Sin nombre propio en la multitud

Sin nombre propio en la multitud
Fecha de publicación: 
1 Mayo 2019
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La prensa no lo incluirá en sus fotos ni reseñas en este día de desfile.

En verdad, casi nadie reparó en aquel anciano que avanzaba solo, remolcando con entusiasmo sus ochenta y tantos años entre la cascada de pueblo que se encaminaba a la Plaza de la Revolución.

Solo mis vecinos lo advirtieron, se asombraron, y decidieron apresar en una foto todo lo que simbolizaba aquel viejito tenaz. Puede llamarse Ricardo, Segismundo, Pedro, Juan Francisco, Lázaro... nunca sabremos su nombre, pero sí intuir los motivos que lo llevan bajo su boina verde olivo, sus espejuelos de gruesos cristales y su pulóver rojo, a ser uno más en el desfile.

Quedará en la interrogante por qué iba solo, sin compañía de vecinos, amigos o familia. Pero en lo firme de cada paso que daba junto a tantos podía leerse que le iba la vida: toda una vida de lealtades, confianza, gratitud y desvelos por una Revolución que lo hizo persona y lo ayudó a que le retoñaran hijos y nietos en medio de la dignidad y el decoro.

Aquel hombre sin nombre conocido se sumaba a la marcha por él, por su pasado y su futuro este Primero de Mayo.

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