Cuba: Feliciano y dos «Cruces» temibles la devuelven al cénit mundial entre puños (+Videos)

Y Cuba se ratifica como la mejor cátedra boxística a nivel Mundial. Belgrado fue la diana esta vez de nuestros púgiles, una escuadra mezcla de juventud portentosa y consagrados que con ocho efectivos se agenció tres cetros y dos bronces, para dominar por países ante la sempiterna rival de los últimos tres ciclos y una sólida potencia como Kazajstán (2-2-1).

Cita marcada además por el retorno de Estados Unidos a planos estelares con un elenco novel (2-2-0); Japón en calidad de país eléctrico (2-0-0); y Rusia siempre marcando la tarjeta con contundencia. La mayor de las Antillas retoma el sitial de honor luego de la cuarta plaza en la edición precedente de Ekaterimburgo 2019 con un metal de cada color.  

Pero entre todas esas naciones los puños antillanos sonaron con mayor fuerza, de la mano de un irreverente y durísimo Yoenlis Feliciano (75 kg); y dos cruces que se siguen antojando tan temibles como indescifrables para sus adversarios: Andy Cruz (63.5), alcanzando su tercer cetro en línea y extendiendo su racha invicta en mundiales a 15 victorias; y Julio César La Cruz (92), “La sombra”, “El doctor”, o comoquiera que merezca apodarse un hombre capaz de obtener su quinto vellocino universal, pisándole los talones a Félix Savón (6), y ahora casualmente coronando rendimientos en esa misma categoría.

Pastel de podio que redondearon los también noveles Osvel Caballero (57), y Heirich Ruiz (86).

La radiografía

Hay mucho para recordar en esta cita del orbe, que además premió los rendimientos de otros dos púgiles fraguados con marca registrada de nuestra escuela y que vistieron otras camisetas. El campeón azerí Loren Beto Alfonso (86), y el español Enmanuel Reyes (92).

Ahora toca adentrarnos en la ruta de nuestros monarcas.

El primero de ellos el natural de Esmeralda, Camagüey, Yoenlis Feliciano, quinto boxeador peso mediano de Cuba que se cuelga el oro en un torneo mundialista. Ruta impecable la de su estreno, con cinco victorias por unánimes 5-0 y un imponente 4-1 en la final ante el ruso Dzhambulat Bizhamov, sobre quien pasó sacando siempre mejor partido de su velocidad de piernas, manos explosivas para golpear y esquiva vertiginosa, lo cual le propició siempre ventaja y llegar hacia el tercer round con la votación de los jueces a su favor.

Una seguridad tal la del agramontino sobre el encerado, que nos pone a pensar en un reinado extendido y longevo, sobre todo en una división en la que históricamente Cuba no ha sido tan dominante. El pinareño Ariel Hernández en los 90 del pasado siglo, desde mi modesta opinión ha sido el mejor exponente antillano de esa categoría, sin menospreciar a los restantes reyes, como Arlen López, el último que alzó el título en Doha 2015.

Andy Cruz: No conoce la derrota desde el 20 de abril de 2019, cuando cedió ante el francés Sofianne oumiha, quien ahora se coronó nuevamente en los 60 kg. El matancero es el baile y la calidad en toda su dimensión. Uno de los mejores libra por libra al amparo de la AIBA desde hace buen tiempo y capaz de alzar su tercera faja en línea, eslabonando además 15 sonrisas en cuadriláteros mundialistas sin asomo del revés y materializando el desenlace airoso número 137 de su carrera deportiva.

Ahora su víctima fue el turco Kerem Özmen, quien, a juzgar por su demostración en el asalto inicial, presagiaba ser un hueso para Andy. Pero el ídolo de Alacranes lo fue taladrando con su jab de izquierda, contándole el paso a las embestidas de su rival, ampliando ventaja con su depurada técnica en el asalto intermedio, y hasta propinándole un conteo de protección en el tercer y definitivo round.

¿Quieren acaso algo más convincente? Sí, el pasillo de festejo de Andy, su tercer fajín, demostrando ser un Michael Jackson indescifrable sobre el encerado. El desenlace 5-0 sin miramientos, como cuatro de sus cinco restantes duelos, con excepción del 3-2 dividido sobre el rocoso uzbeko Mujibillo Tursunov en cuartos de final.

A sus 26 abriles Andy lo ha ganado todo y de qué manera!!! Y lo que resulta más gratificante: parece no haber gastado apenas “combustible” de su tanque de calidad, pues sus piernas y brazos están literalmente enteros!!!

Julio César La Cruz: Cuantos pleitos al máximo nivel debe haber ganado el agramontino que desde 2011 y con excepción de Ekaterimburgo 2019 ha establecido su feudo en los 81 kg y ahora en los 91-92. Con un 2021 de ensueño en el cual a su metal áureo de los Olímpicos de Tokio suma este del orbe en Belgrado. Lo cierto es que con 11 kilos de más la sombra continúa siendo indescifrable para los puños de sus oponentes, además de un maestro en el arte de entrar, golpear y escurrirse sin que apenas le toquen un cabello.

La Cruz mantiene su filosofía de combate, una que le ha dejado notabilísimos dividendos en cualquier contexto boxístico.

Ahora en la capital Serbia cayeron ante sus puños cuatro adversarios por 5-0, y en la final el italiano Aziz Abbes Mouhiidine por 4-1. Una pelea quizás sin ese brillo considerable, de agarres y un jab de izquierda largo del espigado transalpino bien incómodo. El alcance de Mouhiidine fue un rival más sobre el tapiz para Julio, quien a medida que avanzó la pelea fue colocando con mayor eficacia sus golpes, sobre todo sus rectos de izquierda y combinaciones de jabs-swines relámpago que lograron hacer diana en la anatomía de su contrario.

Gestos, un vocablo al que he apelado en estos últimos días. Y que nuevamente matizó el epílogo de este Mundial. El abrazo fusionado de Julio y Mouhiidine, el reconocimiento mutuo, los brazos en alto y la reverencia, siempre con Cuba en el pecho, esa misma que de la mano de sus boxeadores llegó a 80 títulos mundiales desde la edición pionera de La Habana 1974, aderezados con 35 platas y 28 bronces; y bien distante de sus más cercanos perseguidores: Rusia (26-21-22), y Estados Unidos (18-13-19).

Dicen que el son es lo más sublime para el alma divertir, pero créanme que casi de igual manera o más, me regocijo cuando nuestros deportistas patentan un resultado de relieve. Y con un gesto, de satisfacción, me despido amigos míos, hasta mi próxima entrega.