Victoria multirracial en… el país que envió un mensaje de paz al mundo

Futbolistas de origen africano y árabe, nacidos algunos en otras tierras y nacionalizados, y blancos constituyeron una familia unida y triunfadora, para lograr repetir el triunfo obtenido en 1998, en esta ocasión frente a una Croacia que mostró un corazón enorme, con un Lucas Modric tan modesto como brillante y abnegado, escogido merecidamente como el ganador del Balón de Oro.

En el caso de “Les Bleus” (Los Azulea) intentaron y lograron borrar las participaciones realizadas en torneos pasados y se sacaron el clavo por la final perdida en la Eurocopa 2016, que ellos organizaron.

En Francia, decenas de miles de personas celebraron el triunfo del combinado galo, incluso en París, a pesar de que goza fama de ser la capital en el mundo que más odia el fútbol y donde sobresale el racismo que obnubiliza la cultura de la nación europea, y que este domingo 15 de julio recibió el fuerte golpe multirracial que merecía.

Sí, esta victoria del equipo francés, subrayo, fue una bofetada al racismo, del que tanto han sufrido sus jugadores allí y en otros lugares, como le pasó al excelente centrocampista Matuidi, del italiano Juventus en Verona. “Yo no soy una persona que odia y solo puedo sentir pena por quienes lo hacen ... El fútbol es una forma de difundir igualdad, pasión e inspiración” ,expuso acertadamente.

Pero como esto no es sólo una nota deportiva, aunque pudiera parecer, podemos señalar que todo lo contrario a lo que le ocurrió a Matuidi, estuvo presente en Rusia, avalado por múltiples funcionarios, corroborado por periodistas, no todos amigables, y por los millones de visitantes que llegaron a la enorme nación, donde tuvo lugar el evento mundial de fútbol considerado el mejor en toda su historia, destacado por la FIFA.

Allí, la Federación elogió el éxito del programa antidiscriminatorio utilizado en el Mundial efectuado por primera vez en Rusia, del 14 de junio hasta este domingo 15 de julio en 12 magníficos estadios de 11 ciudades sedes: Moscú, San Petersburgo, Samara, Saransk, Rostov del Don, Sochi, Kazán, Kaliningrado, Volgogrado, Nizhni Nóvgorod y Ekaterimburgo.

NO SOLO DEPORTE

Un programa amplio de diversidad cultural y de lucha contra la discriminación se desarrolló en el Mundial de Rusia, el más completo de actividades al efecto.
Antes del Campeonato fue elaborada una estrategia especial para asegurar una atmósfera que permitiese a cada aficionado sentirse como si estuviera en su casa y no se viera sometido a la discriminación.

Lo cierto es que Rusia dio un mensaje de paz con el Mundial de Fútbol, y esto fue constatado por hinchas que se sorprendieron con el magnífico ambiente encontrado en una nación tan vilipendiada por Occidente, que intentó de diversas maneras entorpecer y hasta impedir el evento.

Rusia demostró que puede organizar competiciones como el Mundial de Fútbol al nivel más alto, sin la más leve sombra de discriminación, porque garantizó la igualdad a lo largo del evento.

En los medios latinoamericanos, no es raro escuchar el asombro de los cronistas o hinchas que viajaron a Rusia 2018 por la amabilidad del pueblo anfitrión y la similaridad cultural en muchos aspectos. Al propiciar el contacto, el Mundial sirvió para derribar mitos y prejuicios sobre el país organizador.

Así lo explicó Martín Baña, profesor de Historia Rusa en la Universidad de Buenos Aires (UBA), quien aseguró que "en general" se entendió a Rusia "como un lugar exótico, extraño y muy diferente de lo que podemos considerar como cultura occidental", debido a "circunstancias históricas".

Reitero: Mensaje de paz al mundo de una Rusia donde efectuó un mundial de fútbol triunfal que tuvo como colofón la victoria merecida del único equipo favorito, y por ende multirracial, que llegó a la final.