Arborescencias: el arte y el mundo interior de Jesús Lara

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Arborescencias: el arte y el mundo interior de Jesús Lara
Fecha de publicación: 
12 Septiembre 2024
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Detrás de sus espejuelos negros de pasta, Jesús Lara tiene la mirada aguda del pintor y la serenidad del hombre que se explora a sí mismo y traspasa sus límites cuando los conoce.

Mi estilo es el cambio, así es la forma en que concibo la vida, no me gusta quedarme preso dentro de mi propia visión del mundo, necesito romper esas visiones que a lo largo del tiempo he ido construyendo, confesó en una entrevista exclusiva con Prensa Latina.

También adelantó detalles de Arborescencias, su próxima exposición que abrirá mañana en la Biblioteca Nacional José Martí y en la que reúne unas 40 obras para celebrar sus 35 años de vida artística.

Me siento cómodo creando, todo me da posibilidades: el grabado, la pintura, la escultura, el video, hablar con las personas, ser papá, todas esas cosas me dan posibilidades, expresó.

Precisamente, Arborescencias es una suma de experimentaciones visuales que han signado su obra en sus primeros 35 años de creación artística.

Además, señaló el artista, intentamos abarcar diversas manifestaciones: grabado, pintura y cerámica en varios estilos y técnicas, escultura, instalaciones… La fotografía, el audiovisual y el arte digital no están, pero también han formado parte de mi quehacer.

Diferentes resortes y mecanismos creativos están imbricados en esta exhibición que es una suerte de festejo: ver en una misma sala mis obras de diferentes años ha sido emocionante, dijo Lara.

“Mi método de creación ha sido siempre forzar todos los mecanismos cognitivos para lograr resultados bien diferentes unos de otros, no solo en la parte estructural, sino también en lo conceptual.”

Evidentemente, añadió, lo que pensaba y sentía a los 20 no es lo mismo que lo pensé y sentí a los 30, y luego a los 40… Y en el campo literario sucede igual, mi trabajo con las letras va de la mano con todo lo que he ido viviendo, con todo lo que he ido creando.

La pintura y la literatura son como dos grandes masas que marcan mi vida, dos grandes hemisferios, lo que sucede es que muchas veces la literatura no fue tan conocida en sus inicios y pasó a un segundo plano no visible.

¿Por qué nombrarla Arborescencias?

Arborescencias es como la unión de muchos paisajes, de muchas visiones que he ido recreado a lo largo del tiempo.

Tengo mi estudio en España y cuando estaba en el proceso de transportar las obras para La Habana, viéndolas todas juntas, me surgieron nuevas visiones creativas. Sentí una emoción muy intensa al ver todas las piezas, hay tantos momentos delante de una tela.

La primera pintura que se puede ver en esta muestra es de 1989, año en el que realicé mi primera exposición personal. El cuadro se titula Hombres en la cueva y me costó mucho trabajo restaurarlo, de hecho, cuando estaba organizando la exhibición temía que esta pieza ya no existiera.

Me lo encontré en unas condiciones precarias y no sabía si podía salvarlo, lo fui trabajando poco a poco y pudimos montarlo. Eso es algo que no había hecho antes: dedicarme a un proceso de restauración y tuve que estudiar, refrescar lo aprendido.

Para mí fue un reto muy interesante convertirme en el restaurador de mi obra, 35 años después volver a tocar un lienzo que empecé con 17 fue una nueva experiencia. Esa exposición Me refiero al hombre, tuvo una tremenda acogida por parte del público.

Luego pueden verse unas obras del 2003, como La cabra, del 2007, donde se incluye un retrato de mi hija, que nunca había estado antes en una muestra: cuando lo hice la niña tenía en ese momento dos meses y realicé el dibujo sobre un pañal de tela y con leche del seno materno.

De hecho, hice 12 dibujos similares a lo largo de un año y esta es la primera vez que expongo uno de ellos, esa es otra gran emoción.

Hay varias obras de un periodo muy alegre y eufórico, aunque soy bastante sobrio en el color y empecé con unas obras que parecen paisajes, pero son realmente una abstracción.

Por supuesto, se incluyen varias pinturas de paisajes, que son un trabajo por el que se me conoce bastante, recuerdo que el crítico de arte Rufo Caballero me decía que yo era el gran paisajista de Centro Habana.

Muchos de estos cuadros son reflejo de un paisaje mental que a la postre crea uno visual. Se trata de lugares donde por lo general los pintores no entran a trabajar y es muy complejo ese tipo de dibujo.

Los interiores de los bosques resultan bastante complicados, no soy del campo y mi imaginación ha tenido que nutrirse mucho de mis estudios de las cortezas de los árboles, de sus ramas… recuerdo que en esos tiempos iba por la ciudad mirando con detenimiento los charcos, las hojas…

Esos son estudios que no se dan en una academia, pero fui creando mi propia academia, adentrándome en los saberes que me interesaban, buscando recursos, todo lo que me sirviera para poder expresarme mejor…

Los colores estridentes no son muy comunes en mis obras, cosa que llama la atención porque los artistas caribeños suelen destacarse por el impacto de la luz en sus obras, con un sentido del color muy intenso…

Sin tener inicialmente conciencia de que fuese así, mis cuadros poseen un color que es más distintivo de los europeos, así lo he podido apreciar en las ferias internacionales y museos más importantes.

No viene de la academia, ¿fue muy difícil insertarse en el mundo del arte?

Uno es autodidacta en sus inicios, cuando está aprendiendo; una vez que aprendes, ya no lo eres.

Mi formación efectivamente fue autodidacta. Tal vez lo más difícil fue aceptar el rechazo de la academia, por la asignatura de dibujo fue que no pude entrar a la escuela de San Alejandro, ahora lo veo en retrospectiva, no creo que hubiese tenido tantos problemas de dibujo.

Luego, decidí venir a la Biblioteca Nacional José Martí, hace mucho tiempo y estudié a lo largo de cinco años, de manera autodidacta, e hice mi propia academia, pudiera decirse.

Por eso para mí es tan importante celebrar mis 35 años de vida artística en esta biblioteca, un lugar donde podría acceder a numerosos saberes de técnicas pictóricas, restauración, cerámica… ahora la presentación de mi obra aquí es como una especie de serpiente que se muerde la cola.

Esta exposición tiene una lectura interna que dice: con los ladrillos que me tiraron, construí mi castillo. No he hecho nada especial, he hecho lo que tengo que hacer. Esa es mi vida.

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