El «cerebro» tecnológico de los JJ.OO. se blinda ante los ciberataques

El «cerebro» tecnológico de los JJ.OO. se blinda ante los ciberataques
Fecha de publicación: 
19 Julio 2012
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No muy lejos del estadio olímpico, en un rascacielos del distrito financiero de Canary Wharf, un regimiento de 450 guardianes de la tecnología vela porque la celebración de los Juegos de Londres 2012 sea un éxito. Constituyen el núcleo invisible que garantiza un funcionamiento integrado de todos los soportes relacionados con las tecnologías de la información. Nada puede fallar. En medio de una fuerte polémica por la seguridad en las sedes olímpicas, la pesadilla aquí es que un apagón o un error en el sistema de datos pueda robar el protagonismo a los atletas.

La multinacional francesa Atos, socio tecnológico del Comité Olímpico Internacional (COI), es la responsable de desplegar precisión y rigor a la máxima potencia. La munición, más de 10.000 ordenadores y 1.000 servidores distribuidos en 94 localizaciones, sometidos a más de 200.000 horas de prueba, incluyendo la simulación de ataques informáticos. La ciberseguridad es el gran reto al que se enfrenta este cuartel tecnológico de las Olimpiadas de Londres.

El sistema que alimenta tecnológicamente al mayor evento deportivo mundial es un caramelo para los mejores piratas informáticos del mundo, que tratarán de poner al límite su destreza. «Estamos utilizando a miles de hackers éticos para evaluar el sistema, nos apoyamos para ello en empresas externas que tienen gente especializada en ese tipo de actividad», explica Michele Hyron, jefa de Integración de ATOS, durante la visita de ABC a las instalaciones.

Entre 12 y 14 millones de ciberataques

Es habitual que las grandes empresas «recluten» a estos llamados «hacker éticos», o piratas informáticos que han salido del lado oscuro para ayudar, a cambio de una buena remuneración, a las «fuerzas del bien». Se esperan entre 12 y 14 millones de ciberataques por día durante los Juegos de Londres, aunque sólo un 20% llegará a clasificarse como un incidente formal y dará lugar a una investigación.

El oro olímpico para los hackers sería irrumpir en la consola de información de los juegos y colocar mensajes de motivación política. Según el vicepresidente de Atos, Patrick Adiba, esta golosa hipótesis es algo completamente fuera de su alcance. «Todo funciona en una red muy segura. Nuestro papel es hacer el seguimiento en tiempo real y en cuestión de milisegundos bloquear cualquier línea que esté mostrando un comportamiento anormal».

Una de las grandes innovaciones es la inmediatez con la que operará el sistema de resultados. Los comentaristas podrán recibir la información en tiempo real, independientemente del lugar donde se hallen. Desde Brasil, México o España, los periodistas recibirán la información en milésimas de segundo, como si estuvieran en el estadio.

Este centro de operaciones, que ya está plenamente operativo, además de distribuir los resultados de las pruebas instantáneamente, gestionará la intranet y las acreditaciones de los 10.500 atletas, 21.000 periodistas y 70.000 voluntarios que se congregarán en la zona olímpica durante la celebración del gran evento.

Ante un ataque terrorista

En el caso de que se produjese un ataque terrorista –la principal amenaza para estos Juegos, según los análisis que manejan las fuerzas de seguridad- que forzase a las autoridades a desactivar las redes móviles, las infraestructuras tecnológicas seguirían funcionando.

Si, en un caso extremo, el edificio de Canary Wharf que alberga el «cerebro» tecnológico de los Juegos se viera dañado, la organización dispone de unas instalaciones auxiliares en un emplazamiento que mantienen en secreto.

Así es la gran fórmula para que nada falle que una y otra vez encontramos en lo que algunos llaman los Juegos de la «hiper-seguridad»: estar preparado para la adversidad, planear lo imprevisto y minimiza el riesgo. En el caso de ATOS, han invertido casi dos años y 200.000 horas de pruebas para asegurar que todo funcione como una maquinaria perfectamente engrasada.

«Simulamos errores para resolver problemas, para asegurarnos que la gente puede reaccionar. Es fundamental que la gente sepa cómo interactuar, cómo informar para estar seguros que las personas y los sistemas operativos funcionan en armonía», sentencia Adiba.

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