Lo que demostró el pueblo cubano

El pueblo, ese al que desconocen y al que pretenden sustituir por mercenarios a sueldo, les dio otra lección de unidad y compromiso. Se quedaron con las ganas.

Los del patio, los que acostumbran a decir que estamos desesperanzados, apáticos y agotados, una vez más equivocaron sus apreciaciones. Contra las imágenes que hemos visto hoy, no valen ni millones de artículos cargados de mentiras y nocividad, ni opiniones de líderes fabricados o de intelectuales que vendieron sus plumas y pensamiento a las malas causas, todo se derrumba ante ese mar de pueblo que a lo largo y ancho de la isla ha demostrado su apoyo a la Revolución.

¿Qué van a decir ahora los que sin ningún derecho intentan hablar a nombre del pueblo y hacer demandas que no coinciden con las justas aspiraciones de este, los que pretenden hacer aparecer sus intereses personales como si fuesen los de la mayoría? Solo les queda reconocer o callar.

Los que tratan de erigirse en jueces de todos y de todo, quizás ahora alcancen a comprender que, para la continuidad y desarrollo de nuestro proyecto social los imprescindibles son los que sin tener los altos niveles de vida que ellos ostentan, desfilaron hoy por la plaza, esa mayoría que no se ha cansado ni se cansará de tener dignidad, independencia y patria propia, los que en sus manos tienen la capacidad no solo de señalar problemas y errores, sino también de solucionarlos. Tal vez muchos, a lo mejor la mayoría, no escriben en la internet, pero si escriben a diario páginas de heroísmo con su trabajo sin algazaras ni alardes de erudición, con el cual junto con sus sueños que no han dejado a nadie robarles, siguen tirando de la patria hacia el futuro.

El desfile de este primero de mayo ha constituido una muestra de la fortaleza de la Revolución, ha puesto de manifiesto el por qué Cuba, sin armas nucleares, con una población que no supera los 11 millones y medio de habitantes, sin grandes recursos naturales, una pequeña isla, en un mundo globalizado, sin tener el poderío militar y el potencial económico que hoy determinan la capacidad de influencia de las naciones, sea tan influyente, admirada, seguida y querida en el mundo.

La inconmensurable fuerza que emana de su ejemplo moral, de unidad, de resistencia y victoria frente a la hostilidad y el bloqueo del más grande imperio que ha conocido la humanidad, no puede ser contrarrestada con campañas mediáticas, ni invisibilizada ante los pueblos que nos ven como una esperanza, tampoco puede ser destruida por la fuerza de las armas, eso hace sentir impotentes a los que nos adversan.

Los cansados, los escépticos, los desesperanzados, los sombríos predicadores del pesimismo y los que se creen poseedores de la verdad absoluta, a un lado, ustedes no son el pueblo. El pueblo cubano es el que ha realizado esta hazaña que  es la obra de la Revolución, un poema épico real escrito con la sangre y el sacrificio de los mejores hijos de esta tierra, que cerrará inexorablemente con el logro de un socialismo próspero y sostenible, momento que marcará la victoria definitiva sobre todos nuestros enemigos.

Tomado de Postcuba