EN FOTOS: El fin de la Fiesta del Fuego
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AIN FOTOS: Miguel Rubiera Justiz
Una marejada de pueblo bajó a paso de conga hasta la Alameda del puerto santiaguero para ser testigo de la tradicional ceremonia de la Quema del Diablo, que cerró las actividades de la 32 edición del Festival del Caribe.
En la jornada final, el artista Alberto Lescay y el sacerdote mayor de la Regla Palo Monte de esta ciudad del oriente cubano entregaron la Mpaka -símbolo de esta festividad- a la viceministra de Cultura de Colombia, María Claudia López, y al embajador de esa nación suramericana en Cuba, Gustavo Bell.
De esta manera, la pequeña isla de Martinica -país invitado de honor a esta festividad- pasó la estafeta de los convidados a la cultura del Caribe colombiano, patria del vallenato y del célebre carnaval barranquillero.
Luego de la acostumbrada bendición al pueblo santiaguero, inició la exultante procesión de clausura de esta Fiesta del Fuego, que compite en cromatismo y prodigalidad espiritual con el popular Desfile de la Serpiente -efectuado hace apenas unas jornadas.
Desde la Plaza de Marte hasta el mar marcharon diversos grupos portadores de la cultura tradicional del gran Caribe y delegaciones extranjeras -incluidas las de países como Argentina y Uruguay-, que mostraron música, danzas y trajes representativos de la diversidad identitaria de esta región.
La Conga de los Hoyos -la más aclamada en esta urbe- arrastró una oceánica multitud que bajó bailando la céntrica calle Enramada hasta el mar.
Allí, una gigante armazón de madera -el Diablo metafórico de esta bacanal- fue incinerada, como exorcismo para los malos espíritus y, por tanto, como seguro de bienaventuranza hasta el próximo año.
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