Justin Trudeau: Ancho le queda el traje del padre

Justin Trudeau: Ancho le queda el traje del padre
Fecha de publicación: 
18 Abril 2019
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No sé si lo que está haciendo (o deshaciendo) Justin Trudeau es con la esperanza de seguir gobernando Canadá, si triunfa en las elecciones de fin de año, pero sus desajustes, marcha atrás e incumplimientos de promesas le han hecho caer estrepitosamente en el favor popular.

Ya no es aquel joven que acudía personalmente ante la población aborigen y otras capas desposeídas para tratar de mejorar su calidad de vida, ni el preocupado por la contaminación del medio ambiente provocada por métodos inadecuados de explotación petrolera.

Es más, para estar a tono con otros desgobiernos del continente, ya tiene problemas que lo ligan a la corruptela que corroe mentes y provoca todo tipo de entuerto mental, y lo hace caer aún más bajo, con tal de protegerse.

Esto tan solo llenaría el espacio de un comentario regular que pudiera ser destinado para explicarlo, lo cual haremos más adelante. Sin embargo, lo triste de todo esto es que su padre, Pierre Elliot Trudeau, amigo de Cuba y de Fidel, siempre fue un ejemplo para cualquier otro gobernante, independientemente de su ideología, sin claudicar ante cualquier manifestación nazifascista.

Pero el hijo de Trudeau, Justin, no; de ahí que, de “chancear” y burlarse de la figura y modo de Donald Trump, el presidente norteamericano, se convirtió en su gran adulador, soportó todo tipo de insultos del magnate y fue fiel a su política internacional de claro estilo reaccionario, principalmente contra Venezuela.

Así, acaba de dictar el cuarto bloque de sanciones contra el país suramericano en 24 meses, esta vez contra el Ministro de Relaciones Exteriores y otros 42 funcionarios, luego de ingresar en el conservador Grupo de Lima, apoyar al pelele elegido por Washington para presidente interino y exigir a Caracas que realice nuevas elecciones generales.

En fin, solo le falta apoyar y participar en la agresión militar que Trump y sus halcones pretenden realizar contra el Gobierno Bolivariano, no importa las víctimas que, “humanitariamente”, provoquen en el pueblo.

Corruptela

No sé si algunos venden su alma al Diablo para tratar de tenerlo todo, como Dorian Gray, pero algo ha fallado acerca de Justin Trudeau, porque no ha podido evitar ser sindicado en eventos corruptos, que, junto al incumplimiento de promesas al pueblo, le han hecho rebajar otro 4% en simpatía, que llegó a ser de más del 80%, hoy en solo 34%.

Hace unos días, un escándalo político puso en jaque a Trudeau, cuando Jody Wilson-Raybould, exministra de Justicia y exfiscal general, lo acusó a él y a funcionarios de su oficina de haber impedido la investigación contra SNC-Lavalin, una empresa de ingeniería denunciada por fraude y corrupción.

El escándalo tomó importantes dimensiones el 27 de febrero, con un detallado testimonio de Wilson-Raybould. Desde entonces, parte de la oposición canadiense ha estado pidiendo la renuncia de Trudeau, quien responde con evasivas, diciendo que todo lo ha hecho bien, mientras comienza a perder adeptos, según las últimas encuestas.

Jody Wilson-Raybould, política del Partido Liberal, fue nombrada como ministra de Justicia y fiscal general en noviembre del 2015. Fue la primera persona de procedencia indígena en ocupar un puesto ministerial en el país.

El 14 de enero del 2019, en una reorganización del gobierno, fue destituida de su puesto y nombrada ministra de los Asuntos de Veteranos. En el comunicado divulgado aquel mismo día explicaba que "el titular de Justicia y fiscal general de Canadá es algo diferente de los otros ministros del Gabinete […], debe ser independiente". No obstante, menos de un mes después, el 12 de febrero, abandonó el gobierno.

Cinco días antes, el periódico canadiense The Globe and Mail publicó un material en el que afirmaba, refiriéndose a fuentes anónimas, que la oficina del Primer Ministro había presionado a Wilson-Raybould cuando era fiscal general para que no investigara el caso de SNC-Lavalin Group Inc., acusada de sobornar a altos funcionarios en Libia.

SNC-Lavalin es una compañía de ingeniería especializada y uno de los líderes globales en su sector. La multinacional tiene su sede en Montreal (Quebec), cuenta con unos 28 000 empleados y opera en más de 100 países.

Sus problemas empezaron en el 2011 en México, con el arresto de un grupo de personas bajo la sospecha de haber planeado sacar a escondidas de Libia a uno de los hijos del exlíder libio Muammar Gadafi. Entre ellas estaba Stephanie Roy, ejecutivo de la empresa canadiense. Más tarde, uno de los altos empleados de SNC reveló anónimamente a un corresponsal del canal canadiense CBC que el grupo sobornaba al régimen de Libia y le blanqueaba dinero en los bancos de Suiza.

Riadh Ben Aissa, director ejecutivo de la firma, fue arrestado en este país centroeuropeo y confirmó su culpabilidad. Según la acusación, había canalizado decenas de millones de dólares depositados en bancos de Suiza y paraísos fiscales para sobornar a altos funcionarios de Libia y obtener contratos de miles de millones de dólares en el país norteafricano.

En su declaración ante la Comisión de Justicia de la Cámara de los Comunes, Wilson-Raybould expuso detalladamente su versión y reveló los nombres de algunos de los altos cargos del gobierno involucrados.

Dijo que los miembros del gabinete, e incluso el propio Trudeau, la presionaban, hasta expresar "amenazas veladas", para que limitara la demanda a un acuerdo de suspensión de procedimiento. Este tipo de acuerdo podría sustituir el enjuiciamiento criminal por una multa.

En caso contrario, la empresa saldría de Canadá, persuadían los funcionarios, y el país perdería miles de puestos de trabajo. Wilson-Raybould explica que estaban preocupados por las repercusiones políticas del caso de cara a la próxima campaña electoral: los comicios están previstos para el 21 de octubre próximo.

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