Recuerda Alemania cinco décadas de la muerte de Hermann Hesse

Recuerda Alemania cinco décadas de la muerte de Hermann Hesse
Fecha de publicación: 
9 Agosto 2012
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Alemania conmemora hoy los cincuenta años de la muerte del escritor Hermann Hesse, uno de los más leídos en alemán, nacido en Calw, en el estado federado de Baden Württenberg, en 1977, y muerto en Montañola, Suiza, en 1962.

Hesse, nacionalizado suizo, vendió 140 millones de copias en todo el mundo y fue uno de los dos únicos autores suizos en ser galardonado con el Nobel de Literatura, que recibió en 1946, a un año del fin de la Segunda Guerra Mundial.

Hijo de un antiguo misionero, ingresó en un seminario, pero pronto abandonó la escuela: una descripción de la rígida educación evangélica ocupa las páginas de una de sus primeras obras, Bajo la rueda (1906).

«Las cosas estaban así: desde los trece años para mí quedó claro que en mi vida sería yo un escritor o nada», según trató de explicar más tarde.

Después de varias otras escuelas, un intento de suicidio y una experiencia de trabajo en una fábrica, Hesse pareció encontrar paz en una librería donde empezó a trabajar como voluntario.

Fue autodidacta de la literatura, pasión que se intensificó hasta que reunió el impulso suficiente para publicar por primera vez en 1904, con la novela Peter Camenzind.

Las críticas del público a sus primeras obras, la muerte de su padre y la enfermedad mental de su mujer Maria Bernoulli, con quien tuvo tres hijos, le significaron una dura crisis a comienzo del siglo XX.

Encontró ayuda en el psicoanálisis que empezó en 1917, el primer escritor de lengua alemana en acudir a esa terapia, época en la cual descubrió e incursionó en la pintura, donde también se hizo famoso.

En 1924 se separó de su mujer y obtuvo la nacionalidad suiza, país donde fue a vivir y escribió sus obras más celebres.

En la segunda década del siglo pasado, sus textos se hicieron más simbólicos tras sus recorridos por Oriente, como Viaje al Este, de 1932, o Siddharta, de 1922, fruto de su estancia en la India.

Frente al auge del partido nacionalsocialista, Hesse abandonó la Academia Prusiana de las Artes, mientras su obra empezó a ser considerada inadecuada en la época nazi, lo que no le impidió ayudar a sus colegas Thomas Mann y Bertold Brecht a exiliarse.

El lobo estepario (1927), Narciso y Goldmundo (1930) y El juego de abalorios (1943), su última novela, están también entre los textos imprescindibles de su obra.

En su última novela propuso su ideal de cultura: una sociedad que recoge y practica lo mejor de todas las culturas y las reúne en un juego de música y matemáticas que desarrolla las facultades humanas hasta niveles insospechados.

Fue en gran parte por esa obra tardía que le fue concedido en 1946, el premio Nobel de Literatura.

En Calw esta semana los bancos públicos muestran frases célebres del escritor, mientras en el museo local Hermann Hesse se cuadruplicaron los turistas en los últimos dos meses.

Karl-Wilhelm Meiritz, director del museo, aseguró que normalmente se reciben unas ocho mil 500 visitas anuales, cifra ya superada en este agosto.

El responsable de cultura de esa misma ciudad, Hans-Martin Dittus, confirmó el interés renovado: en lo que va de este año se pidió cincuenta por ciento más de visitas guiadas a los lugares que atestiguaron el devenir de Hesse.

Pero todavía más allá del interés «turístico» por el escritor, la conmemoración de su obra se desarrolla en estos días en el debate intelectual, en la prensa y en la televisión alemanas.

Mientras la televisión local de Baden Württenberg, SWR, programó un día entero de entrevistas y lecturas de Hesse, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung dedicó el pasado fin de semana un especial al escritor.

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