¿Nos derretiremos en Cuba?

¿Nos derretiremos en Cuba?
Fecha de publicación: 
6 Julio 2015
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Por estos días el calor es noticia. Se habla de olas de calor en Europa, de estudios que muestran récords de temperaturas… pero lo cierto es que en Cuba el calor es parte de nuestra vida cotidiana. Por más que lo hayamos sufrido o disfrutado, cada año cuando se acerca esta fecha, las frases de lamentos “¡que calor!” o “¡ay, Dios mío, qué es esto!” abundan.

La gente se saluda en la calle y después del “Qué tal” siempre viene un “Aquí, ya tú sabes, en lo mismo, sobreviviendo al calor, que este año es insoportable”.

En Cuba además de este súper sol, el clima es muy húmedo y eso hace que el verano sea más incómodo.

Se vende más abanicos, sombrillas, sombreros, champú para el pelo que se daña con la playa y cremas para cuidarse la piel. Aunque mucha gente no repara en las advertencias y por ahí vemos a los pequeños pasarse un día entero en la piscina o en la playa sin una camiseta o sin untarse protector solar.

El calor se nota también en el carácter. La gente a veces se pone un poco más agresiva, pero es comprensible… el calor nos enloquece. Un P lleno de gente a las 6 de la tarde, después de una jornada de trabajo, con calor y con el reguetón del chofer a todo volumen es como para volverse locos.

Pero no lleguemos a eso. El calor no puede ser nuestro enemigo. En definitiva, es nuestro clima lo que nos hace tan atractivos para el turismo. Y de seguro esa calidez en la atmósfera cubana ha influido mucho para que los cubanos seamos vistos como gente especial.

En esta isla tenemos fama de ser más limpios que en otras partes del mundo. Nos bañamos varias veces al día. Algunos dicen que eso es por gusto y que mientras más nos bañemos, más calor sentiremos. Es cierto que apenas hemos terminado de secarnos ya estamos sudando dentro del baño.

La teoría más efectiva la desconozco, pero no hay dudas de que los baños siempre refrescan algo. En estos tiempos, aunque parezca raro, es mejor hacerlo con agua caliente o tibia pues de esa forma eliminamos las impurezas y toda la suciedad acumulada durante el día, ya que se nos abren los poros, la limpieza es más profunda. Además, un baño caliente o frío siempre relaja.

En el verano la gente no para de abrir el refrigerador en busca de agua fría, sin embargo el agua fría nos mantiene dependiente de seguirla tomando, es mejor agua al tiempo, que calma la sed más rápido y es más saludable.

Además de los repetidos baños, en Cuba la gente limpia su hogar con más frecuencia, algunas amas de casa lo hacen porque son muy quisquillosas y otros, porque es la manera que encuentran de tener una superficie fresca donde descansar. Una vez que se termina el baldeo la familia entera se tira en el piso, como si estuvieran en la arena de la playa.

De hecho la gente lleva la playa a la casa. El tiempo que hay que invertir en colas para coger la 400 hasta Guanabo o un camión para ir al río, luego la gente y el calor dentro de la guagua… en fin, es mejor meterse en el tanque de agua de la casa o sacar la piscina inflable

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Los dichosos que tienen portal o balcón, usan estas partes del inmueble con más frecuencia en el verano. Y para los que pueden dormir con aire acondicionado en esta época no importa cuánto se pague, pero hay que ponerlo. Si en este tiempo sube el consumo yo digo que es inevitable. Es cierto que la gente tiene que cooperar por el ahorro del país, por el medio ambiente y por nuestro propio bolsillo, pero se va de las manos.

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Recién las autoridades cubanas anunciaron que el Sistema Electroenergético Nacional dispone de la capacidad instalada para cubrir la máxima demanda en el período vacacional masivo de los meses de julio y agosto. Bueno, una preocupación menos.

El calor se nota de muchas maneras, por ejemplo en la dieta que llevamos. En esta época se nos antoja más un helado o una ensalada de vegetales y un jugo que una sopa o un plato de frijoles.

La moda es el termómetro del verano en Cuba. Las mujeres usan ropas más cortas, los hombres andan en shorts y camisetas y todavía en los hospitales y cines nos dicen que no podemos entrar así, como si no viviéramos en el mismo país tropical. No digo que haya que andar con desfachatez. Hay shorts que parecen unos calenticos y dan vergüenza, tampoco se puede exagerar.

No han llegado las vacaciones y ya la gente está veraneando. “Si esto es así en mayo, qué nos espera para agosto”, comentan mis vecinas. Y todos los años nos preguntamos lo mismo. Pero cuando llega agosto hace el mismo calor de mayo y lo aguantamos igual; siempre con la esperanza de en este invierno “me pueda estrenar tal chaqueta que me compré, tales botas que me regalaron”…, pero al final esperamos la navidad y el 31 como si estuviéramos en pleno verano.

No sé si es especulación mía, pero creo que en Cuba está haciendo cada vez menos frío en los meses de invierno. Los efectos del cambio climático nos tocan a todos. De hecho, ello ocasiona que la frecuencia, la intensidad y el alcance de las olas de calor aumenten a corto plazo.

Durante los últimos 50 años las olas de calor se han vuelto cada vez más frecuentes en el mundo.

India y Pakistán han sufrido cientos de víctimas por recientes olas de calor. Sin embargo, medios de prensa reflejaron que esto se agudizó debido a que el fenómeno coincidió con el Ramadán, celebración religiosa durante la cual los musulmanes ayunan. En efecto, mantener el cuerpo hidratado es primordial para contrarrestar el golpe del calor.

 

El exceso de calor puede causar también insolación y fatigas, accidentes cardiovasculares y trombosis. En general, las olas de calor pueden agudizar cualquier enfermedad previa. Pero los riesgos están directamente relacionados con la vulnerabilidad de la persona y las temperaturas a las cuales está acostumbrada.

En los países más cálidos, como el nuestro, los habitantes pueden enfrentar mejor el aumento de temperaturas.

En Europa se está viviendo actualmente una o múltiples olas de calor. España, por ejemplo, ha sido un país históricamente afectado, según muestran las noticias. Las altas temperaturas que en 2003 causaron la muerte de miles de personas marcaron un momento en la historia ya que ese suceso se reconoció como uno de los mayores desastres nacionales.

Las estadísticas han demostrado que de todos los desastres naturales, las temperaturas extremas de calor están entre los más letales, pues han acarreado más muertes que inundaciones, terremotos y tornados.

Estos fenómenos son más comunes e intensos en climas secos. En las regiones húmedas la cantidad de agua atmosférica ayuda a regular las temperaturas.

El clima de Cuba es cualquier cosa menos seco. Aquí hay una humedad tremenda y si no, que le pregunten a las mujeres que viven pendientes de su cabello y que no han tenido más remedio que hacerse la keratina y aplicar  más seguido la plancha.

Pero según estudios científicos, el cambio climático provocará cambios en la frecuencia de las olas de calor en regiones donde tradicionalmente ocurren y también generará una alteración de la distribución geográfica de los desastres. O sea, pudiera haber olas de calor en lugares donde nunca antes hubo.

Entonces, ¿estamos en riesgo nosotros también? ¿Nos derretiremos en Cuba? Espero que no. Yo, por el momento, voy camino de mi segundo baño hoy. A usted le sugiero que haga lo mismo para refrescarse.

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