Cancillería rusa aclara diferendo tras supuesta acusación de BBC

La Cancillería rusa confirmó hoy la ausencia de alguna formulación oficial de una queja de la cadena de radio y televisión británica BBC por la publicación detallada de datos de sus corresponsales en este país.

Nos dirigimos a la representación de la BBC en Rusia para aclarar si había presentado alguna queja por la salida en Internet de todos los datos de sus 44 empleados, señaló la vocera del ministerio ruso de Asuntos Exteriores, María Zajarova.

Recibimos una extraña respuesta de parte de representantes de la corresponsalía de la BBC, pues indicaron que de ninguna manera podía confirmar el envío de queja alguna a la Cancillería rusa, pues ello lo dirige Londres directamente, señaló la portavoz.

El Reino Unido acusó ayer a la Cancillería rusa de estar detrás de la publicación de los datos de sus periodistas, aunque estos aparecieron en el portal Pikabu, en nada vinculado al estado ruso.

La publicación de los datos, que según la versión de Londres, contenía información confidencial solo entregada al referido ministerio, se produjo poco después que ocurrir algo similar con los reporteros de la agencia Sputnik y el canal Russia Today (RT).

Zajarova aclara que la extraña actitud de la oficina de la BBC en Moscú refuerza la versión de que la supuesta queja, a la cual se refirió el Foreign Office, es una noticia falsa (fake news). Todo se planifica y dirige desde Londres.

La aparición la semana pasada de la información confidencial de los reporteros de Sputnik y de RT en una página muy similar a la tristemente célebre Miratvoretz (Pacificador), fue calificada por Moscú de muy lamentable.

Miratvoretz, cuyo cierre en su momento exigieron dirigentes europeos, es una página digital en Ucrania, donde aparecen los datos de personalidades, tanto de ese país como extranjeros, que Kiev considera como traidores a su causa.

Ello llevó a que en algunas ocasiones, las personas aparecidas en la citada página fueran víctimas de agresiones.

Por ello, Moscú estimó que la imitación hecha por especialistas en Londres era contraproducente.

Ahora Reino Unido intenta culpar a la Cancillería rusa de la mencionada práctica en Pikabu, a partir de una supuesta queja de la BBC, pero, al parecer, el Gobierno británico mintió al respecto, consideró Zajarova.