Historias de madres campeonas

Historias de madres campeonas
Fecha de publicación: 
23 Agosto 2018
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Casi nunca tenemos todos los detalles que conforman un resultado deportivo. Vivimos el momento del éxito o del fracaso, pero no siempre sabemos qué hubo detrás… o no recordamos qué hizo posible el disfrutado o triste instante.

Por suerte, a veces se conoce todo de antemano, o luego escuchamos historias de sacrificios, de ausencias de seres queridos en momentos importantes, que más allá del deporte complementan la vida de cualquier atleta.

Extrañar a los que no están en el minuto de gloria, pensar en ellos cuando se recibe la medalla, son sentimientos presentes en el podio, en especial por quienes han “dejado” a sus hijos miles de kilómetros atrás para cumplir otros sueños.

Así se sintieron, en momentos diferentes, dos de las tantas mujeres que representaron a Cuba en los recientes Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla: Maydenia Sarduy y Mileysi Argentel.

Arquera la primera, jugadora de hockey sobre césped la otra. Ambas treintañeras, “veteranas” de momentos importantes en los escenarios competitivos, y ahora con otro sentimiento en común: ser madres y exitosas deportistas a la vez.

MAYDENIA COMPENSÓ EL SACRIFICIO

Figura principal dentro del equipo femenino de arco recurvo, Maydenia regresó en septiembre pasado a estos “trajines”, dejando en casa a Amanda y Aitana.

«Es mucho sacrificio, cuando solo tenía a mi primera bebé lo veía más fácil. Ya con la segunda es más complicado, aún es pequeña (año y medio) y estar al tanto de sus necesidades es difícil. Pero esta es la recompensa del sacrificio hecho», reconoció tras celebrar una medalla de plata y dos de bronce.

Ella fue la más premiada del grupo que en Barranquilla superó las expectativas, como premio al empeño colectivo. Y no fue solo su logro, sino el de todos y en especial de los que más cerca colaboraron con su retorno.

«Tengo a mi suegra que mejor no la quiero, es de oro, y pese a tener 81 años me ayuda cien por ciento. Mi esposo, entrenador del equipo nacional de taekwondo, cuando estoy que no puedo más del cansancio me ayuda en todo», confesó segura de que sin esos puntales hubiera sido imposible.

Tampoco se hubiera logrado nada sin la unión del equipo femenino, con Elizabeth Rodríguez y Karla Fals. Igual sin el aliento de Vladimir Quintas, ahora preparador de los hombres, pero durante años al frente de las muchachas.

«Karla es la más jovencita y ha acoplado muy bien. Elizabeth tiene un talento inmenso y aunque no pensamos igual hemos llegado al consenso de que solo la unión nos llevará al objetivo propuesto», reconoció cuando de resultados se habló.

«Imagino que Vladimir hubiera deseado vivir este logro siendo mi entrenador directo, pero es parte suya también. Durante mi reincorporación tuve bajas y altas… más bajas que altas la verdad, y él me dio ánimo, logró llevarme a los recuerdos de mis mejores competencias y eso hizo que me motivara. Se lo agradezco mucho», aceptó feliz, con una sonrisa que se volvería más amplia horas después, cuando Amanda y Aitana volvieron a sus brazos.

ARGENTEL, EL ALMA SOBRE EL TERRENO

Si le hubiesen dicho hace cinco meses que después de su cesárea estaría de regreso entre pelotas y bastones de hockey, dedicando horas eternas a recuperar la forma, no lo hubiera creído.

Pero llegado el momento, a Mileysi no hubo que repetírselo muchas veces. Ella entendió el reclamo de un colectivo técnico consciente de que la necesitaría para ponerle ritmo al propósito dorado.

Y se cumplió. Ocho meses después de convertirse en madre por primera vez, se llevó su segundo título centrocaribeño, que de paso la colocó junto a sus compañeras en los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

«Ha sido un proceso bien difícil, aunque conté con el apoyo de mi familia, algo fundamental para cada propósito que te trazas», recordó luego de la euforia por el triunfo.

«El eterno agradecimiento a mi familia, mi papá, mi esposo, mi comadre que estuvo casi todo el tiempo cuidando a la niña para poder incorporarme. Confiaban mucho en mí, me decían que les hacía falta al equipo para impulsarlo y creo que cumplí», aceptó ahora, sin darse total cuenta del reto que asumió.

 

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