Cuba: Contratación de deportistas en el exterior: ¿verdadero oasis permanente? (+Videos)
Los contratos de deportistas cubanos en el exterior se han convertido en un bálsamo desde que el Inder implementó esa política en septiembre del año 2013.
Muchas cuestiones positivas ha arrojado la misma, cuya esencia es lograr elevar los niveles de preparación individual de nuestros atletas, atemperarlos a escenarios competitivos de un rigor muy superior al que exhiben nuestros certámenes domésticos, y constituir una fuente de ingresos adicional tanto en el orden individual como para el organismo rector del deporte cubano.
A medida que han pasado los años dicha política se ha ido perfeccionando, ganando en solidez a tenor de las especificidades de cada uno de los deportes en cuestión, y a medida que el talento antillano se ha ido mostrando en otras vitrinas de calidad; eso reconociendo que ciertamente hay muchas cuestiones perfectibles y algunas interrogantes que les compartiremos por el camino.
Pese a la Covid-19 el 2021, año sin precedentes
Así desembocamos en este año 2021, uno sin precedentes en materia de contratos rubricados por distintas vías, entre las que sobresalen firma directa con clubes, convenio entre federaciones nacionales, y cartas de intención.
Modalidades que, a tenor de datos aportados por la máxima dirección del Inder dejaron cifra récord de 125 deportistas contratados en ese periodo, a través de las federaciones de ocho disciplinas, a través de las cuales se produce también el asesoramiento y evaluación individual de cada proceso.
De manera más detallada sobresale el hecho de que el voleibol (38) y el béisbol (37), emergieron como los deportes de mayor número de efectivos insertados en ligas foráneas; a los que se sumaron el baloncesto (12), el softbol (11), el balonmano (10) y el fútbol (10). Completan el listado el polo acuático (6) y el ciclismo (1).
En materia de género un total de 41 mujeres y 84 varones suscribieron acuerdos con clubes de 25 países, entre los que destacan México (20), Italia (16), España (15), Francia (13) y Portugal (8).
Añadieron las autoridades del Inder que por varias causas, entre las que descuellan el impacto del coronavirus, el impacto del bloqueo económico impuesto por el Gobierno de Estados Unidos, lesiones e indisciplinas, no se concretaron una decena de estos acuerdos.
Una mirada al 2020 arroja que el total de contratados ese año fue de 78 atletas, pertenecientes a nueve disciplinas y en 22 naciones, lo que da la medida de un crecimiento considerable pese a las limitaciones.
La mirada multifactorial
Hay cuestiones que se desprenden de este escenario contractual creciente: una indiscutible es el crecimiento que experimentan nuestros deportistas en los clubes. Baste mencionar a Miguel Ángel López, Marlon Yant, Roammy Alonso, y compañía, Arlenis Sierra, Jasiel Rivero y Yoanki Mensía, por solo mencionar algunos de los ejemplos más connotados.
La segunda es que amplía considerablemente el techo de desarrollo posible de los involucrados, eleva sus niveles de profesionalidad y les concede ventajas de índole económica en mayor o menor medida, en consonancia con el tipo de acuerdo pactado.
Otra variable positiva la hallamos en la posibilidad de verter las experiencias adquiridas en los distintos entornos ligueros a las selecciones nacionales, en el caso de las disciplinas de conjunto, ampliar la visión de juego, incorporar nuevos criterios; y en los individuales patentar todo ese saldo acumulado a la hora de encarar lides internacionales.
Eso sin contar que mucha de esa experiencia y conocimiento individual también puede ser transferida a la cantera o relevo, y elevar los niveles motivacionales, así como deseos de superación entre los restantes miembros de preselecciones domésticas.
Ahora bien, del otro lado de la balanza, igualmente hay que colocar algunas cuestiones para nada despreciables: la primera es que, pese al escenario adverso impuesto por el caprichoso virus del Sars-Cov-2, la salida de las principales figuras en cada una de las disciplinas limita aún más el sistema competitivo nacional, el cual siendo objetivos está bastante deteriorado.
Salvo la Serie Nacional de Béisbol, apartando cuestiones de calidad relacionadas con el techo de nuestra pelota en la actualidad; ningún otro torneo del patio en materia de deportes colectivos goza de un aval cualitativo sólido, ni siquiera el baloncesto y el fútbol, los otros dos agendados con mediano rigor.
El voleibol, balonmano, polo acuático, hochey, softbol, generalmente cubren un calendario bien ajustado, con pocos partidos y más penurias que glorias. Y somos sabedores de que la variable economía se antoja un enemigo adicional.
Sin embargo, el boxeo, la lucha y el atletismo fundamentalmente, han logrado mantener sus certámenes nacionales con mayor notoriedad, y han mantenido esa fidelidad a la estructura piramidal en mayor o menor medida desde las categorías inferiores, cuestión en la cual, desde mi modesto criterio, el judo y el taekwondo han cedido terreno.
Otra cuestión es el hecho de la concentración de deportes en materia contractual.
Sorprende ver cómo la lucha, que tan buenos dividendos patentó en la Bundesliga alemana, actualmente carece de contratado alguno; o como los dos deportes más aportadores de preseas en Juegos Múltiples, como el atletismo y la natación, tampoco tienen a ningún representante acogido a políticas de contratación; como tampoco la gimnasia artística, otro monstruo, y el cual ha vuelto a caer en un declive.
Toca revisar cada una de estas especialidades y ver de qué manera se patenta una apertura que permita la inserción del talento en esos contextos.
Cuba necesita contar con ligas de prestigio, al menos a nivel regional, como lo poseen Brasil y Argentina, buscar mecanismos de patrocinio con alguna marca deportiva, sin que la mercantilización nos abrume o consuma, rescatar una serie de competiciones que a nivel regional solíamos organizar como mítines del circuito NACAC en el campo y pista, los famosos CCCAN en el caso de la natación, y mantener aspirando a niveles cualitativamente superiores el Internacional Granma-Cerro Pelado de luchas, El Grand Prix de judo de La Habana, y cualquier otra justa de carácter similar que podamos organizar.
La apertura bien pensada y proyectada, debe darse en todas las disciplinas posibles. Sin descuidar o abandonar nuestra columna vertebral y punto de partida: los entornos de desarrollo doméstico.
Brillar es la aspiración de todo atleta, probarse al máximo nivel, pero si el despegue de ese brillo no comienza en casa, perderemos buena parte de la batalla.
Incluso en algunos casos, como parte de la rúbrica, o previa a esta, cuando los clubes manifiesten su interés inicial por un deportista determinado, sería factible, en caso de proceder, dejar que el atleta se desempeñara un año o parte de la temporada acá, y luego marchar a probarse a ese otro nivel.
Algunas ideas amigos. Comienza un año y se acelera el trayecto por este ciclo que culmina en París 2024. Juntos podemos hacer de esta política, reitero positiva, un arma perfectible en función del desarrollo de nuestro movimiento deportivo.
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Comentarios
Ramon
armando amieva
Carlos de New York City
Teresa g
Carlos de New York City
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