. . Primer escollo. La francesa Magaly Batón. Dura pelea.  La gala posee condiciones. Mas la antillana lleva la ofensiva, ¡casi la proyecta…!. Sigue, Driulis, sigue…Y tanto que la derrota por superioridad. Venga la segunda oponente. La holandesa Jessica Gal. ataca: frente a ella, una montaña que la hace caer por shido

La siguiente concursante: Nicola Fairbrother, de  Inglaterra,  subtitular  de este peso en la gran contienda de hace cuatro años, ha venido dispuesta a mejorar el color del premio. Después del jajime es mar enfurecido. Se estrella contra una roca. Su rival responde  y la vence por superioridad. Entonces, la china Chuang Liu: técnica, fortaleza, resistencia. La contraria no se amilana. Espera el momento. Ahora…Y su contraofensiva cristaliza: ¡ipponazo!

Por el título frente a la coreana del sur Jung Sun- Yong. Combaten duro. Muy parejas. ¡Ventaja para la caribeña! Mantenla; así…El yuko resulta decisivo. ¡Driulis González, campeona olímpica!

En la lid de la ciudad catalana empezó el paso triunfal de la mejor judoka de todas las épocas: la japonesa Rioko Tamura, de los 48 kilos: vicetitular, solo superada por la francesa Cécile Nowak. De Atlanta tampoco se marcha completamente dichosa: repite el lugar, doblegada  en esta ocasión por la coreana democrática Kye Sun Hui. Dos de oro, por fin, en Sydney 2000 y Atenas 2004, allí con el apellido Tani, y bronce en Beijing 2008, constante as mundial y de diversas competencias internacionales.

Driulis es la segunda mejor practicante de este arte marcial en todos los tiempos. Agregará en Sydney 2000 una medalla de plata que, para muchos, debió ser dorada porque el arbitraje favoreció a la española Isabel Fernández; y otra de bronce en Atenas 2004, en los 63 kilos. Logró varios cetros mundiales, de los Juegos Deportivos Panamericanos, en la lid continental de la disciplina, Centroamericanos y del Caribe y de otros torneos importantes.

 

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